Sucesos
Cae la banda de El Conejo: agencia de sicarios con «encargos» del narco
La Policía detiene a siete colombianos cuando iban a entregar un arsenal de armas a miembros del cártel mexicano. Tienen múltiples antecedentes y órdenes de arresto internacionales. Secuestraban y asesinaban para cobrar deudas
La resaca de los Oscar dejó en el día de ayer un suceso que podría servir como gión en una de las películas de gánsters propias de Hollywood. La Policía Nacional asestó ayer un duro golpe a una banda de sicarios colombianos integrada en las mafias del narcotráfico internacional. En esta ocasión, el escenario fue las calles de Leganés y la frase cinematográfica que refleja el cáliz de los acontecimientos es «enviarle flores», que en el argot criminal de este grupo de presuntos delincuentes significa matar. En concreto, la desarticulación de la banda se produjo cuando ésta se disponía a recibir un encargo de un arsenal que entregaría posteriormente a un supuesto integrante de un cártel mexicano para cometer varios ajustes de cuentas, la mayoría en la provincia de Valencia. En el momento que la Policía conoció esta información, estableció un operativo en la localidad de Leganés, donde la organización se reunía en el restaurante Hagalopués, en la calle Carmen Martín Gaite, que utilizaba como tapadera para desarollar sus actividades y como punto de encuentro. De este modo, agentes del Grupo Especial de Operaciones y de la Brigada Central de Crimen Organizado lograron interceptar una furgoneta comercial que los presuntos delincuentes habían alquilado y que transportaba un fusil de asalto, dos fusiles Kaláshnikov con silenciador, dos pistolas con silenciador, un revólver Magnum, dos escopetas, un rifle con mira telescópica, detonadores eléctricos, un lanzagranadas antitanque, uniformes de policías y material policial. Además, la Policía Científica está analizando una sustancia para determinar su pudiera tratarse de material explosivo.
Con esta operación se ha conseguido detener a los siete integrantes de la banda, todos con «múltiples antecedentes, con una edad comprendida entre los 30 y los 35 años y de nacionalidad colombiana», según fuentes de la investigación. Además, varios de ellos estuvieron ligados en el pasado con «El Señor del ácido» –otra organización de sicarios– y «uno seguro y otro de ellos casi seguro», con el grupo terrorista Autodefensas Unidas de Colombia, un grupo paramilitar de extrema derecha que participó en la guerrilla colombiana. Entre ellos se encuentran el «patrón» de la organización, Luis David G. Q. –conocido como «El Conejo»–, y su «lugarteniente», Sergio E. M. T. –alias el «El monstruo», sobre el que pesa una orden internacional de detención por asesinato dictada en Colombia–. Además de ellos, hay tres hombres más –H. C. G., V. H. A. y J. A. Q. R.– y dos mujeres –S. P. R. y la esposa de «El Conejo», A. S. A.–.
La labor de este grupo criminal era la de actuar como satélite en España de los cárteles de la droga. Se encargaban de los ajustes de cuentas derivados de los impagos por las deudas que contraían algunas personas con diferentes cárteles de la droga o con ellos mismos. Sus acciones abarcaban el secuestro, la intimidación con violencia y el asesinato, al que se referían como «enviarles flores». Finalmente, su tarifa suponía la mitad de la deuda de la víctima. Además de estas acciones, que desempeñaban a través de su «oficina de cobros», mantenían una guerra en Colombia con otra «oficina», responsable del asesinato del hermano de «El Conejo»; de hecho, este individuo llegó a ordenar el asesinato de una ciudadana colombiana en Santiago de Cali (Colombia) y el ametrallamiento del domicilio de un «narco». En un comunicado remitido por la Policía Nacional, se detalla una de sus actividades en España. La banda de «El Conejo» y «El Monstruo» aceptaron el cobro de la deuda de un español que cumplió condena por tráfico de drogas y se hallaba en régimen abierto en un centro penitenciario de Madrid. Puesto que éste se negó a pagar, los sicarios llegaron a localizar a su hermana y «realizar el cobro sobre ella» y, en caso de que siguiese sin pagar, le «enviarían unas flores». Según el jefe de la Unidad contra la Delincuencia y el Crimen Organizado (Udyco), Eloy Quirós, la banda no habría llegado a llevar a cabo ningún asesinato en España, aunque sí un secuestro de un día y amenazas a varias víctimas, que en ningún caso denunciaron a los presuntos delincuentes por miedo a las posibles represalias de los «narcos». Además del registro que se produjo en la furgoneta nada más detener a los integrantes de la organización, la Policía investigó el piso de «El Conejo» y de su mujer, ubicado en Leganés, en presencia de ambos.
Esta operación se ha podido llevar a cabo gracias a una investigación que ha durado dieciséis meses y a la estrecha colaboración internacional entre la Brigada Central de Crimen Organizado de la Policía Nacional española, la Policía de Colombia y la Administración de Drogas y Narcóticos de EE UU (DEA).
De la banda del Señor del ácido y grupos paramilitares
Fuentes de la investigación aseguraron a LA RAZÓN que uno de los detenidos «y otro, casi seguro», formaron parte de la organización terrorista Autodefensas de Unidad de Colombia (AUC), un grupo paramilitar de extrema derecha cuyo cometido fue, desde finales de los noventa hasta el 2003, crear una contraguerrilla a las FARC. Además, otros de los arrestados estuvieron ligados a la banda «El Señor del ácido», conocida de este modo porque el jefe de la misma, Leonardo Dávalos Jiménez, ordenó descuartizar en 2007 a un deudor y rociarle con ácido para evitar su identificación. El «patrón» de la banda caída en Leganés, Luis David G. Q., alias «El Conejo», en 2011 fue condenado a dos años de prisión por pertenecer al «Señor del ácido»; sin embargo, fue absuelto por el Tribunal Supremo el pasado mes de marzo.
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