Trasplantes
Historia del «loco» que transformó la cirugía hepática
El periodista Pedro Muelas presenta la biografía del hombre que practicó más de 1.700 trasplantes de hígado y revolucionó la sanidad pública
A Pepe se le veía ayer tímido y abrumado, tratando de aceptar el revuelo a su alrededor y los cumplidos por una vida dedicada a «hacer lo mejor que sabe hacer, salvar vidas», llegó a escuchar que decían de él. Pepe sonreía con una modestia nada fingida y saludaba con la mirada a las más de doscientas personas que tenía enfrente y que llenaban una sala del hospital La Fe de Valencia para rendirle homenaje.
La excusa para mostrar tanto afecto fue el libro que el periodista Pedro Muelas ha escrito sobre él, sobre Pepe y sobre José Mir, porque en esta biografía están los dos, el hombre y la figura que logró situar a este centro en la élite de la cirugía nacional y europea, llegando a ser líder nacional de trasplante.
«Doctor Mir. La pasión de un cirujano» repasa la vida de este reputado médico, entre cuyos logros se encuentra la creación, en 1997, del programa de trasplante doble hepato-renal y que en el año 2002 realizó el primer trasplante hepato-pulmonar de España.
«Pepe Mir es uno de los motores de la transformación de la sanidad pública valenciana. Ha revolucionado el sistema», explicaba a la audiencia el autor mientras lanzaba una improvisada campaña de apoyo para que el protagonista de la obra tuviera, al fin, el reconocimiento popular que se merece. «Ya tardan en ponerle su nombre a una calle», proclamaba ante decenas de cabezas asintiendo.
Reveló Muelas que Mir está en paz consigo mismo y que por eso presume de dormir bien por las noches. De lo que no presume son de éxitos. «¡Pero si no he llegado ni a peón!», cuenta que anda diciendo por ahí la leyenda de la cirugía.
«Me han dicho que estoy loco en tantas ocasiones que me pregunto si no será cierto», suele interrogarse el galeno durante un segundo, porque al siguiente ya está pensando en cómo mejorar las cosas. «Cambiar el sistema es una lucha de titanes, pero no podemos quedarnos como guardianes del pasado, el futuro se nos escapa», advirtió ayer a los presentes, muchos de ellos, colegas de bata.
Con ellos, en especial con los más jóvenes, quiso compartir la filosofía que ha movido su vida profesional. «No se trata de ser héroes, sino de ser humanos». En este punto, pidió a los profesionales de la medicina que «no cambien el cabecero de la cama por la pantalla del ordenador» y que traten a los pacientes como lo que son, personas. «El enfermo no es un número, tiene nombre y apellidos, y una familia».
La de él le acompañó ayer orgullosa de sus triunfos mientras el protagonista no dejaba de recibir. a ratos ojiplático, halagos y gracias (de los enfermos, de los representantes políticos, de sus compañeros).
«Todos hablan bien del doctor Mir. Por algo será», resumió el autor de su biografía.
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