La Paz

Cifuentes regresa con «ganas de empezar»

La Delegada del Gobierno, junto a Ignacio González
La Delegada del Gobierno, junto a Ignacio Gonzálezlarazon

El 35º aniversario de la Carta Magna compartió protagonismo en la Puerta del Sol con el regreso a la actividad pública de la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes. Casi cuatro meses después de sufrir un grave accidente de moto, regresaba ayer al trabajo tras haber solicitado el alta voluntaria. «Una ausencia demasiado larga», recordó en el comienzo de su discurso, que convertía la de ayer en una cita «muy especial» en lo personal. «Me encuentro muy bien», reconoció ante la nube de periodistas que aguardaba su llegada. Reconoció, no obstante, estar mejor anímica que físicamente: «Tengo dolores todavía y espero que vayan desapareciendo con el tiempo». La delegada del Gobierno en Madrid hace ya mucho que se «reincorporó» a su tarea en Miguel Ángel, 25, desde donde ya ha dirigido varios dispositivos como el «Jaque al Rey» o el Plan Nevadas, entre otros. El pasado 20 de agosto, un mal cruce de la Castellana la llevó primero a la UCI de La Paz –donde estuvo 20 días tras ingresar con un fuerte traumatismo torácico– y la apartó del trabajo después otros dos meses largos. Una vez superadas, al menos en gran parte, las consecuencias del accidente, Cifuentes aseguró que sólo piensa en «volver al trabajo». «Estamos en un momento muy complicado, hay muchas cosas que hacer y explicar a los ciudadanos y yo aportaré mi granito de arena. Vuelvo al trabajo con mucha ilusión», concluyó. Ya en el plano institucional y dentro de su discurso en el acto de homenaje a la Constitución, Cifuentes censuró las «aventuras secesionistas inviables». Recordó al independentismo catalán y a quienes pretendan romper la «identidad» del país que «se encontrarán, no les quepa duda, con la firmeza del Gobierno, y la fortaleza y el rigor de la propia Constitución». Aprovechó también su intervención para lanzar «un "no"rotundo y sin ambages a los procesos unilaterales, que, al margen de la Ley y de las previsiones constitucionales, pretenden romper España y destruir su identidad como nación, queriendo dejar atrás siglos de historia, de cultura y de valores compartidos, sin contar para ello con la decisión de todos y cada uno de los españoles». Al igual que Ignacio González, la delegada del Gobierno tampoco cerró la puerta a posibles cambios constitucionales –«no es ni puede ser, en modo alguno, un texto inamovible, que deba permanecer inalterado a lo largo del tiempo»–, pero sí alertó, en el contexto de una futura reforma, de los riesgos del independentismo, al que se refirió como la mayor de las amenazas que vive hoy la Constitución. Y aprovechó también para lanzar un mensaje de afecto a los catalanes: «España necesita a Cataluña y Cataluña necesita a España. Queremos a Cataluña y a los catalanes, no hay razones objetivas para lo contrario y, precisamente por ello, podemos y debemos entendernos en el marco de la Constitución de 1978, que es la Constitución de todos». Fuera del debate territorial, la delegada del Gobierno reconoció la importancia de los movimientos sociales, cuya función la propia Constitución reconoce, pero aseguró que éstos «no pueden sustituir, según algunos pretenden, a la democracia representativa». En denfinitiva, aseguró que «la democracia no son sólo las urnas, pero sin urnas no hay democracia».