Madrid
Carmena multa un 55% más a los «lateros» que a los «manteros»
A pesar de que los vendedores ambulantes ilegales de falsificaciones se han multiplicado, la Policía Municipal se centra en quienes venden latas de cerveza y comida en zonas de ocio nocturno. En lo que va de año han multado a 6.628 personas
A pesar de que los vendedores ambulantes ilegales de falsificaciones se han multiplicado, la Policía Municipal se centra en quienes venden latas de cerveza y comida en zonas de ocio nocturno. En lo que va de año han multado a 6.628 personas
No parece comparable la mafia de las falsificaciones a los grupos más o menos organizados que venden comida y bebida por las zonas de ocio nocturno a altas horas de la madrugada por un euro. Los primeros son generalmente de origen subsahariano, se colocan en las principales vías de tránsito comercial y pueden vender bolsos de firma, camisetas del Real Madrid y zapatillas Nike por 20 euros. Todo falsificado. Pueden llevan 300 euros en la manta y la insfraestructura que tienen detrás (desde los fabricantes en China hasta los proveedores de Cobocalleja y de los pisos francos de Lavapiés que les suministran al por menor) mueven millones de euros al año. Sin embargo, el Gobierno municipal de Ahora Madrid, encabezado por Manuela Carmena, se ha centrado en multar a los vendedores que dispensan latas de cerveza en la vía pública. En lo que va de año se ha multado a 6.628 personas por este motivo, frente a los 4.259 «manteros» (o vendedores ambulantes ilegales contra la propiedad industrial), es decir, un 55 por ciento más.
La clandestinidad de estos grupos organizados (generalmente asiáticos) que venden, principalmente, latas de cervezas en plazas donde se juntan los jóvenes los fines de semana, en fiestas populares o a las puertas de las discotecas, también hace mucho daño a los hosteleros. Sin embargo, el euro que cuesta la lata de marca desconocida no es comparable al daño económico y de imagen que hacen los «manteros» a las grandes firmas de moda o a los clubes de fútbol.
La principal similitud que comparten con los subsaharianos de la manta es que si no tienen «papeles» suelen tener menos problemas con la Policía, ya que ninguna notificación llegará a un domicilio conocido. Como ocurre con este tipo de ventas, Centro sigue siendo el distrito que se lleva la palma. Hasta junio de este año, se han practicado 6.628 intervenciones por infracciones alimentarias en la capital, de las que 5.307 han sido en este distrito. Le sigue de cerca Puente de Vallecas, con 1.097. En este distrito no es demasiado habitual la presencia de «lateros» pero este tipo de infracciones también engloba a los vendedores de frutas y verduras ilegales que se colocan en las puertas de mercados de barrio o en los propios mercadillos ambulantes pero que no cuentan con licencia, como el resto de vendedores. El cliente potencial de éstos no es el joven que sale de fiesta sino la señora que va a hacer la compra y se encuentra a la puerta el producto más barato. En muchas ocasiones es robado y en otras comprado a precio muy barato en Mercamadrid de los restos que no quiere el resto de fruteros.
Sin embargo, según fuentes policiales, los «lateros» son los más multados por este tipo de infracción.
Estos grupos comenzaron a actuar cuando el «botellón» tocó techo y se prohibió. Durante los primeros años la mayoría eran de origen chino –ahora hay muchos de Bangladesh o Pakistán– y se acercaban a las puertas de las discotecas para «amenizar» la cola de la entrada con una cerveza. También asediaban a la clientela a la salida del establecimiento, cuando ya hacía una hora que el camarero no ponía más copas. También encontraron en los hambrientos jóvenes al salir de un local de copas de madrugada y comenzaron a ofrecer de todo: bocadillos, arroz y tallarines chinos...
Por eso el problema para la salud pública que representan estos vendedores ambulantes ilegales, a diferencia de los manteros, es abismal. Pueden llegar a esconder las latas en alcantarillas o contenedores si detectan la presencia policial. Y aunque la lata de cerveza es su producto estrella, también ofrecen bocadillos y comida asiática en condiciones muchas veces peligrosas para el organismo. Los hosteleros de Centro llevan muchos alertando de este problema aunque el daño económico no es tan grande. De hecho, contra quienes realmente compiten estos vendedores de latas de cerveza es contra los establecimientos regentados por chinos, donde los jóvenes suelen comprar la bebida para hacer botellón. Estos días de fiestas populares (este fin de semana será La Paloma) es cuando estos «lateros» hacen su agosto al estar permitido beber en la vía pública.
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