Barcelona
Los jóvenes piden a Colau que en 2016 responda al lastre del paro
El Ayuntamiento de Barcelona recibe un millón para un programa de ocupación juvenil
«¡Queremos vivir como nuestros padres!». La estudiante francesa que portaba un cártel con la citada reivindicación durante una manifestación en 2011 se convirtió en el símbolo de toda una generación. La de los jóvenes europeos marcados por la Gran Recesión. Los más afectados por el hundimiento laboral, los de los contratos precarios y los que tienen dificultades para emanciparse, hasta un 80 por ciento de los jóvenes españoles menores de 30 años vive en casa de los padres, según un reciente estudio del INE. Estas circunstancias, les impide planear y organizar su vida de forma similar a como en su momento pudieron hacerlo las generaciones anteriores.
En España, son los hijos de aquellos que nacieron en el desarrollismo, las generaciones posteriores a 1953. Mejor alimentados que sus padres, se criaron con la televisión y tuvieron un mayor acceso a la universidad.
Con una tasa de paro juvenil que duplica la tasa de paro adulta y roza el 34 por ciento en Cataluña, los jóvenes no se resignan al no-futuro al que parecen estar abocados. Y para muestra, un botón: más de la mitad de los jóvenes de Barcelona (52,3 por ciento) aceptarían un trabajo por un sueldo inferior al considerado justo y prácticamente la mitad (46,6 por ciento) trabajarían sin contrato. Y la gran mayoría (cerca de un 75 por ciento) se resigna a trabajar en un puesto sin relación con su formación, aunque hayan pasado cinco años en la universidad y dos en el extranjero cursando un máster y aprendiendo un segundo o tercer idioma.
La constatación más clara de que los jóvenes son conscientes de su precariedad es que la primera petición que dirigen al Ayuntamiento que ahora capitanea Ada Colau es la mejora al mercado laboral y las condiciones de trabajo, tal y como recoge un estudio elaborado por el propio Consistorio. Sin embargo, no resulta nada nuevo. Con el cambio de año y de Gobierno, no obstante, el problema sigue siendo el mismo: su falta de oportunidades. Ya en 2008, el paro juvenil en la ciudad era del 23,3 por ciento, mientras que era del 6,7 por ciento entre los de mediana edad y del 4,5 por ciento entre los mayores de 55 años. Con la crisis, el paro juvenil ascendió agrandando la diferencia y las políticas de empleo no se han ocupado lo suficiente de revertir la situación. La senda de la recuperación corre el riesgo de dejarlos en la cuneta. Es por ello que desde la Unión Europea se destinan fondos para incentivar la formación y el acceso del mercado laboral de este sector de la población. Barcelona ha recibido un millón de euros dentro de esta iniciativa, que permitirán atender durante el 2016 a 1.000 jóvenes de la ciudad.
Otro objetivo del programa europeo es reducir el número de «ninis». Según la OCDE, en Cataluña el 20 por ciento de los jóvenes de 16 a 24 años ni estudia ni trabaja, casi el doble que la media europea. Pero no siempre ha sido así. En 2007, un año antes de que explotara la crisis económica, la cifra de los que no tienen oficio ni beneficio se reducía a un 14 por ciento, según las cifras del Ministerio de Educación.
✕
Accede a tu cuenta para comentar