Economía
Barquillo, la calle del «se traspasa»
Los comerciantes insisten en que, a pesar del paso constante de gente, no venden. Achacan los cierres a dos motivos: los precios de los alquileres y Madrid Central
Hace algo más de una década que la que siempre se conoció como «la calle del sonido» dejó de serlo. Era el sitio ideal para los amantes de la música, ya que en ella se podían encontrar tiendas especializadas con todo tipo de cables, bafles, tocadiscos e iluminación discotequera. Pero de estas tiendas «de toda la vida» apenas quedan cuatro. Salvo los letreros de «alta fidelidad» o «megafonía» que aún conserva uno de los negocios supervivientes, Sonido 40, el resto se han convertido en «boutiques» de moda, tiendas de decoración, bazares y, como no, restaurantes especializados en celiacos o en el mundo del aguacate. Esta calle del barrio de Salesas ha apostado por asemejarse al Soho o al Village neoyorquino, pero no les ha funcionado.
En solo seis minutos, como determina Google, se recorren caminando los 500 metros que ocupa esta calle de aceras estrechas y que, hasta en agosto, es una de las más transitadas de Chueca –seguramente porque desemboca en la calle Alcalá, en el arranque de Gran Vía–. Por ello, llama la atención que, en ambos lados de la acera, se repita el mismo cartel: «Se traspasa». «Se alquila» y «En liquidación por cierre» también están presentes. A esto se suma que, en estos días de agosto, con los cierres por vacaciones de varios negocios, la calle cuente con más persianas echadas que abiertas. Como explican diferentes comerciantes a LA RAZÓN, «pasa mucha gente, pero no compra. Si te fijas, sólo llevan bolsas de Primark», comentan con resignación. «No se vende tanto como se cree por la zona en la que estamos», subraya otro. Lo cierto es que muchos de los nuevos negocios que se abren en esta calle no aguantan ni dos meses. Los paseantes que suben y bajan Barquillo son, en su mayoría, extranjeros que se detienen en los vistosos escaparates con ropa multicolor, «pero pocos entran», asevera la dependienta de una de estos negocios multimarca. Este trasiego de turistas también lo marca, desde hace varios años, la llegada del hotel Only You, que ha sabido mantener la fachada original a pesar de la reforma que han realizado por dentro.
Detrás de los carteles de cierre hay, de acuerdo con vecinos y comerciantes, dos motivos: los precios de los alquileres y Madrid Central.
Para comprender lo que ocurre con los precios de los alquileres de los locales de esta calle de medio kilómetro de longitud solo hay que visitar Idealista, como afirma el dueño de uno de los negocios que echa el cierre. «He llegado a oír que pedían 15.000 euros de alquiler al mes por un local de no más de 80 metros cuadrados. Es una locura», subraya. «Esta calle no lo vale», añade.
En la página de alquiler y compra de inmuebles aparecen ocho ofertas sólo para esta calle, con locales que van desde los 90 a los 600 metros cuadrados, todos a pie de calle y, muchos de ellos con dos plantas –primera planta y sótano–. Uno de los primeros negocios que echó el cierre fue un conocido centro de yoga que, de la noche a la mañana dejó de dar servicio, según aseveran sus usuarios. Está situado en un esquinazo y, desde entonces se alquila. «Al principio pedían unos 25.000 euros al mes, pero no han debido de encontrar inquilino porque sigue cerrado», explica una vecina del portal contiguo. Localizamos el anuncio en Idealista: piden 16.000 euros por 550 metros cuadrados. Un precio difícil de afrontar, sobre todo porque no cuenta con licencia para convertirlo en restaurante.
Por el resto de locales piden alquileres no inferiores a los 5.000 euros. Una cifra poco asumible para las tiendas alternativas que buscan instalarse en la zona. «Sólo sobrevives si eres austero porque, incluso con la crisis, los alquileres seguían subiendo», reconoce otra responsable de una tienda.
Madrid Central es el otro gran problema al que apuntan los comerciantes. «De vecinos en exclusiva no puedes vivir», afirma el dueño de una de las tienda de iluminación de referencia de la calle, Ovalamp. «Con Madrid Central y su falta de información el comercio de proximidad va a terminar desapareciendo. Nos estamos convirtiendo en un gueto y, hasta nosotros nos estamos planteando salir del perímetro porque de 80 clientes diarios hemos pasado a 40».
Desde la Asociación de Vecinos de Chueca asevera que «contemplamos con preocupación el cierre de comercio de día que se está viviendo en calle Barquillo y otras calles del barrio. El comercio de día revitaliza la actividad residencial de nuestro barrio cosa que no pasa con los negocios de noche, que suelen ser en su mayoría un problema para los residentes. Desconocemos las razones de esta triste noticia, y nos preocupa por el valor que esta actividad le da a nuestro barrio».
A los cierres de todos estos negocios se suma el anuncio de uno de los locales emblemáticos de la calle Barquillo. «Bogui Jazz Club llega al final de su actividad en la actual ubicación el próximo 31 de agosto», escribía en su cuenta el que se considera como uno de los templos del jazz de la capital. «Agradecemos a todos los músicos que fueron la piedra angular de un recorrido irrepetible, al público que nos acompañó compartiendo momentos inolvidables con respeto ejemplar...», añaden. Queda por saber cuál será su nueva ubicación.
CLAVES
-“Tememos que en este barrio solo queden pisos turísticos y extranjeros con bolsas de Primark”, afirma el dueño de una empresa de iluminación de Barquillo.
- 4.200 euros de alquiler al mes piden por un local de 156 m2 que antes había sido un restaurante
- La falta de información sobre Madrid Central es una de las principales reclamaciones de los comerciantes. «Esperamos que este Ayuntamiento tome medidas».
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