Cine

Madrid

Cines de Madrid: fundido a negro

En los últimos 20 años han cerrado el 90% de los cines de Madrid. Sólo 35 salas sobreviven a las descargas, los multicines de los centros comerciales, el IVA y la digitalización de pantallas. La última víctima: los Palafox de Luchana, que el día 28 se despiden con «Casablanca»

Eugenio es, hasta el próximo día 28, el encargado de salas de los Cines Palafox, ubicados en el número 16 de la calle Luchana
Eugenio es, hasta el próximo día 28, el encargado de salas de los Cines Palafox, ubicados en el número 16 de la calle Luchanalarazon

En los últimos 20 años han cerrado el 90% de los cines de Madrid. Sólo 35 salas sobreviven a las descargas, los multicines de los centros comerciales, el IVA y la digitalización de pantallas. La última víctima: los Palafox de Luchana, que el día 28 se despiden con «Casablanca»

El próximo 28 de febrero los míticos Cines Palafox echarán el cierre. Tras más de 55 años de historia, la segunda sala más grande de la capital se despedirá de sus espectadores con una última sesión el día 27, a las 21:30 horas, de «Casablanca». Esta clausura es sólo un capítulo más de la «serie» de terror que protagonizan los cines en los últimos años. El diagnóstico lo hacen los responsables sin pelos en la lengua: «El robo de internet que el Gobierno no quiso combatir, la crisis económica que afecta a todos, un cambio tecnológico que implicó fuertes inversiones y, finalmente, una subida del IVA desproporcionada para las posibilidades de las empresas, nos ha impedido hacer frente a las inversiones necesarias para seguir siendo competitivos», afirma Juan Ramón Gómez Fabra, administrador de los cines Palafox.

Lejos queda la época dorada de los cines de Madrid. A la Gran Vía se la comparaba con Broadway: en los años 50 llegó a tener 15 salas; hoy sólo quedan tres. En 1966, la ciudad alcanzó su cota con 208 locales en los que se proyectaban películas. En 1994, solo quedaban 61, pero fue la llegada del siglo XXI la que marcó el declive definitivo del celuloide. «En los últimos veinte años se han cerrado el 90% de los cines en Madrid», explica Carlos Osorio, fundador de la Asociación Cultural Ciudadanía y Patrimonio y experto en los cines de la capital. Clausura tras clausura, ya solo quedan 35 salas de proyecciones en Madrid, según el censo de salas de cine de la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación.

La tendencia es clara: los cines del centro cierran y los de la periferia multiplican ingresos y espectadores. Esto, como explica Gómez Fabra, se debe a que «los cambios estructurales para adaptarse a las nuevas tecnologías son más sencillas en los centros comerciales que en las salas antiguas». «Reformar una sala de cine en el centro es mucho más caro, complicado y menos rentable», sentencia el administrador de los Palafox de Luchana.

El resultado de este terrible proceso es tangible: los tres antiguos ejes cinematográficos más importantes en el Madrid del siglo pasado –Gran Vía, Tetuán y Fuencarral– prácticamente han desaparecido. En Gran Vía, donde llegaron a acumularse 15 cines, ahora solo quedan los Cines Capitol, el Palacio de la Prensa y los Callao, un extraño caso de longevidad que en diciembre pudo cumplir su 90 aniversario. En Fuencarral resisten dos, y en las calles del distrito de Tetuán ya no hay ningún cine, a pesar de que la calle Bravo Murillo durante el siglo XX albergara hasta 15 salas.

Tetuán no es el único barrio sin salas de la ciudad . Décadas de cierres continuos han dejado a muchos otros barrios huérfanos de lugares donde disfrutar del séptimo arte. Moratalaz, Vicálvaro y Puente de Vallecas no suman una sola gran pantalla. Chamartin, Ciudad Lineal, Villaverde, Latina y Usera son otros de los distritos sin cine. Álvaro Bonet, vicepresidente de Ciudadanía y Patrimonio, señala que «si las autoridades quisieran, cada distrito podría tener una sala de cine que se podría combinar con otros usos para dinamizar la vida cultural de los barrios».

En contraposición a estos distritos desiertos, hay dos barrios que copan casi toda la oferta cinematográfica de la capital: Centro, que tiene diez salas, y Chamberí, donde los vecinos pueden elegir cualquiera de sus seis cines. En Fuencarral, Salamanca, Arganzuela, San Blas y Villa de Vallecas, aún sobreviven algunas salas de cine.

