Madrid
Desaparecida: 16 pistas nuevas para buscar a María Piedad
La familia de la desaparecida en Boadilla en 2010 presenta un informe de criminólogos independientes en el que solicitan la práctica de 16 nuevas diligencias que pueden reabrir el caso
La familia de la desaparecida en Boadilla en 2010 presenta un informe de criminólogos independientes en el que solicitan la práctica de 16 nuevas diligencias que pueden reabrir el caso.
El caso se archivó en diciembre de 2014, cuatro años después de que se perdiera su rastro a la salida de la cena de Navidad con sus compañeros de trabajo en compañía de su ex pareja y padre de su segundo hijo, Javier Sánchez Toledo. El Juzgado de Instrucción número 5 de Móstoles, que llevaba la investigación, lo archivó por «falta de indicios», pero ahora la familia de María Piedad García Revuelta, la joven desaparecida en Boadilla del Monte el 12 de diciembre de 2010, ha presentado un informe en el mismo juzgado para que se reabra la investigación judicial.
En el informe, según ha podido saber este diario, se solicita al juzgado la práctica de nuevas diligencias. Concretamente son 16 pero, para garantizar la seguridad de estos nuevos trámites, los criminólogos encargados de esta revisión, así como la familia de la joven prefieren que no se hagan públicas estas nuevas pistas que podrían ser claves en el esperado hallazgo del cuerpo. Eso sí, la mayoría giran en torno a una hipótesis principal de los hechos. Es sólo una posibilidad que, al parecer, no se habría contemplado por parte de los investigadores oficiales del caso.
El informe llegó al juzgado el pasado lunes 10 de julio, según confirmó uno de los hermanos de la joven a este diario. Si éste aceptad la propuesta –algo muy probable al tratarse de un posible crimen–, los agentes de la Guardia Civil tendrían que volver a algunos de los escenarios peinados hace años, tomar declaración a nuevas personas y también se tendrán que practicar nuevas periciales.
El próximo diciembre se cumplirán siete años de la desaparición de esta joven y el posterior suicidio de su ex pareja y principal sospechoso. La Guardia Civil no ha dado con ella y, aunque el archivo judicial no significa que los agentes hayan aparcado el caso, la desolación de la familia es una realidad. Por eso acudió a principios de año la asociación sin ánimo de lucro SOS Desaparecidos. Además de difundir el cartel de «Desaparecida», con fotos de la joven, su descripción física y de la ropa que llevaba en el momento de su desaparición; la ayuda de la conocida entidad solidaria no quedó ahí. Su equipo de criminólogos, encabezado por Iciar Iriondo del despacho Dacrim, lleva desde febrero revisando los flecos sueltos de una investigación que se materializó en casi 1.000 folios de sumario repartidos en tres tomos. Este examen a conciencia del caso, realizado por profesionales externos a la Guardia Civil, ha analizado a fondo cada folio de un sumario, «sorprendentemente incompleto», según explicó a este diario Iriondo. También se hizo un trabajo de campo, que se alargó más de lo que esperaban.
Aunque la Guardia Civil peinó montes, polígonos industriales y parajes de una buena cantidad de hectáreas de toda la región –la más importante en la Raya del Palancar de Villanueva de la Cañada, donde apareció sangre de la joven, pero también en parajes de Villaviciosa, Navalcarnero, Villanueva del Pardillo, caminos de acceso a la M-501 o la M-503, pozos, embalses y vertederos– hay puntos que parece que no se han tocado todavía.
Los criminólogos han acudido a los lugares clave del caso para realizar un perfil geográfico y han hablado con personas del círculo de María Piedad y de Javier para realizar nuevos perfiles. También han conversado con los investigadores –actualmente es el comandante de Boadilla quien lleva el caso–. Al final han sido casi cinco meses de trabajo intenso que han dado resultados.
La responsable del informe, que la familia de Piedad entregó al juzgado, reconoce que «al principio parecía más sencillo pero luego se ha ido complicando». «La reconstrucción de las telecomunicaciones nos ha llevado más tiempo del que pensábamos», asegura Iriondo. Como siempre han contemplado los investigadores de la Guardia Civil, desde el despacho de criminólogos Dacrim también se cree que su ex pareja Javier hizo desaparecer a María Piedad antes de quitarse la vida colgándose de una torre de alta tensión de San Lorenzo del Escorial. Una de las curiosidades es que el sospechoso –ya fallecido, por lo que nadie podría cumplir ninguna pena por el caso–, se bajó una aplicación para programar llamadas a través del teléfono móvil. Lo programó para llamar a su ex pareja desde las cinco de la madrugada de los hechos: primero cada cinco minutos exactos, luego cada media hora y luego cada hora. Quizás estaba ya diseñando en su cabeza sus explicaciones o coartadas ante los agentes, pero los investigadores nunca lograron hablar con él por lo que no se ha podido contrastar nada. Sí se le pudo ubicar en casi todo momento –menos en tres franjas horarias– gracias al gps de su teléfono móvil, del que se deshizo un día antes de suicidarse.
La familia pide ahora al juzgado, a través de este escrito, que vuelva a algunos de los escenarios ya contemplados y que revise otros que «aparecen» en el caso por primera vez. La familia de María Piedad (su madre Toñi, su hermano Jorge y sus hijos de 15 y 6 años) están esperanzados con esta nueva vía. Esperan que el juzgado se pronuncie en los próximos días.
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