Consumo
Los lateros proliferan en Barcelona
El PP exige «reforzar el control policial» ante el incremento de esta actividad ilegal
Haga buen o mal tiempo en la Ciudad Condal conseguir una lata de cerveza paseando por las Ramblas por la noche no requiere ningún tipo de esfuerzo. Los propios lateros acuden al turista o autóctono con su mercancía visible en una de sus manos o algo más camufladas en una bolsa de plástico o mochila a la espalda. Comprarle un bocadillo a un vendedor ambulante a altas horas de la noche, a la salida de un local o discoteca, se ha convertido en los últimos tiempos en un clásico de la noche barcelonesa.
Y, entre la primera cerveza en la calle y el bocadillo, uno puede hacerse en cualquier parte del centro Barcelona con todo un arsenal de cachivaches luminosos de dudosa utilidad como gafas o anillos que emiten sin descanso luces estridentes. Porque el panorama es este y va en detrimento de los comerciantes y restauradores de la ciudad, entre otros aspectos, el grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona exige que el gobierno de Trias tome las medidas necesarias para poner coto a estas prácticas ilegales.
«Los vendedores ilegales aprovechan las zonas con mayor afluencia de personas para pasar desapercibidos y vender latas y bocadillos sin ningún tipo de control sanitario», denunció ayer el PP. El presidente del grupo municipal, Alberto Fernández, explicó que este tipo de vendedores no sólo proliferan en el centro y zonas de ocio, sino que aprovechan conciertos, encuentros deportivos y otras actividades que aglutinan a un buen número de personas en entornos como el Camp Nou o Montjuïc para «pasar más inadvertidos a los posibles controles policiales».
«Los comerciantes y restaurantes son los grandes perjudicados por este tipo de actividades ilegales, ya que mientras ellos pagan impuestos, cumplen horarios y normativas, hay una actividad ilegal que sigue creciendo en Barcelona», señaló Fernández.
Problema de salud pública
Como apuntaron también desde el PP, la venta ambulante implica un problema de salud pública, ya que «no hay un control sanitario» sobre los productos que se venden. Así, por ejemplo, «los bocadillos llevan salsa como mayonesa que pueden provocar un riesgo para la salud de los que los consumen», explicó el líder del PP municipal.
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