Mossos d'Esquadra
Buch nombra a Miquel Esquius como nuevo jefe de los Mossos
Ascendió como número dos de la policía catalana con su antecesor, Ferrán López
Ascendió como número dos de la policía catalana con su antecesor, Ferrán López
La calma parece destinada a instalarse en los Mossos d'Esquadra. Como mínimo esa es la intención que se desprende de la última decisión del conseller de Interior, Miquel Buch, que nombró ayer a Miquel Esquius como nuevo comisario jefe de la policía catalana, un puesto que había estado vacante desde el 14 de junio cuando su antecesor, Ferrán López, dimitió. Esquius, de 55 años, con 32 de experiencia en el cuerpo y proveniente de la división de Tráfico, responde a un perfil «bajo y no estridente», como resumen algunas fuentes del cuerpo consultadas por este diario, lo que contribuirá a sosegar las aguas y restablecer la normalidad rota por el «procés».
La decisión de Buch, además, tiene todavía mayor carga significativa al haber descartado en el último suspiro al principal aspirante pasa asumir las riendas, Joan Carles Molinero, que había ostentado siempre responsabilidades en información en los Mossos d'Esquadra, funciones muy ligadas a las dinámicas políticas. De esta manera, con el giro en el último momento, el conseller cede el testigo a Esquius, muy alejado de posicionamientos políticos –aunque algunas voces recuerdan que fue cercano a la antigua Convergència–. Ambos habían estado durante las últimas semanas al frente del cuerpo –Esquius como comisario jefe de la Comisaría Superior de Coordinación Territorial y Molinero como jefe de la comisaría de la región policial metropolitana de Barcelona–, junto a Andreu Martínez (Director General), que había asumido el mando. Un escenario que había generado gran incomodidad en la policía, ya que nunca se había dado la situación de que un político (Andreu Martínez) atesorara la máxima responsabilidad.
Asimismo, la tensión también se acrecentó con la dimisión de Ferrán López el 14 de junio, que salió de forma agria, ya que Buch no contaba con él por su papel como responsable del cuerpo durante la aplicación del 155. El conseller, desde el primer minuto sondeó al mayor Josep Lluís Trapero para que regresara, pero éste declinó la oferta para centrarse en su comprometida situación judicial, ya que se encuentra procesado por la Audiencia Nacional por un presunto delito de sedición.
En cualquier caso, Esquius se estrenó ayer en el cargo reivindicando el trabajo de sus antecesores –Joan Unió, Josep Milán, Josep Lluís Trapero y Ferran López–: «Me siento heredero de todos ellos. Me han enseñado y tienen mi reconocimiento». También agregó que había dado el «sí» a la oferta de Buch por «responsabilidad» con la policía catalana y afirmó que espera «responder a las expectativas».
Por su parte, el conseller aseguró que el tiempo que se ha tardado en elegir al nuevo jefe de los Mossos d'Esquadra –26 días– ha venido motivado por la voluntad de buscar «una solución meditada y pensada». «Es la persona idónea», juzgó, y añadió que tiene «arraigo en todo el territorio» porque ha ejercido en distintas demarcaciones y en diferentes campos.
El conseller destacó que Esquius cuenta con «una dilatada experiencia». Si bien, como número dos de los Mossos d'Esquadra ascendió precisamente gracias a Ferrán López y durante la etapa de intervención autonómica, lo que Buch prefirió pasar de puntillas. «Todo el conjunto de Mossos formó parte de este periodo que supuso el ataque más directo del Estado al autogobierno», afirmó. Buch indicó que decidirán junto con Esquius y Martínez el destino del comisario López y la reestructuración del cuerpo, decisiones que todavía no están tomadas, y que ls trabajarán para mejorar la situación de los Mossos para que se adapte a los nuevos retos y garantice la seguridad de los catalanes.
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