Barcelona
Un Ramon Llull muy dulce
Según los estudios más sesudos y académicos, nueve de cada diez personas adoran el chocolate y la que falta, pues eso, miente. La fascinación que despierta este dulce es el «McGuffin» detrás de la nueva novela de Care Santos, «Desig de xocotala», que ayer recibió el XXXIV Premi Ramon Llull. La obra describe la vida de tres mujeres a través de tres historias independientes, cada una ambientada en un siglo diferente. El único hecho en común es un recipiente de porcelana para servir chocolate que pasará de mano en mano. «Estoy muy feliz y honrada por el premio. Me pasa a mí y creo que le pasa a todo el mundo, el chocolate siempre retrae a un buen momento. Siempre me documento mucho para mis novelas y a veces descubres cosas que no buscas que son joyas. Y la última fue la vida de un chocolatero del siglo XVIII que me despertó las ganas de escribir de este mundo», comentó ayer Santos.
El Palau de la Generalitat fue el lugar escogido para que el presidente catalán, Artur Mas, junto al presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara, entregaran a la feliz escritora el galardón mejor dotado de las letras catalanas con 60.000 euros. A partir del 6 de marzo estará en las librerías esta novela que de forma ágil y elegante recorre 300 años de historia de Barcelona a partir del chocolate y de este pequeño envase de porcelana. «Siempre me han interesado la historia detrás de los objetos, de quién eran, de dónde salen, qué misterio hay detrás. Nunca me han interesado las grandes gestas, prefiero explicar la historia a partir de la vida cotidiana», aseguró Santos.
La novela también sirve para seguir la evolución de la mujer dentro de la sociedad. La historia arranca en el presente, cuando Sara, una mujer de éxito de 44 años, compra la nombrada porcelana. «Es un ejemplo de la mujer de hoy en día, que quiere abarcar tantas cosas que no renuncia a nada, ni siquiera a lo malo», dijo Santos. El reencuentro con una persona del pasado la llevará a recordar su juventud en la Barcelona preolímpica y dará pie a un triángulo amoroso. La segunda historia, situada en el siglo XIX, narra la vida de Aurora, la hija de una sirvienta, que verá cómo a veces sí se puede escapar de la clase social en la que hemos nacido. «Es una mujer que hoy día podríamos ver como apocada, pero que es muy noble en sus decisiones», comenta la escritora.
La última historia nos lleva al siglo XVIII, momento en que Mariana, una joven llena de ímpetu, se atreverá a enfrentarse a todo el gremio chocolatero. «Tiene un pasado muy duro, pero su juventud le hace ser valiente y temeraria. Es el personaje más vital y simpático de las tres», afirma Santos. El cuadro en su conjunto dibuja una historia emocional, llena de contrastes, que consigue seducir al lectro a través de su elegancia y ligereza estudiada, capaz de atrapar al lector desde la primera página. «Lo más importante para mí es conseguir que el corazón del lector lata más rápido. Es lo que intento, emocionar», confesó Santos.
El jurado del premio estaba formado por Antoine Caro, Carles Casajuana, Pere Gimferrer, Gemma Lienas y Emili Rosales. En total se presentaron 57 novelas, con cuatro finalistas.
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