Villarreal

El legado de la Casa de la Villa, cerrado al público

Tras el traslado del Ayuntamiento a Cibeles, se pensó en abrir un espacio museístico. Aunque destinaron un presupuesto de 11 millones, el proyecto se abandonó. Tanto la Casa de la Villa como la Cisneros tienen gran valor artístico.

El salón de plenos donde, hasta el año 2007, se celebraban las sesiones plenarias y los principales actos institucionales de la villa. En la actualidad se celebran plenos solemnes. Tiene frescos de Antonio Palomino
El salón de plenos donde, hasta el año 2007, se celebraban las sesiones plenarias y los principales actos institucionales de la villa. En la actualidad se celebran plenos solemnes. Tiene frescos de Antonio Palominolarazon

Tras el traslado del Ayuntamiento a Cibeles, se pensó en abrir un espacio museístico. Aunque destinaron un presupuesto de 11 millones, el proyecto se abandonó. Tanto la Casa de la Villa como la Cisneros tienen gran valor artístico.

Desde que, en 2007, el alcalde, Ruíz Gallardón decidió trasladar la sede del Ayuntamiento de Madrid al Palacio de Cibeles, el conjunto del viejo Consistorio (Casa de la Villa y Casa de Cisneros) quedó relegado al olvido, con sólo un limitado uso administrativo y político, en el lugar donde comenzó la historia de la ciudad, con la celebración de los primeros concejos. Años después, se hicieron planes y proyectos, incluso se reservó presupuesto para rehabilitar y acondicionar estos edificios y convertirlos en un museo, para uso y disfrute de madrileños y turistas, porque en su interior guarda verdaderas joyas artísticas e históricas. Pero el pretendido museo quedó en el olvido, a la espera de que alguna vez, alguien, vuelva a recuperar esa aspiración; mientras tanto, Madrid tiene oculto un auténtico tesoro que habla de su historia municipal.

Un proyecto fallido

Una vez abandonada la Plaza de la Villa como enclave del Ayuntamiento de Madrid, en 2009 se hizo un plan de rehabilitación de los dos edificios principales: la Casa de la Villa y la Casa de Cisneros, ambos unidos por un puente veneciano, construido en 1915, bajo el cual discurre la calle más corta de la ciudad, precisamente, la calle de Madrid. La directora general de Patrimonio y el coordinador general de Infraestructuras Generales del Área de las Artes, presentaron oficialmente el proyecto. El objetivo era que «los dos edificios, una vez liberados de su uso institucional, se conviertan en testimonio vivo y memoria de la vida civil madrileña, en un museo que podrán visitar todos los ciudadanos».

El objetivo era abrir ambos edificios al público como museo, dependiente del Museo Municipal de Historia, incluso llegó a diseñarse un plan de visitas, que comenzarían por la Casa de la Villa, a la que el visitante accedería por la planta baja. Allí podría disfrutar de la proyección de un vídeo y recibir folletos explicativos sobre la historia de la ciudad. Se accedería después a la planta superior, para visitar el salón de Plenos, el de Tapices y otras dependencias de interés. De allí se pasaría a la contigua Casa de Cisneros, donde se encuentra la Sala de Comisiones, el despacho de la alcaldía y la galería de retratos de alcaldes.

Pero las obras de rehabilitación de ambos edificios, a realizar entre 2009 y 2010, con un presupuesto de casi 11 millones de euros, no llegaron a iniciarse, y el proyecto se olvidó en 2013, aunque dos años después, comenzaron los trabajos para convertir la Casa de la Villa (declarada Bien de Interés Cultural), en un instituto municipal de Formación.

La Plaza de la Villa empezó a llamarse así en el siglo XV, coincidiendo con el título que Enrique IV de Castilla otorgó a Madrid de Noble y Leal Villa. Aquí se sitúa el nacimiento del municipio como ente administrativo, si bien es cierto que la ciudad no tuvo sede consistorial hasta 1644, aunque antes, en 1599, se compraron varias casas, en la manzana 182, donde quedó instalado, de forma provisional, el Ayuntamiento. Casas que fueron derribadas para construir la actual Casa de la Villa. Hasta 1484, las reuniones del concejo se celebraban en la parroquia de San Salvador, en la calle Mayor, pero el párroco les prohibió la entrada, a consecuencia de las broncas que montaban en sus discusiones «plenarias». Ante esta situación, el corregidor, Antonio García de la Cuadra, decidió prestar su propia casa para que el Concejo pudiera reunirse.

