Literatura

Francfort

«No hay diferencia entre escribir en catalán o castellano. La persona es la misma»

La Razón
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BARCELONA– «El castell de la puresa», editado por Proa, es su regreso a la lengua catalana donde no publicaba desde 2010.

– Antes de eso, aunque no lo ha visto nadie por ser ediciones que no entraron en los circuitos normales, publiqué en 2008 «La poesía catalana segons Pere Gimferrer». Después está la edición del «Llibre de les meravelles» con Plensa, en la que había un prólogo mío muy largo y en 2010 otro libro con Barceló. Ahora bien, son ediciones que no han entrado que no han entrado en los circuitos habituales, además de no ser poesía mía. También hay poesía de estos años que tampoco están en «El castell de la puresa».

– Todo es obra reciente.

– Muy reciente, incluso hay poemas de 2013. Antiguos son solamente uno de 2002 y otro de 2007. El de 2002 no entraba en ninguno de mis libros, pero en este sí podía, mientras que el de 2007 lo dije en Fráncfort. Por otra parte, hay una serie de poemas que están escritos en días seguidos de 2012.

– Los escritos en 2012, ¿están cerca de sus dos poemarios más recientes?

– Es otra cosa. Podía escribir un día estos poemas en catalán y otro del mismo mes en castellano o en italiano. Es una cosa que de hecho me ha pasado. Tengo poemas inéditos coetáneos a estos en castellano e italiano. De todas maneras, creo que «El castell de la puresa» tiene unidad porque de no ser así no estarían presentados de esta manera y he dejado fuera poemas que me gustan que no tenían cabida aquí.

– De nuevo, como ocurre en muchos de sus libros, hay abundantes referencias cinematográficas.

– Estos poemas son exactamente iguales de concepción a los que he hecho en otras lenguas en este tiempo. No podía ser de esta manera porque la persona es la misma. Hay una diferencia esencial: cada lengua tiene su sonoridad y, como decía Gabriel Ferrater, «la lengua hace la mitad del trabajo». Pero eso es aparte. Ahora bien, las referencias pictóricas, cinematográficas y literarias son, como ocurren con muchas de mis cosas publicadas e inéditas. En cuanto a las películas, por ejemplo, me refiero en uno de los poemas a una poco conocida aunque muy moderna de Casey Affleck, «The devil inside». Es excelente, pero fue un gran fracaso comercial, basada en una novela de Jim Thompson. También me refiero en el libro a Fritz Lang o a «Ciudadano Kane».

– ¿Se refiere a la actualidad en tres versos del poema inicial del libro? Me refiero a los que dicen: «Tants homes morts per l'or d'una senyera/ per una llum apòcrifa potser/ afusellats als claus de l'estelada».

– Hemos de tener en cuenta una cosa que no digo directamente y huir de una lectura errónea posible. «Estelada» no se refiere a la bandera independentista que es una sustantivación del adjetivo «senyera estelada». Yo de lo que hablo es del sustantivo clásico, es decir, del firmamento. Estos tres versos son una doble paráfrasis de unos versos de la «Oda a Catalunya» de Armand Obiols y de unas frases suyas muy duras sobre la muerte de Companys de otro texto titulado «Bordeus, 45». El poema de Obiols es patriótico y viene a decir que Cataluña, como cualquier colectividad de esta naturaleza, es una creación intelectual de sus hijos. Habla de «filla dels teus fills», por otra parte, no una expresión original de Obiols sino extraída del final del «Paraíso» de Dante.

– ¿Y «una llum apòcrifa potser»?

– Porque todos sabemos que el origen de las cuatro barras es una leyenda apócrifa. Los más y los menos patriotas lo saben. Mi intención es que estoy diciendo en el poema de alguna manera lo mismo que Obiols en su «Oda a Catalunya»: es una causa por la que muchos han dado su vida, cosa muy respetable, que tiene una parte de voluntarismo. Eso lo dice Obiols, pero también lo dijo Josep Carner en París.

– ¿Por qué tiene una presencia tan destacada Carles Riba en el libro?

– Aparece como epígrafe y citado en dos poemas. No es una reivindicación porque no creo que lo necesite. No es que tenga la misma admiración por toda su obra, pero creo que hizo cuatro libros de poemas excelentes entre 1937 y 1952. Me refiero a «Tres suites», «Les Elegies de Bierville», «Del joc i del foc» y «Salvatge cor». Pero también cito a otros autores catalanes como Verdaguer, Foix, Ausiàs March o Carner.