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Desahucios difíciles de parar

La Razón
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Todo el esfuerzo, que se ha realizado para parar la tragedia de los desahucios puede ser baldío, por culpa de los préstamos de usureros privados, y si no, que se lo pregunten a una vecina de Vallecas que ha perdido su casa por no poder hacer frente a un préstamo que había avalado con su piso.

¿Cómo actúan los prestamistas privados?

–La realidad es que esos préstamos que se terminan pidiendo a usureros que se aprovechan de la desesperación de muchas familias, jurídicamente son difíciles de parar. Se suelen hacer entre particulares con lo que no rige la Ley General de Consumidores y Usuarios, ni sus limitaciones de los tipos de interés, ni pueden declararse nulas las cláusulas abusivas.

¿Están afectados por las nuevas leyes desarrolladas para parar los desahucios?

–Tampoco tienen fácil encaje las nuevas medidas aprobadas por el Gobierno para defender a los deudores hipotecarios, como la suspensión de los lanzamientos hasta mayo de 2015, y ello porque existe libertad de pactos. Generalmente estos negocios adoptan la forma de un puro préstamo avalado con la propia vivienda y con unos tipos de interés que los hacen impagables y terminan con la vivienda en manos del prestamista.

¿Qué condiciones rigen este tipo de préstamos particulares?

–El caso típico es recurrir al usurero para pagar una pequeña deuda y éste nos obligará a un pacto comisorio en el que garantizamos la devolución del dinero con la adjudicación de nuestra vivienda por mucho valor que tenga y con unos intereses que nos impedirán recuperar la casa.

¿Qué puede hacer una familia atrapada en estas cláusulas abusivas?

–El problema es que frente a esta situación sólo podemos recurrir a la Ley de Represión de la Usura que es de 1908 y cuyo tenor literal no fija límites concretos y hace que los jueces tengan que ver como legales intereses moratorios de hasta un 24% anual.

¿Debería el Gobierno actuar ante el peligro de desahucios por esta forma de préstamos?

–Parece inexcusable que nuestro ordenamiento empiece a tapar las vías del casco de los desahucios, si queremos que todo el esfuerzo, no se quede en agua de borrajas.