Mayor protección

Empresarios, actores y aficionados coinciden en que es necesaria una mayor protección para los cines. Iñaki Guevara, el secretario general del sindicato Unión de Actores reclama «una política cultural que proteja las artes escénicas y audiovisuales, introduciendo asignaturas en los planes educativos para formar futuro público y vocaciones». «Salvar a los cines pasa por hacer educación y la pedagogía», subraya. El gerente de los Palafox también coincide en hacer responsables a las instituciones y al gobierno a los que les pide implicarse más en la conservación de las míticas salas: «Hay que conseguir que se baje la fiscalidad, normalizando el IVA y lograr así que se recuperen los hábitos de consumo de la gente».

Por último la asociación Ciudadanía y Patrimonio defiende «un nuevo Plan General de Ordenación Urbanística que proteja, de manera específica y completa las salas» a las que consideran «parte importantísima de la historia de la ciudad y que, como tal, hay que defenderla, recuperarla y ponerla en valor conservando los cines». Además, explican que les parece «muy triste» que desaparezcan tantos cines, porque, señalan que ya nunca volverán: «Cuando la economía se recupere no van a reabrir».

Las alternativas

Dentro de este declive, hay quien ha logrado sobrevivir. Lo hacen después de haberse reconvertido. El mejor ejemplo son los cines Zoco Majadahonda, antes conocido como Minicines Majadahonda. Pasaron a ser propiedad del grupo La Dehesa y posteriormente fueron adquiridos por la cadena Renoir, que en 2013 se vio obligada a cerrarlos. Pero éste no fue su fin. Fernando Villanueva, que lleva desde 1980 trabajando en estos cines explica que «cuando Renoir se planteó el cierre de estos cines, la gente se juntó para impedirlo». Fundaron una asociación que cuenta con cerca de mil socios que sostienen la sala. Este modelo de negocio, explica Villanueva, es competitivo: «Acumulamos ya tres años con beneficios y hemos podido modernizar las salas». Cree que el modelo de estas salas se puede exportar a otros cines amenazados, aunque advierte de que «hace falta tener el respaldo de los socios porque la gente es fundamental para que un cine funcione». Para conseguir esto, en las salas Zoco Majadahonda se han reducido los precios de las entradas, ya que «si son prohibitivos, en vez de aumentar la recaudación, expulsan a la gente del cine». Otro modelo tradicional que sige funcionando es el de los Cines Metropol, que proyectan películas de cine independiente, un género que, explican los gerentes, aunque está «en peligro de extinción» por el momento resiste. Sus salas son pequeñas, pero cuentan con un público fiel que les permite llevar más de cinco años abiertos.

Del séptimo arte a las tablas, los tenedores y los probadores

Derribos, hamburgueserías, centros comerciales, tiendas de ropa y electrónica, discotecas y salas multidisciplinares. Estos son algunos de los destinos principales de los muchos cines que no han podido resistir los envites de la crisis y las nuevas tecnologías. La mayoría de las salas clausuradas de la Gran Vía, han pasado a ser teatros. Los antiguos cines Lope de Vega, Imperial, Coliseum y Rialto, anuncian ahora en sus neones musicales y espectáculos teatrales.

En la misma calle, el Cine Azul ahora se ha convertido en hamburguesería y el edificio del antiguo Cine Rex alberga un hotel de tres estrellas. El mismo camino han recorrido los Cines Alexandra, situados en la calle San Bernardo, y los Urquijo. El escenario de una discoteca ha ocupado el espacio en el que antes estaba la gran pantalla de los Cines Novedades.

El edifico que albergó las salas del Cine Benlliure hasta 2007 es ahora una tienda de electrónica.

Los cines Salamanca, Europa y Bilbao también han recibido un uso comercial.

Los que menos suerte han corrido son los cines Tívoli, Fuencarral y Minicines que fueron derribados. En el extremo contrario están los Cines Avenida y el Palacio de la Música, protegidos por el Plan General de Ordenación Urbana.

«En esta sala he sido el hombre más feliz»

Eugenio es, hasta el próximo día 28, el encargado de salas de los Cines Palafox, ubicados en el número 16 de la calle Luchana. Es uno de los trabajadores que lleva más tiempo en la empresa, que ahora pasa a manos de Yelmo. Entró con sólo

25 años al que ha sido su primer y único empleo en la vida. Ahora, con 57, mira para atrás, confiesa que «aquí he sido feliz» y reconoce que no le importaría «pasarme otros treinta años de mi vida trabajando entre estas butacas».

Afronta con pena los últimos días del Palafox en los que se proyectará el ciclo «Au Revoir, Palafox» con obras maestras del cine como «Cantando bajo la lluvia», «Con faldas y a lo loco», «E.T» y «Casablanca» para la despedida final.