El edificio principal es la Casa de la Villa, que ocupa el solar que dejó el primitivo palacio del Marqués de Vallecerrato, Juan de Acuña, presidente de los Consejos de Hacienda, Indias y Castillas. A la muerte de éste, el Consistorio adquirió la propiedad en 1615, aunque las obras de acondicionamiento del edificio, tal como ahora lo conocemos, dieron comienzo en 1645, a partir del proyecto del mismo arquitecto que hizo la vecina Plaza Mayor, Juan Gómez de Mora, con la colaboración de José de Villarreal, Teodoro Ardemans y José del Olmo. Es de estilo barroco. Una edificación sobria, con gran zócalo de granito y muros de ladrillo, rematado por dos torres con chapiteles apizarrados en las esquinas. La galería de columnas toscanas de la fachada que da a la calle Mayor, es obra de Juan de Villanueva.

En cuanto al segundo edificio consistorial de la Plaza de la Villa, la Casa de Cisneros, es más antiguo que el anterior. Se trata de una casa-palacio, construida a instancias de Beni Jiménez de Cisneros, sobrino del cardenal Cisneros, en 1537, de estilo plateresco, aunque la fachada que da la plaza se levantó a principios del siglo XX, cuando el Ayuntamiento adquirió el edificio para integrarlo en el conjunto municipal. Y una curiosidad plenamente documentada: en una habitación de esta casa-palacio nació el Conde de Romanones, que luego sería alcalde de la Villa; después, esa habitación pasó a ser el despacho de los alcaldes de Madrid, hasta que Ruíz Gallardón lo abandonó para trasladarse al Palacio de Cibeles. También está certificado que en este edificio estuvo preso Antonio Pérez, secretario de Felipe II.

Piezas para un museo

Un recorrido por la Casa de la Villa lo podemos iniciar en el Patio de Cristales, un espacio abierto que se cubrió en el siglo XIX con llamativas y coloristas vidrieras, en una de las cuales aparece la Puerta de Alcalá. En esta estancia se instaló la capilla ardiente del alcalde Enrique Tierno Galván.

El Salón Goya, otro de los espacios importantes, tiene un techo original del siglo XVII, en el que figuran los escudos reales de España y Portugal. Puede observarse una gran lámpara de araña, hecha en la Fábrica de Cristales de La Granja. Podemos admirar también la copia de un cuadro de Goya, Alegoría de la Villa de Madrid, cuyo original está en el Museo del Prado. En ella se representa a Madrid como una mujer, con su escudo de armas, y señalando los acontecimientos del 2 de mayo de 1808.

En el conocido como Salón de Plenos se celebraron, hasta 2007, las sesiones plenarias y los principales actos institucionales de la Villa. También en la actualidad se celebran plenos solemnes, como la entrega de las llaves de la ciudad o los títulos de hijo predilecto, o adoptivo de la Villa. Tiene 60 bellos frescos de Antonio Palomino, que fueron limpiados y restaurados en 1980, ya que estaban ennegrecidos por el humo de lo mucho que allí se fumó, hasta que quedó prohibido hacerlo. La Saleta de la Paloma y la Capilla son otras de las dependencias que merece la pena visitar.

En la escalera principal se encuentra la estatua original de la Mariblanca, cuya réplica está situada en la Puerta del Sol, esquina a la calle del Arenal. Quedó depositada en la Casa de la Villa, después de ser restaurada, tras sufrir graves daños tras el ataque de un grupo de gamberros, cuando estaba ubicada en el paseo de Recoletos.

Por el arco veneciano, sobre la superficie de la plaza, podemos pasar desde la Casa de la Villa, a la de Cisneros. La que fue en su día fachada principal, que da a la calle del Sacramento, contiene los mayores detalles histórico-artísticos, ya que apenas sufrió modificaciones cuando se llevaron a cabo, de 1910 a 1914, las obras de reforma para integrar el edificio en el conjunto municipal. Destaca la torre que domina la plaza, y el patio interior, en cuya construcción se emplearon elementos procedentes de antiguos edificios de Madrid. En su interior, hay que destacar la galería de alcaldes, donde están expuestos los retratos de todos los regidores de la ciudad. El despacho de alcaldes y otras dependencias, contienen grabados, artesonado, relieves de escayola, lienzos y planos antiguos de la villa, de los siglos XVI al XIX, así como bellos tapices del XV al XVII, todos estos objetos histórico-artísticos, están repartidos por las distintas y notables dependencias, como el salón de Reuniones, el de la Comisión Municipal de Gobierno y la galería de Comisiones.