Barcelona
Un anciano atraca un banco y se lleva un botín de 1.200 euros
Los Mossos d’Esquadra buscan al autor de los hechos, que no dejó heridos y huyó a pie
Los Mossos d’Esquadra buscan al autor de los hechos, que no dejó heridos y huyó a pie.
Una persona atracó la mañana de ayer pistola en mano una sucursal bancaria de Caixabank en el barrio de Sants de Barcelona, y logró un botín de 1.200 euros, según informaron fuentes de los Mossos d’Esquadra.
Para facilitar su huida, el atracador dejó en la entidad un paquete, al parecer una fiambrera, que aseguró que contenía una bomba, y que resultó ser una falsa amenaza, ya que en su interior no había ningún artefacto explosivo, según fuentes cercanas a la investigación.
Tras la apertura
El atraco se produjo sobre las 8.00 horas, poco después de la apertura de la oficina, en una sucursal situada en la confluencia de la Gran Via con la calle Farell.
Un hombre con la cabeza cubierta entró en la sucursal bancaria con un arma de fuego en la mano, de la que se desconoce si era real o simulada y con la que amenazó a un empleado para que le diera el dinero en metálico que tuviera en ese momento en caja.
El atracador consiguió un botín de 1.200 euros y, para facilitar su huida de la entidad, dejó un paquete, al parecer una fiambrera, asegurando que se trataba de una bomba.
Los Mossos comprobaron que en realidad el paquete no contenía ningún artefacto explosivo, ya que en su interior sólo había un reloj. La Policía Autonómica buscaba al atracador, que huyó a pie del lugar de los hechos.
Según las mismas fuentes de la investigación, un hombre con aspecto de anciano fue el que entró en la oficina. Llevaba la cara tapada con una media y la cabeza protegida con una gorra. Sacó una pistola, encañonó a un empleado, y enseñó una nota. El mensaje que contenía el papel sería algo a similar a «esto es un atraco». Luego atracó al banco.
El abuelo enmascarado no dijo nada, simplemente esperó pacientemente a que le entregaran todo el dinero en efectivo que podían darle, unos 1.200 euros. Con el botín a buen recaudo, se marchó. El asunto curioso es el paquete que dejó, de plástico. Era una una fiambrera. Huyó a pie, con toda la velocidad que podían darle unas piernas de más o menos unos 70 o más años. Los trabajadores de Caixabank dieron la voz de alarma, y en segundos varios coches de los Mossos se apostaron sobre la acera. No hubo ningún herido.
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