Ayuntamientos
Las piscinas públicas de Barcelona son escasas y demasiado caras
Utilizar este tipo de instalaciones puede llegar a suponer un desembolso de hasta 15 euros.
Utilizar este tipo de instalaciones puede llegar a suponer un desembolso de hasta 15 euros.
Con la llega del verano y las altas temperaturas, son muchos los barceloneses que van en busca del agua para darse un chapuzón y sobrellevar mejor el sofocante calor y, en este sentido, éstos tienen suerte de disponer de más de 4 kilómetros de playas urbanas, ya que el servicio y la oferta de piscinas y zonas de baño municipales descubiertas en Barcelona no se presenta como una buena alterativa.
La Ciudad Condal cuenta con 16 instalaciones públicas de estas características, las cuales se extienden por nueve de los diez distritos barceloneses, siendo el de Les Corts el único que no tiene ninguna. Sólo los vecinos de Sant Andreu y Horta-Guinardó disponen de tres piscinas municipales, mientras que los distritos de Ciutat Vella , Sants-Montjuic y Gracia cuentan con dos, y el Eixample Sarrià-Sant Gervasi, Nou Barris y Sant Martí, con una.
La mayoría de estas instalaciones inauguran la temporada a partir del mes de junio y cierran sus puertas a finales de agosto o principios de septiembre. Muchas de estas piscinas forman parte de centros deportivos municipales, los cuales disponen además de otras instalaciones, pero algunas de ellas son especialmente carismáticas o singulares como las piscinas Bernat Picornell, emblema de los Juegos Olímpicos del 1992; la Playa del Eixample, ubicada en el típico patio de este distrito en el que se simula una playa con arena, o el Llac de la Creueta, un lago con una escultura de Chillida reconvertido en piscina,
Pero al margen de un posible debate sobre si la oferta de piscinas municipales en Barcelona es amplia, variada o de calidad y si ésta satisface la demanda de los vecinos, el elevado coste de la entrada y uso de estas instalaciones hace que, en muchas ocasiones, la piscina no se contemple como alterativa válida a las playas, de acceso libre y gratuito. Si bien es cierto que en algunas instalaciones el precio de la entrada ronda los dos euros por adulto y día y muchas son gratis para los niños menores de uno o dos años, la realidad es que el precio medio ronda los siete euros, aunque en algunos casos incluso supera los diez euros. Así, por ejemplo, acceder a la Playa de l’Eixample supone el pago previo de 1,55 euros y bañarse en el Llac Creuta del Coll cuesta 2,35, pero la entrada general a la piscina del Centro Deportivo Parc Ciutadella cuesta 15 euros, a la de Can Caralleu 13,42 y a la del Centro Deportivo San Sebastià, 12 con 47 euros.
La explicación de esta diferencia de precios entre unas instalaciones y otras y el elevado coste de la entrada en algunas de ellas reside principalmente en que aquellas que tienen los precios más prohibitivos forman parte de centros deportivos municipales, los cuales si bien son de titularidad pública, su gestión está cedida a empresas privadas. Así pues, aunque es el Consistorio quien ostenta la potestad para fijar los precios de acceso a estos centros en función de los servicios que ofrece, el caso es que éstos sólo permiten acceder a su piscina a los socios -quienes no han de abonar nada para disfrutar de esta instalación- y a aquellos usuarios externos siempre y cuando previamente paguen entrada para hacer uso de todas las instalaciones como puede ser la pista de tenis o el gimnasio, pese a que frecuentemente su intención es simplemente la de bañarse.
Más madera
En este contexto no es de extrañar que las piscinas más económicas sean las que más usuarios registran verano tras verano. En este sentido, en 2015, una media de 934 bañistas al día visitaron la Playa de l’Eixample y en torno a 1.300 personas al día accedieron a la piscina del Llac Creueta del Coll.
El Ayuntamiento de Barcelona, consciente de esta situación y del elevado precio de la entrada a alguno de estos centros deportivos municipales, ha pretendido dar un paso adelante en favor de la accesibilidad de los barceloneses a las piscinas públicas estableciendo un plazo máximo de dos años para que todos estos centros cuenten con una tarifa familiar en su oferta, pese a lo cual el precio de la ntrada general a las piscinas públicas se mantendrá.
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