Conciertos
Un baile íntimo entre una voz y un piano
Sílvia Pérez Cruz y Marco Mezquida unen sus talentos en un concierto en el Festival de Peralada
No le gustaba correr, pero era eso o enfrentarse a aquellos tipos cara a cara. Miró sus pies descalzos y odió con toda su alma a aquellos salvajes. ¿Por qué le perseguían, de dónde habían salido? No tenía respuestas.
No le gustaba correr, pero era eso o enfrentarse a aquellos tipos cara a cara. Miró sus pies descalzos y odió con toda su alma a aquellos salvajes. ¿Por qué le perseguían, de dónde habían salido? No tenía respuestas. No los conocía, sólo sabía que corrían una barbaridad, y estaban a punto de darle caza, y, por Dios, ¡dame fuerza!, se decía. Consiguió acelerar lo suficiente para coger una pequeña ventaja, lo que aprovechó para ocultarse detrás de un container al cruzar una esquina.
Jadeante, sin aliento, se tapó la boca temeroso de hacer demasiado ruído. Y lo hacía. Aquellos hombres se detuvieron al instante, con los rostros desencajados y los ojos inyectados en sangre. Él seguía intentando reconocerlos, saber qué podían tener contra él, pero su incapacidad de comprender les confería cada vez rostros todavía más monstruosos. Ni siquiera eran hombres, eran bestias, furias descontroladas.
Tiritando, los vio repartirse por la calle en cinco ángulos diferentes, como si fueran una jauría de perros, e ir desde allí inspeccionando el terreno. No tardarían en dar con él, y ahora no podría salir corriendo. No tenía salida. El miedo le había paralizado por completo. Ni siquiera sentía que tendría fuerzas para defenderse de alguna forma cuando se presentasen frente suyo.
Y entonces, de una puerta junto al container donde estaba escondido, empezó a oírse una música, una delicada melodía de piano, al que acompañaba una voz de aliento arcano, una de esas voces que arrastran tras de sí a todo un pueblo, que dibujan una historia y, por tanto, un porvenir. Por un segundo, el chico olvidó su miedo y se giró a ver de dónde venía aquella maravilla.
Sin entender cómo, vio que salía de su escondite y se acercaba a aquella voz. Antes de que se diese cuenta, estaba junto a aquellas cinco bestias que le habían perseguido, codo con codo, y por alguna extraña razón, ya no veía sus horrorosos rostros. Seguía sin reconocerlos, pero ahora veía su humanidad y se reconocía en ellos. Al menos tenían su misma expresión de sorpresa y admiración y sus labios dibujaban la misma fascinacióny alegría.
Estaban frente a lo que parecía una sala de ensayo de la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc). El chico creyó reconocer a aquella voz, porque la sintió suya, la sintió propia, como si un ángel narrase su historia. Y, sin embargo, seguía sin saber quién eran los hombres que tenía al lado. Consciente de nuevo de donde estaba, por si acaso se pegó una ligera bofetada para despertar de aquella hipnosis y huyó de allí. La música puede amansar a las fieras, pero también amansa a los que no lo son, y entonces despiertan y estás perdido.
La cantante Silvia Pérez Cruz y el pianista Marco Mezquida unen fuerzas en un concierto que promete unir libertad, encanto y belleza para sobyugar cualquier resistencia y ganarse la admiración y los corazones de quienes lo escuche. El Festival de Peralada acogerá el 9 de agosto la unión de estos dos amigos, compañeros de promoción en la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc) que ahora han decidido convertir su complicidad en una ventaja escénica. «Será una gran conversación musical, con muchas puertas abiertas y mucha libertad», señaló ayer Pérez Cruz en la presentación del montaje.
Sin querer anunciar todavía el repertorio, que incluirá composiciones de la cantante, como temas del propio Mezquida, así como todo tipo de versiones, la pareja se mostró entusiasta ante un concierto que les abre una y mil posibilidades. «El dúo es un tipo de formación humilde pero con mucho potencial. Por eso no es tan importante el repertorio como la libertad con la que lo abordamos», señaló Mezquida.
El recital se celebrará en el Auditori Parc del Castell de Peralada, pero en otoño lo retomarán en una gira que los llevará a Sevilla, Gijón, La Coruña, Bilbao y Noruega, entre otros lugares. «Podríamos definirlo como un primer baile conjunto, o una de esas antiguas jams, con la esencia y la autenticidad de los encuentros entre dos amigos que tienen cosas que contarse y cosas que contar», añadió Mezquida, quién apuntó que la improvisación será un factor predominante en el concierto.
El pianista conoció a Pérez Cruz en el concierto de graduación que ella ofreció en el Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC) en 2009 y desde entonces siempre la ha admirado. Por esa misma época, la cantente ya había oído hablar de Mezquida. Le escuchó por primera vez en una reunión de amigos músicos. «Desde el primer momento sentí la conexión con el músico y con la persona», aseguró Pérez Cruz.
Por partida doble
La cantante está viviendo un año muy intenso, que incluye el estreno hace unos días del espectáculo «Grito Pelao», montaje que ha preparado con la bailaora Rocío Molina y que presentaron en el Festival Grec antes de iniciar una gira por diferentes escenarios. La obra, que gira en torno a la maternidad, ha sido un gran éxito tanto de público como de crítica. «Esta unión con Marco es lo contrario que “Grito Pelao”. El espectáculo con Molina tiene mucha forma, mucho concepto, y el de Mezquida es una inyección de música pura», sentenció Pérez Cruz, quien asegura que ha aprendido una barbaridad junto a Molina. Para el próximo año ya prepara nuevos temas para un disco en el que promete reflejar todo lo que ha crecido en este tiempo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar