Maratón
Carmena quiere ahorrar en policías y vallas en las carreras populares
El equipo de la alcaldesa ha trasladado a los organizadores de las carreras que quiere poner límite al número y precio de los dorsales para economizar en el dispositivo de movilidad que implican
El equipo de la alcaldesa ha trasladado a los organizadores de las carreras que quiere poner límite al número y precio de los dorsales para economizar en el dispositivo de movilidad que implican
Los organizadores de carreras populares siguen molestos con el Ayuntamiento de Madrid después de que la portavoz municipal, Rita Maestre, asegurase en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno que los organizadores habían acogido «muy bien» la idea de ordenar las competiciones. Al respecto, muchos aclaran que sí están de acuerdo en regular el calendario, puesto que hay algunos domingos en los que se llegan a juntar hasta cinco eventos deportivos, pero se muestran muy en contra de la pretensión del equipo de Manuela Carmena de limitar el precio de los dorsales sin, a cambio, reducir el coste de las tasas que deben pagar por cada carrera.
La cuestión es que, según explicó José Cano, organizador de la carrera popular de Canillejas, la alcaldesa se queja del coste en «policías y vallas» que suponen estos eventos. En una conversación informal con el director de Deportes del Ayuntamiento de Madrid, Javier Odriozola, éste confesó que pretenden limitar el gasto del consistorio en el dispositivo de movilidad necesario para la celebración de las carreras y, por ello, han restringido los requisitos para poder organizar este tipo de eventos.
En una misiva enviada hace unas semanas a varios organizadores –Cano asegura que a él no se la enviaron pese a que el trofeo que lleva su nombre se celebra desde hace más de 30 años en la capital–, se proponían una serie de normas en las que, además de recortar el precio de los dorsales a un máximo de 0,80 céntimos el kilómetro, también se limitaba a entidades legalmente consituidas, se reducía drásticamente el número de pruebas que puedan pasar por el Parque del Retiro y, además, se ceñían al fin de semana la posibilidad de celebrar carreras salvo contadas excepciones como la San Silvestre.
Ante las estrictas propuestas, Cano reclamó al director general de Deportes que el gasto en Policía Municipal y vallas no es un asunto tan polémico para, por ejemplo, los partidos de fútbol. Sólo los equipos de Primera División madrileños –Real Madrid, Atlético de Madrid y Rayo Vallecano– requieren al menos 80 dispositivos de Movilidad al año por la celebración de las jornadas de Liga, Copa y «Champions», en el caso del Real y el Atlético, que requieren muchos más agentes que los necesarios para, por ejemplo, las carreras populares de las fiestas de barrios como Latina, Lucero o Carabanchel.
La comparación es más sangrante si se tiene en cuenta que en Madrid se han celebrado hasta finales de septiembre 2.300 manifestaciones o concentraciones, un centenar más que el pasado año, según datos de la Delegación de Gobierno, que requieren en todas las ocasiones un dispositivo especial de Movilidad por parte de la Policía Municipal y, muchas veces, la disposición de vallas para desviar el tráfico de la protesta. Con todo, según explican desde la Asociación de Policía Municipal Unificada, los turnos de refuerzo se aplican según las necesidades del servicio, ya sea por una manifestación, una carrera o el Rastro cada domingo y, según el tamaño del evento, se cubre con los agentes disponibles en el turno. En el caso de los agentes de Movilidad, tan sólo actúan en la almendra central, ya que no hay efectivos suficientes para cubrir las carreras de los barrios.
En la capital se programaron 142 carreras populares para 2015 –hay que tener en cuenta que hay muchos eventos como el Rock&Roll Marathon que incluyen tres carreras en un único evento: la de 10 kilómetros, el medio maratón y la carrera completa– y, de ellas, muchas discurren por parques como el Juan Carlos I o la Casa de Campo, que no necesitan de un dispositivo de tráfico. Otras se celebran en circuitos limitados como el Cross Universitario o sólo por algunos barrios, como la de Canillejas. Con todo, los organizadores se preguntan por qué Carmena tiene tantos problemas con gastar en Policía Municipal para cortar el tráfico cuando ha decidido cerrar el Paseo del Prado a los coches los domingos.
Respecto al precio del dorsal, el organizador de la carrera popular de Canillejas justificó que fueron los primeros en dar una medalla a cada atleta, además de los 180 premios especiales y diez premios en metálico. Además, dan dorsales gratis a 400 desempleados y 1.500 niños corren por sólo 3 euros, en lugar de los 15 euros que cuesta habitualmente. Al margen del coste de las camisetas, medallas y trofeos, José Cano explica que el gasto del transporte, personal de montaje y desmontaje de vallas, agentes de seguridad y megafonía supera los 3.000 euros, sin contar el vestuario de los voluntarios, de los sanitarios, de la difusión y cartelería y el propio precio de los dorsales, que cuestan 20 céntimos cada uno. «No nacimos con la vocación de enriquecernos», asegura Cano. Igualmente, señala que no se puede hacer una normativa genérica para todas las carreras populares, ya que las hay de muchos tipos: solidarias, para pasarlo bien, por una causa, etc. «No sabemos qué criterio han utilizado para poner esas normas, pero sí tenemos claro que no han contado con nosotros», apostilla.
Autorregulación desde 1985
Las carreras con más tradición de Madrid se unieron ya en 1985 para elaborar una normativa que reglara estos eventos populares que cubre muchos de los aspectos que ahora quiere restringir el consistorio madrileño. Así, los organizadores del Mapoma, la popular de Coslada, el trofeo José Cano de Canillejas y el Club Akiles daban libertad a los organizadores para crear las carreras y cobrar el dorsal, pero se exigían gran cantidad de medios para asegurar la seguridad de los corredores. En las normas se establece la presencia de agentes de seguridad, sanitarios y ambulancias suficientes para atender a los corredores y se anima a los organizadores a ajustar los dorsales a los medios que se ponen a diposición de los atletas para asegurar que la prueba se celebra con todas las garantías. También especificaban la ubicación y el contenido mínimo de los puestos de los avituallamientos y de esponjas. Se exigía la homologación de las distancias y la presencia de jueces de la Federación Madrileña de Atletismo y se proponía un calendario de competiciones en base a una reunión anual de organizadores de carreras populares para regular la celebración de estos eventos deportivos.
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