Turismo

Los cruceristas «low-cost»

El comercio del centro de Valencia asegura que gastan solo entre dos y doce euros al día. En 2012 los cierres aumentaron un doce por ciento

El Puerto de Valencia abrió recientemente un nuevo muelle para recibir cruceros
El Puerto de Valencia abrió recientemente un nuevo muelle para recibir cruceroslarazon

El crucerista no es un buen turista. Cuando baja del barco y llega al centro de Valencia, gasta solamente entre dos y doce euros de media al día, es decir, nada. Así lo explicaba la presidenta de la Asociación de Comercios del Centro Histórico, Julia Martínez, quien aseguró que este tipo de visitantes no tiene nada que ver con los que recibía Valencia cuando se celebró la Copa América. «Compran 'souvenirs' de los más baratos», y se van.

Martínez indicó que los seis últimos meses de 2012 fueron los más complicados. «Hasta ese momento habíamos capeado la crisis bastante bien, pero la última parte del año pasado fue muy dura». Las cifras hablan por sí solas: en 2012 echaron el cierre entre un diez y un doce por ciento más comercios que durante el año anterior.

Los sectores más afectados, los relacionados con el mundo inmobiliario: tiendas de decoración e iluminación, muebles... y también salió perjudicado el sector de la moda y los complementos.

La restauración es la que nunca decae. De hecho, según Martínez, el tres por ciento de las aperturas que hubo durante el año pasado correspondieron a la hostelería, que ha tenido especial auge en las calles del entorno del Ayuntamiento, ya que han sido peatonalizadas recientemente, así como en la Plaza Redonda. «Antes sólo había un restaurante, y ahora hay uno en cada uno de los accesos a la Plaza», destacó Martínez.

Pero a pesar de este pequeño repunte, la situación del sector no es buena. La presidenta de la Asociación explica que muchos comerciantes echan el cierre por jubilación, otros por los problemas económicos a los que se enfrentan, y muchos porque, aunque las cosas no les van mal del todo, intentan renegociar el alquiler para pagar un poco menos, pero el propietario no se presta a negociar.

«Muchos de los dueños de estos bajos comerciales creen que lo van a poder seguir alquilando al precios que desean, pero no es así, los precios del mercado han bajado y lo tienen que asumir». Si no lo hacen, el comerciante arrendado no tiene más remedio que abandonar el negocio.

La situación empeorará a partir del 1 de enero de 2015. Ese día finalizará la vigencia de los alquileres de renta antigua que existían hasta ahora, tanto en vivienda como en locales comerciales. Esto afectará especialmente a los negocios situados en el centro históricos, ya que muchos de ellos cuentan con alquileres de este tipo. No obstante, Martínez aseguró que desde la Asociación se ha estado trabajando en ello desde hace años, y muchos comerciantes tienen su contrato renegociado desde hace tiempo.