Agricultura

Los agricultores rechazan el libre comercio con EEUU porque no es recíproco

Critican que el proceso de negociación del TTIP está siendo muy poco transparente

Imagen de una de las parcelas de la finca con frutales plantados en los que se experimenta diferentes formas de poda
Imagen de una de las parcelas de la finca con frutales plantados en los que se experimenta diferentes formas de podalarazon

Hace pocos días el portavoz de la UE en España, Dimitri Barua, aseguraba en Valencia que el tratado de libre comercio entre Europa y EEUU, más conocido como TTIP, será muy beneficioso para los agricultores valencianos al ser de los principales exportadores de frutas y verduras a aquel país. Pero el sector valenciano no opina lo mismo. «A mí no me gusta», afirmó rotundamente ayer el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), Cristóbal Aguado, quien criticó que los productores españoles tengan que cumplir duros requisitos para poder entrar sus productos en EEUU mientras que al contrario no sucede lo mismo.

«Si no es en igualdad de condiciones para ambas partes, no estamos de acuerdo», aseguraba Aguado, quien también criticó la poca información que se está difundiendo sobre la negociación de este pacto. El presidente de AVA se manifestó en estos términos tras presentar a los medios de comunicación la Finca Sinyent, un centro experimental situado en Polinyà donde la organización cuenta con casi 500 variedades de frutas.

El líder de la organización agraria lamentó que en España existen productos fitosanitarios que no pueden utlilizarse en los cultivos que van a ser exportados a EEUU. «Entre estos países tiene que haber una mayor confianza».

Con respecto a la agricultura ecológica, tan de moda últimamente y respecto a la que Aguado ya ha mostrado sus reticencias en diversas ocasiones, aseguró que él no se fía de «productos ecológicos que vengan de fuera de Europa». Además, explicó que hay que ser realistas y añadió que si en la Comunitat Valenciana todos los cultivos fueran ecológicos, la producción disminuiría mucho, por lo que no se podría atender a la demanda del mercado. Esta situación tendría como consecuencia elevados niveles de paro.

Aun así, y puesto que representa a un sector de la agricultura, Aguado aseguró que también se van a realizar prácticas experimentales de este tipo en la finca de Polinyà, que empezó a funcionar en 2011 y en la que ya se han invertido cerca de tres millones de euros.

Frente al concepto de «ecológica», Aguado prefirió usar el término de «agricultura sostenible», entendida como un tipo de cultivo que pueda producir todos los alimentos necesarios para una población mundial creciente y que, al mismo tiempo, sea respetuosos con el medio ambiente.

Por ello, en esta finca la organización se dedica a realizar pruebas de producción, riego, poda y lucha contra las plagas, con el objetivo de obtener el mejor sistema de cultivo posible. Para ello, contó con el soporte inicial de una inversión de fondos europeos Feder, y el esfuerzo de realizado por la organización. Tienen también el apoyo de los convenios firmados con otros centros de investigación como la Universidad Politécnica de Valencia o el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias.