Valencia
Patricia Ramírez: «Estamos equivocadas. El hombre no quiere una Barbie»
VALENCIA- Lleva consigo la lista de los quince requisitos que debía cumplir el amor de su vida y que elaboró durante una cena con amigos hace dos años (al día siguiente lo encontró en Zaragoza). Cree en el amor y en el desamor, en el sentido del humor, en las parejas y en las personas, en las segundas oportunidades y en facilitarle el camino al destino. Esta semana presentó en Valencia «¿Por qué ellos sueñan con ser futbolistas y ellas princesas?» (Editorial Espasa). Un manual y un libro de ejercicios para que el lector aprenda a no caer en errores atávicos.
-«Entrénate para la vida» fue su primer libro y se convirtió en un «best seller». Luego llegó «Autoayúdate». ¿De dónde nace éste?
-Lo que más veo en mi consulta son problemas de ansiedad y de parejas. Así que tenía que ser algo de esto, y me decidí por los últimos porque me parecen más divertidos. Además, en este asunto estamos muy perdidos. Yo trato de explicar qué necesitamos nosotras de los hombres y qué necesitan ellos de nosotras.
-¿Y qué es?
-Los mujeres necesitamos muchísimas cosas, pero sobre todo, un hombre al lado. Ella busca alguien con quien compartir. Un tío generoso. No alguien que te dé seguridad económica, sino que te dé seguridad como persona. Ellos buscan una compañera de viaje.
- «El triunfo de la mujer normal por encima de la Barbie de discoteca». Parece muy segura.
-Las mujeres estamos muy confundidas respecto a lo que los hombres esperan de nosotras. ¿Y qué hacemos? Manipular nuestro físico -melenaza, escote, pechos voluminosos. y un taconazo- pero el atractivo solo es importante para el hombre cuando tiene ganas de, dejémoslo claro, echar un polvo. Pero para compañera de viaje, busca una persona divertida y cariñosa. Quiere una cómplice.
-Viendo los «realities» que imperan en la televisión una diría todo lo contrario. Que el físico sigue siendo lo que importa.
-Los «realities» no nos representan. Al hombre le puede parecer atractivo un físico bonito. Como a todos. El hombre no huye del compromiso, sino que huye del compromiso con la persona equivocada. Muchas mujeres han dedicado tiempo a cultivar su físico, mientras otras han optado por cultivar su formación, su risa y su conversación. Y de repente se dan cuenta de que ésa es también una manera de triunfar.
-Uno de cada tres adolescentes entiende los celos como una prueba de amor. ¿No teníamos eso superado?
-No sé por qué ocurre. Si los chicos entienden que los celos son una demostración de afecto, habrá que decirle a ellas que deben poner límites. Si te dice que no puedes salir sin él o que no puedes ponerte cierta ropa, debes acabar con esa relación. Hacerte respetar.
-Una de las películas nominadas a los Óscar («Her») dibuja un futuro de relaciones sentimentales entre máquinas y humanos. ¿Ciencia ficción o realidad inminente?
-Sinceramente, no creo que eso llegue a pasar nunca. En el amor buscamos comunicación, pero también la complicidad, la risa, el contacto físico... y eso no podemos tenerlo con un ordenador.
-¿Qué papel desempeñan las redes sociales en esto del «ligoteo»?
-Te permiten un tipo de comunicación muchas veces sincera y honesta. Hay mucha gente tímida e inhibida que no se atreve a expresarse. A partir de los treinta, a muchos les cuesta hacer amigos y si te cuesta hacer amigos, también te cuesta encontrar pareja. A mí me parece genial, pero siempre y cuando eso nos dé pie a relacionarnos en vivo y en directo. Pero hay que tener mucho cuidado, porque muchos se disfrazan.
- «Tenemos la creencia de que sin pareja no somos nada».
-Es una falsa creencia que nos han inculcado. En las películas, cuando se da una ruptura, el hombre sale, queda con los amigos, se toma unas cervezas, se pega unos lloros y, ale, ya ha rehecho su vida. A ella, sin embargo, se la representa comiendo helado y con un paquete de «kleenex» detrás de otro, recreada en el llanto. La imagen que se da de la mujer que pasa por un desamor es mucho más patética. Además, está el condicionante biológico. Ella debe soportar expresiones como: «Se te va a pasar el arroz», cuando deberíamos preguntarnos si quiere tener hijos.
-Si la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana. Estamos en crisis, así que...
-La crisis no es la que genera los problemas de pareja, es la manera de interpretarla y afrontarla. Comprar muchas cosas puede provocar felicidad, pero momentánea. Si no puedes regalarle rosas, siempre puedes dibujárselas.
-Su libro acaba con «Diez consejos para el desamor». Da la impresión de que no confía mucho en las relaciones.
-No confío en el amor eterno. Ojalá durara para toda la vida, pero si no, siempre podemos tener otra oportunidad. A pesar de que la intensidad de las emociones te hagan pensar lo contrario, el mundo no se acaba por un desamor.
✕
Accede a tu cuenta para comentar