Cataluña
Reformar la Constitución con «seny»
El ministro del Interior considera que en la Carta Magna «no está el problema, sino la solución»
La crisis económica y las tensiones territoriales que se han vivido particularmente en Cataluña han colocado en primer plano el debate sobre la conveniencia de reformar la Constitución. Tres de las formaciones de ámbito estatal –Ciudadanos, PSOE y Podemos– se proponen acometer una reforma de la Carta Magna en la próxima legislatura, pero el alcance de esta eventual modificación es una incógnita. Hasta el momento, el Partido Popular se había mostrado reticente a posibles cambios en la Ley de leyes ante el temor de generar un embrollo. En el seno del actual Gobierno, el Ministro del Exterior, José Manuel García-Margallo, es, quizá, quien más ha defendido la reforma.
Ayer el Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en el acto conmemorativo en Barcelona del Día de la Constitución en el Archivo de la Corona de Aragón, también se mostró abierto a esta posibilidad siempre que se haga con sentido común. En el acontecimiento, que contó con la presencia de dirigentes de PSC y Ciudadanos, planteó esta opción como una ocasión para poder dar solución a los problemas existentes. «En la Constitución no está el problema, sino que radica la solución, pues se puede reformar para mejorar el país, pero nunca para su aniquilación», dijo Fernández Díaz. En este sentido, recordó que la Constitución del 78 fue la del «consenso y la concordia» y permitió «romper con la historia no precisamente feliz del constitucionalismo español en los anteriores dos siglos».
Si bien, lanzó un aviso para todos aquellos que se refugian bajo la Constitución como única salida a los problemas. «Sería un error sacralizar el cambio como remedio automático en sí mismo para solucionar todos los males», consideró Fernández Díaz, que advirtió que «la apelación vacía y reiterada a la reforma como un bien en sí mismo se ha convertido en un fetiche y salida tópica y típica cuando uno no sabe qué decir». El ministro se refirió a los riesgos del soberanismo. «Desmembrar Cataluña no implicaría reducir España, significaría acabar con ella, porque Cataluña es parte imprescindible y socio fundador de España», concluyó.
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