Cataluña
Sáenz de Santamaría regresa a Barcelona este viernes
La vicepresidenta vuelve a Cataluña para apoyar que el Día de Sant Jordi sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
La vicepresidenta vuelve a Cataluña para apoyar que el Día de Sant Jordi sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Pese a que el Govern ha tratado de ningunear reiteradamente la «operación diálogo» del Estado, lo cierto es que va ganando receptividad entre la sociedad civil catalana a medida que se va desinflando el «procés». El Gobierno español, que así lo escenifica y reivindica, se mantiene firme en su propósito y este vienes volverá a estar presente en Cataluña de la mano de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que encabezará un acto para apoyar que el Día de Sant Jordi sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La número dos del ejecutivo español notificó ayer esta nueva visita, justo en un momento en el que el ruido de fondo electoral es atronador y el bloque independentista está más deshilachado que nunca, aunque evitó hacer pronósticos sobre si al final se acabarán celebrando comicios autonómicos. Lo que sí hizo fue atizar al gobierno catalán y su desnorte. «El Govern no va a ningún lado y los catalanes merecen otro tipo de instituciones que se centren en sus problemas y los representen a todos», aseguró Santamaría en una entrevista en RNE. En este punto enmarcó su viaje a Barcelona, al considerar que «hay una Cataluña real a la que interesan iniciativas como ésta, de apoyo a la lengua y cultura catalanas». Asimismo, avanzó también que la semana que viene estará en Tarragona, con varios ministros, para firmar un convenio sobre los Juegos del Meditarráneo.
En este sentido, puso de relieve que estas sí son «preocupaciones» de la sociedad catalana, frente al empeño de Junts pel Sí –coalición integrada por PDeCAT y ERC– por arrogarse la absoluta representación de los intereses ciudadanos bajo la bandera del «procés», al que juzgó que «empezó ya sin apoyo social muy claro». Para Santamaría, la aventura secesionista, además, ha derivado en un «hartazgo profundo de la sociedad catalana» y en un «fracaso» tras los frustrados intentos de la «diplomacia» catalana por internacionalizar su causa, después de que la Unión Europea y Estados Unidos le hayan cerrado sus puertas.
En contraposición a este horizonte sombrío del «procés» y advertir que no se va a celebrar ni a acordar un referéndum, se mostró predispuesta a abordar otras cuestiones como la financiación de servicios públicos, y dejó entrever que, incluso, se han abierto vías de diálogo para transferir más competencias a Cataluña.
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