Ecuador
De inmigrante friegaplatos a dueño de dos restaurantes en Madrid
En ambos establecimientos trabajan 22 persona y, en cada uno de ellos, factura unos 30.000 euros mensuales.
En ambos establecimientos trabajan 22 persona y, en cada uno de ellos, factura unos 30.000 euros mensuales.
Emigró de Ecuador a España en 2002, donde empezó fregando platos en un bar, hoy se ha convertido en el propietario de dos establecimientos hosteleros de Madrid, uno de ellos ubicado en una de las zonas más populares, cerca del Palacio Real, y tiene empleadas a más de una veintena de personas. Informa Belén Molleda/Efe.
Se trata de Bladimir Pillacela, quien llegó a España con 18 años, y que, ahora, a sus 34, es propietario de dos restaurantes, con la vista puesta en abrir un tercer negocio ahora que es "joven", porque "a lo mejor a los 40 años"no tiene "tanta fuerza", afirma en una entrevista con EFE.
Uno de los establecimientos que posee está situado en la calle Mayor, "Tapería Mayor"y lo abrió en 2015; el otro, "La Mayor Tapería", ubicado en la Plaza de la Remonta, lo abrió hace menos de un año.
En ambos establecimientos trabajan 22 personas en total y, en cada uno de ellos, factura de media unos 30.000 euros mensuales, en "Tapería Mayor algo menos, porque no tiene terraza".
Proviene de una familia humilde de Gualaquiza, una ciudad de cerca de 30.000 habitantes, situada en la provincia de Morona Santiago. Tiene siete hermanos, cinco de los cuales residen en España.
"Mi madre me daba de comer arroz, con sal, pero sin aceite y manteca; aún así recuerdo que fui feliz y aprendí que la humildad es muy importante en la vida. Hay que tocar tierra", afirma.
Su "sueño"inicial fue residir en Estados Unidos, pero su hermana, que ya vivía en España, le "convenció"para optar por Madrid, donde llegó con la idea de residir temporalmente y "reunir algo de dinero"para "montar un negocio"en su país.
Hoy no se arrepiente, está encantado de su elección y ya no piensa regresar a Ecuador. "Aquí la vida es mucho mejor; tenemos más seguridad, médico... Soy ecuatoriano y estoy orgulloso de ello, pero a mi país no vuelvo", afirma convencido.
Sus primeros pasos como emprendedor no fueron fáciles. "Me tiré tres meses sin poder pagar el alquiler de mi casa; el dueño me pagaba hasta la luz". A los proveedores tampoco podía pagarles puntualmente.
Sin embargo, salió del "túnel"y ahora no tiene deudas, asegura este emprendedor, que abrió su primer restaurante, "Tapería Mayor", con una inversión de 150.000 euros.
"Comencé de cero, con un local diáfano, que no tenía ni luz, ni agua; monté la cocina y fue duro. Pensé que abrir un restaurante era más sencillo, como alquilar un piso, pero no fue así", reconoce.
La gente me daba dos años de vida al negocio, ya que anteriormente en este local hubo otros restaurantes que no funcionaron; pero "cuando uno lucha por lo suyo, sale".
"Abría a las 7 de la mañana y cerraba a las 2. Así estuve un año. Ni un día libre", afirma Pillacela, que apunta que su esposa llegó a sospechar que "andaba con alguna. No entendía lo que era la hostelería. Ahora ya sí".
Ser empresario, para él es "cumplir un sueño", afirma, y añade que cuando llegó a España trabajaba de seis de la mañana a doce de la noche.
Está casado con una hondureña que conoció al poco tiempo de llegar a España y tiene una hija de 16 años.
Su mujer trabaja con él en uno de estos establecimientos, al igual que lo hace una de sus hermanas.
Las redes sociales tampoco le son ajenas y sus negocios están presentes en ellas. "Tenemos muy buenas críticas", asegura.
Sobre si se maneja más dinero que antes, cuando había crisis, afirma que "se nota que esto comienza a fluir; la gente ya no tiene miedo de salir a gastar y ya no se oye todos los días la palabra crisis".
Es más, cuando vas en el metro ves que la "gente ha pasado de llevar una bolsa pequeña de comida, a ir con tres".
Los españoles le han tratado muy bien, aunque él también ha trabajado y ha hecho que le "respeten". A sus compatriotas, les recomienda que se adapten y trabajen honradamente. Si lo hacen, España será su segunda casa. "A mí me lo ha dado todo".
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