Angel del Río
Del «tamayazo» al «riverazo»
El mercadillo de la política no cierra por el calor; es más, se encuentra en plena temporada de rebajas y oportunidades. Se vende, se compra, se cambia e intercambia. Votos de saldo, o de alta cotización, según el interés: «Oferta de votos a buen precio». «Admitimos trueques: préstamos y abstenciones a cambio de prebendas a convenir». El «tamayazo» vuela sobre el nido de la Asamblea de Madrid. Tras las elecciones autonómicas de 2003, el PP no consiguió mayoría suficiente para gobernar, y se dio lo nunca visto hasta entonces: los votos «tránsfugas» de dos parlamentarios del PSOE, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, dieron el gobierno de los populares y la presidencia del mismo a Esperanza Aguirre. Pese a las comisiones de investigación, las cábalas y los aviesos intereses particulares, nunca se ha llegado a descifrar el misterio del «tamayazo», que dejó compuesto y sin presidencia regional, al candidato socialista, Rafael Simancas.
Hay quienes piensan, o desean, que la operación se repita. Íñigo Errejón, de Más Madrid, ha recordado aquel episodio de hace 16 años, y sin pensárselo dos veces, propone un trueque para impedir que Isabel Díaz Ayuso se haga con el gobierno de la Comunidad, en beneficio del socialista Ángel Gabilondo: le pide a Ciudadanos que preste tres votos de sus diputados, para que pueda verificarse la operación, toda vez que Vox está en la tesis de no apoyar un gobierno del PP, si los de Rivera siguen empeñados en aislarles. El oportunista Errejón ve la posibilidad de repetir la jugada de 2003, pero con cambio de protagonistas: que sea Ciudadanos quien se avenga a dar un «tamayazo», que en esta ocasión sería un «riverazo»: revertir, verbo cuya conjugación se ha puesto de moda, lo que hasta ayer parecía razonable: la unión del tripartito para darle el gobierno regional al PP.
A partir de este momento se abre el capítulo de las interrogantes: ¿Conseguirá Errejón su objetivo, y, a cambio de qué? ¿Permitirá Gabilondo que le hagan presidente gracias a tres votos prestados por Ciudadanos? ¿Accederá el partido de Rivera a este trueque, para luego culpar a Vox de las consecuencias? ¿Cederá Vox ante una situación que permitiría un gobierno de izquierdas?
El mercadillo de la política no sólo no cierra por el calor, sino que permanece 24 horas abierto.
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