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Cinco días de pura Pasión

Cinco días de pura Pasión
Cinco días de pura Pasiónlarazon

La Semana Santa es una falsa semana laboral y ficticia para alumnos y personal docente, porque en realidad se trata de once días de vacaciones. Hasta hace pocos años, comenzaba el Domingo de Ramos y terminaba el Domingo de Resurrección; ahora comienza el Viernes de Dolores y abarca hasta el lunes de Pascua; un ensayo de las largas vacaciones de verano para el esforzado sector de la enseñanza. En cualquier caso, la Semana Santa es una buena oportunidad, sobre todo para la hostelería y el comercio.

En Madrid se interpreta la sonata y fuga de muchos madrileños hacia otros destinos, pero al mismo tiempo, se convierte en una ciudad de destino turístico. Puede que la nuestra sea una Semana Santa menos conocida que las de otros lugares, pero no es menos atractiva. Las procesiones, los pasos, las cofradías y las tradiciones, la colocan en primer plano de la atracción para propios y visitantes. En torno a ella se mueve toda una industria que hace su agosto en pleno mes de abril. En los obradores se elaboran estos días millones de torrijas; en los talleres de costura, se confeccionan capirotes, túnicas y capas para miles de penitentes y costaleros; hasta una sastrería militar viste a los alabarderos que procesionan, y las cererías despachan cientos de miles de cirios para alumbrar las procesiones.

En torno a la Semana Santa hacen negocio bares, restaurantes y comercios, aprovechando el «milagro» de la baja intensidad de los conflictos sociales en la calle. Pongamos que hablo de manifestaciones, concentraciones, acampadas y otros actos de esta naturaleza que perturban los negocios de Madrid el resto del año. Y es que en Semana Santa, sindicalistas, reivindicadores y lapidarios de escaparates se toman un descanso para largarse a la playa, a la montaña, o salir de costaleros en las cofradías por las procesiones de toda España. En definitiva, que es una Semana Santa de baja pasión en el discurrir de la tensión urbana, que pone a los hosteleros contentos como unas pascuas y resucita la ilusión en la creación de empleo.