Inseguridad ciudadana

Las entidades vecinales de Nou Barris denuncian el acoso que sufre una mezquita

Insisten en que las administraciones y los cuerpos policiales «no actúan lo suficiente» contra los hostiles de la extrema derecha que hostigan a los asistentes que rezan. El barrio sigue dividido respecto al centro.

Los vecinos de la calle Japó se están mostrando divididos en lo referente a la presencia de una mezquita, aunque la mayoría son favorables.
Los vecinos de la calle Japó se están mostrando divididos en lo referente a la presencia de una mezquita, aunque la mayoría son favorables.larazon

Insisten en que las administraciones y los cuerpos policiales «no actúan lo suficiente» contra los hostiles de la extrema derecha que hostigan a los asistentes que rezan. El barrio sigue dividido respecto al centro.

La mezquita de la calle Japó del distrito barcelonés de Nou Barris sigue dando que hablar y creando polémica. Existen diversos conflictos respecto a este conflicto, tanto a nivel vecinal como ideológico. Fueron varias entidades las que ayer denunciaron, en rueda de Prensa el acoso que sufren casi cada día, siempre, al atardecer, por parte de ultraderechistas.

Desde el momento en el que se inauguró la mezquita, ha habido polémica, pese al apoyo de las entidades vecinales. La sala de oración, con capacidad para unas 90 personas, tiene todos los requisitos legales, pero siguen los hostigamientos. El vicepresdente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (Favb), Albert Recio, señaló que el asedio es continuo, y además denunció que «se está viviendo una situación intolerable». Estas entidades vecinales insistieron en que la mayoría de los residentes en la zona, muy tranquila por otra parte, no tienen problema alguno con la presencia de la mezquita.

Por su parte, el miembro de la Comunidad Islámica de Nou Barris Mohammed Ahchach insistió en que «cada día tenemos problemas, los que vienen de Democracia Nacional (DN) ven el incendio en el fuego, lo que pedimos es aplicar las normas».

Pidió a «quien tenga el poder que ponga una línea roja y aplique las normas, por la seguridad de nuestra comunidad y la de los vecinos y para que podamos ejercer nuestro derecho».

Parece ser que los vecinos de la calle Japó están divididos en lo que se refiere a la presencia de la mezquita. Según la Asociación Nou Barris Acull, son únicamente doce los residentes que se muestran contrarios a este centro religioso. No obstante, las pancartas que lo rechazan son abundantes, al menos en el mismo edificio.

Precisamente, desde Nou Barris Acull, su representante Lourdes Ponce, los hechos se remontan a cuatro años atrás, cuando la comunidad islámica del barrio, «a la que conocemos desde hace muchos años», se puso en contacto con las entidades para que les acompañasen en el proceso de abrir el centro de culto.

En enero del año pasado la comunidad consiguió el contrato para abrir la mezquita en la calle Japó, «por lo que quisieron presentarse a la comunidad de vecinos en una reunión para empezar una buena relación», relató. «Desde la primera reunión de vecinos, estos ya demostraron su rechazo absoluto y ya nos advirtieron de que no lo iban a permitir», remarcó, antes de añadir que dos meses más tarde empezaron las primeras caceroladas.