Barcelona

Mas pide por tercera vez un gobierno de concentración

El PSC defiende un ejecutivo de unidad con las siete fuerzas que dibujan el Parlament

Artur Mas llamó a los partidos a concentrar esfuerzos durante la visita al Museo Apel.les Fenosa en El Vendrell
Artur Mas llamó a los partidos a concentrar esfuerzos durante la visita al Museo Apel.les Fenosa en El Vendrelllarazon

El primer día del presente curso político en el Parlament de Cataluña empezó con una propuesta de PSC y el PP a Artur Mas para que formara un gobierno de concentración que dejara a un lado la consulta soberanista y se centrara en salir de la crisis. Mas, que por aquel entonces estaba negociando un pacto de legislatura con ERC, rechazó la oferta. Aunque logró firmar un acuerdo con Oriol Junqueras a través del cual los republicanos se comprometían a dar estabilidad al gobierno en minoría de CiU, ahora ERC amenaza con incumplir su palabra y no aprobar siquiera los primeros presupuestos de la legislatura.

Ante este panorama, Mas pide ahora un gobierno de concentración con ERC y el PSC, alegando que las finanzas catalanas viven una situación de «emergencia». La primera vez que lanzó el «SOS» fue durante una entrevista en un programa de radio. Y tanto ERC como el PSC rechazaron su oferta. La segunda, durante el balance de sus primeros cien días de gobierno. «Está en juego el país, no el gobierno», añadió. Pero su petición, aún vestida de drama, no logró convencer a Esquerra y el PSC. Es más, Junqueras redobló su presión sobre el Govern a quien amenazó con no aprobar los presupuestos ni siquiera si el objetivo de déficit se amplía al 1,5 por ciento, porque no quiere ser el responsable de unos recortes «salvajes». Aunque firmó un acuerdo de legislatura que contemplaba unos recortes de 4.400 millones basándose en un objetivo de déficit del 0,7 por ciento para las Comunidades Autónomas, ahora, los republicanos dicen que no asumirán un límite de déficit inferior al 2 por ciento.

Ante este amago de ERC, Mas volvió a plantear ayer la necesidad de formar un gobierno de concentración. Tras visitar el Museo Apel.les Fenosa, en El Vendrell (Tarragona), llamó a los partidos políticos catalanes a concentrar esfuerzos en defensa del interés general y ante la situación de «emergencia» que atraviesa Cataluña. «Si no somos capaces de cambiar el chip en un momento de máxima emergencia en el que el país está en juego, no saldremos adelante», advirtió. Fue un aviso, en el que, claramente, se pudo leer un mensaje a los republicanos». Mas admitió que la aprobación de los presupuestos –que el gobierno catalán afrontará las próximas semanas–, «será una prueba muy dura, nada fácil, incluso, incómoda y nada popular». Pero instó a quienes defienden «los valores básicos de la catalanidad», a a aplicar nuevo códigos en la política y a olvidarse de cada uno e identificar donde está el bien común.

El PSC, aunque se resiste a actuar como el salvavidas de Mas, entreabrió la puerta al gobierno de concentración que reclama el presidente de la Generalitat. Primero, durante una entrevista en la televisión pública catalana, el primer secretario del PSC, Pere Navarro, propuso un gobierno de concentración como el de Josep Tarradellas, el de la transición. Esto es un ejecutivo en el que participen los siete partidos que dibujan el Parlament de Cataluña, en el que no hace falta repartirse las conselleries, simplemente, participar en las decisión de las reuniones de gobierno. Y luego, en una rueda de Prensa en la sede del PSC, Navarro exigió un giro de 180 grados para entrar en su gobierno. Navarro admitió que «la distancia que nos separa es muy grande», que Mas tendría que aparcar la agenda soberanista, dar prioridad a las políticas sociales y adoptar medidas para reactivar la economía. Pero, «aunque vamos por caminos diferentes» y el margen para pactar los presupuestos es escaso, se sentarán a hablar.

Más beligerante se mostró Junqueras, que acusó de «no tener vergüenza» a quienes piden a su partido que apoyen unas cuentas «imposibles» debido a los límites de gasto que pretende imponer el Gobierno. El líder de Esquerra jamás se ha mostrado partidario de entrar a gobernar la Generalitat, ya que no quiere sufrir el desgaste de los recortes presupuestarios. Pero la insistencia de Mas le obliga a tener que preguntar para qué quiere un gobierno de unidad.

Duran avisa de que la consulta soberanista «no está en venta»

En un momento de máxima debilidad para el president de la Generalitat, con ERC amenazándole con no aprobarle ni siquiera los presupuestos de 2013 y ahogado por la situación de las finanzas catalanas, Josep Antoni Duran Lleida, ha cerrado filas esta semana con Artur Mas. El miércoles le animó a presentarse una vez más como candidato de CiU a la Presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones. Y ayer reiteró su apoyo al proyecto soberanista de Mas. Defendió que la consulta soberanista «no está en venta» y descartó renunciar a su convocatoria, pese a las propuestas económicas que puedan llegar del Gobierno de Rajoy. Propuestas como una mejora de la financiación catalana, que debe revisarse este año, o una mejora de la flexibilización del déficit que Gobierno y Generalitat están negociando en un plano discreto.