Escritores
Va de reyes
Ayer vinieron Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente y hoy toca artículo escrito previo a la contaminación de la vuelta intensiva al trabajo, o el éxtasis de la vorágine política que este año puede ser terrible, sobre todo terriblemente monótona y aburrida.
Yo sigo creyendo en los Reyes Magos y también en el de carne y hueso, ya sé que son dos creencias diferentes pero en mi caso complementarias. Me explicaré.
Creo que si no fuera porque de vez en cuando alguien nos echa una manita en la vida, sea en forma de premio por el esfuerzo aportado, sea un golpe de suerte, este mundo resultaría insoportable. Y una de esas ayudas solo la pueden dar los Reyes Magos, póngale ustedes el nombre que quieran, pero existir, existen.
El otro Rey, el nuestro, parece no estar el pobre para muchos trotes entre operaciones y disgustos familiares, pero para mí sigue siendo todo un ejemplo para todos los políticos de este país. Ellos no saben pedir perdón, el Rey demostró que sí. Ellos miran ante todo las encuestas, el Rey procura molestar lo menos posible en el día a día. Huelga decir, además, que es un excelente embajador y dice cosas muy sensatas.
A los Reyes Magos, además, les están promocionando la competencia que es un sujeto gordo muy aficionado a hacerse amigo de los niños y sobre el cual prefiero callarme la opinión llamado Papá Noël. Un sujeto que antes vestía de verde y una marca de bebida gaseosa lo vistió de rojo. A Don Juan Carlos le convocan huelgas cuando va hablar, que ya es casualidad.
Sea como fuere para el que suscribe estas líneas no hay ninguna duda: ¡Viva los Reyes! ¡ Viva el Rey!
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