Cataluña
La operación diálogo llega a Barcelona
Enric Millo se reúne con Ada Colau para mostrar la predisposición del Gobierno de abrir puentes y abordar temás de interés municipal, como la reactivación de las obras de la Sagrera.
Enric Millo se reúne con Ada Colau para mostrar la predisposición del Gobierno de abrir puentes y abordar temás de interés municipal, como la reactivación de las obras de la Sagrera.
La «Operación diálogo» que el ejecutivo de Mariano Rajoy encargó a su número dos, Soraya Sáez de Santamaría, para encarrilar la cuestión catalana va más allá de la negociación con la Generalitat. El Gobierno es consciente de que la actitud desobediente de los independentistas, empeñados en saltarse los dictámenes del Tribunal Consititucional, puede echar al traste su nueva política de entendimiento. De ahí, que busque vías de diálogo con otros actores de la sociedad civil y resto de instituciones, como los ayuntamientos. En el ámbito local, es más factible que el ejecutivo central pueda reactivar su presencia en Cataluña y ser más flexible en sus concesiones.
Precisamente en este contexto se enmarca la primera reunión oficial que mantuvieron ayer el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Ambos celebraron el buen tono del encuentro, que duró algo más de dos horas y sirvió, sobre todo, para abrir «un espacio de diálogo periódico» para abordar temas de interés municipal.
Visita de la Vicepresidenta
En la rueda de prensa posterior a la reunión, Millo aseguró que el Estado aumentará su presencia en la capital catalana para «potenciar al máximo su activo», más allá de las diferencias ideológicas entre ambas instituciones. «La marca Barcelona es la mejor embajadora de la marca España», dijo el delegado, por lo que «el Estado la apoyará siempre». Tanto es así, que la vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría visitará en los próximos meses la Ciudad Condal para reunirse con su alcaldesa, si bien todavía no se ha concretado ninguna fecha.
Por su parte, Ada Colau, se mostró más prudente a la hora de valorar esta primera toma de contacto con la nueva delegación del Gobierno. Aunque celebró «reactivar unas relaciones que estaban muy paradas», advirtió que «la oferta genera expectativas y si se frustran la situación empeora», por lo que no dudó en pedir que se cumplan, principalmente, dos exigencias: la reactivación de las obras de la Sagrera y la recuperación de la inversión estatal en el transporte público. Medidas que, según Colau, podrían ponerse en marcha en 2017 ya que «sólo requieren voluntad política».
Con respecto al punto de la Sagrera, el delegado del Gobiernio reconoció que se trata de una infraestructura necesaria para la ciudad, pero que no podrá desarrollarse a corto plazo debido a sus altos costes, por lo que propuso elaborar «un calendario realista». En lo referente a la inversión en transporte, Millo también se mostró abierto a aumentar la participación estatal y recordó que ya se está haciendo un gran esfuerzo.
En esta primera toma de contacto, los dos políticos no quisieron enfrascarse en discusiones sobre puntos en los que discrepan, como la repaertura del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). Milló se limitó a recordar que depende de la legislación estatal y Colau a reprocharle que el centro carece de licencia municipal para esa actividad.
Al margen de este asunto, la alcaldesa destacó la necesidad de regular los alquileres abusivos «que hacen pensar en una nueva burbuja inmobiliaria y que están expulsando a las clases medias y a los jóvenes de la ciudad». No obstante, Enric Millo reconoció no «haber entrado al detalle» en estos temas, algo que harán en el nuevo mecanismo de diálogo permenente con el Ayuntamiento de Barcelona, cuya fórmula de seguimiento se «concretará en las pró ximas semanas», aclaró.
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