Caso Palau
Un empresario justifica donaciones a Convergència para «echarles una mano»
Asegura que esos pagos no sirvieron para camuflar comisiones ilegales al partido
Asegura que esos pagos no sirvieron para camuflar comisiones ilegales al partido.
El juicio del Caso Palau prosiguió ayer con las declaración de uno de los cinco responsables de las empresas de buzoneo y artes gráficas Letter Grafic y Mail Rent, Juan Antonio Menchen, acusado de hacer llegar a CDC las comisiones de adjudicación de obra pública a través del Palau de la Música. Estas empresas facturaron a la Fundació Orfeó Catalá –una de las instituciones que conforman el Palau– 982.583 euros entre los años 2007 y 2009 por servicios que presuntamente no se hicieron. El fiscal encargado del caso, Emilio Sánchez Ulled, considera que estas donaciones fueron una manera más de hacer llegar a CDC las presuntas comisiones que ilegales que recibía el partido.
Menchen defendió que esas facturaciones al Palau sí respondían a servicios reales, como una campaña de cruce de ficheros de datos para obtener un «target» de público. Sobre las presuntas donaciones a Convergència, el acusado aseguró que acordaron con el partido devolverles los beneficios que ganaba la empresa en cada campaña electoral. «Era apostar por un buen cliente», defendió Menchen. No obstante, el fiscal le preguntó si lo que hacían entonces era trabajar gratis para la formación por «amor a la política», a lo que el empresario respondió que lo único que hacían era «dejarles la campaña a precio de coste». «No perdíamos nada, sólo dejábamos de ganar», apostilló. Preguntado después sobre si conocía que sus donaciones a CDC servían para canalizar las comisiones de Ferrovial a cambio de la adjudicación de obra pública, Menchen contestó que «no lo creo» y que «lo desconozco completamente».
Y descargó las responsabilidades en un empleado de la compañía formada por las empresas Letter Grafic y Mail Rent, llamado Salvador O. Contó que en una fecha que no recuerda entre 2006 y 2007» , mantuvieron los cinco socios una reunión con él y los propuso que «ayudaran económicamente a CDC» porque «ya no estaban en la Generalitat».
A preguntas del fiscal, Menchen aseguró creer que las facturas que giraron al Palau de la Música eran por servicios reales, «por trabajos efectuados», ya que en 2005 iniciaron con la institución cultural una campaña «a largo plazo», por un periodo de dos o tres años, para captar patrocinadores.
El acusado explicó que si no quedó ningún rastro de estos supuestos trabajos al Palau de la Música –que el fiscal anticorrupción cree ficticios al entender que la facturación a la institución cultural enmascaraba los supuestos pagos a Convergència– fue porque se imprimían los documentos, se entregaban a la empresa de reparto y la decisión de guardar los originales dependía entonces del departamento de informática.
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