Madrid
«El Teatro Español y las Naves forman parte de mi vida. Los conozco muy bien»
Natalia Menéndez se sitúa al frente de un proyecto que reunificará el histórico coliseo de la plaza de Santa Ana con las Naves del Matadero.
Natalia Menéndez se sitúa al frente de un proyecto que reunificará el histórico coliseo de la plaza de Santa Ana con las Naves del Matadero.
En el transcurso de un desayuno de prensa, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha hecho pública la primera medida importante de índole cultural para el nuevo gobierno municipal. Después de que la delegada de Cultura, Andrea Levy, expresase hace dos semanas la intención del consistorio de volver a unir el Teatro Español con las Naves del Matadero, el Ayuntamiento da un paso más en esa dirección con la elección de Natalia Menéndez (Madrid, 1967) para llevar el timón del proyecto. En declaraciones a LA RAZÓN, Menéndez ha asegurado sentir «una gran ilusión y responsabilidad» tras recibir lo que ha denominado «una invitación» del Ayuntamiento, dado que todavía no se ha formalizado el contrato y presumiblemente no se hará efectivo hasta noviembre. «Tanto el Teatro Español como las Naves forman parte de mi vida –ha dicho la directora–. Conozco muy bien los dos espacios. He trabajado en ellos y he sido espectadora».
Menéndez había manifestado su deseo de «cambiar de aires» y «apartarse un poco del teatro clásico» después de haber estado al frente del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro desde 2010 hasta 2017. Y en esa onda, más contemporánea, se encuadran sus últimos trabajos como directora: «Tebas Land» (2017), «Mi niña, niña mía» (2019) o la más reciente «Tres sombreros de copa», un cuidado homenaje a su padre (el actor Juanjo Menéndez, que debutó en el teatro interpretando esta obra) que estrenó también la temporada pasada en una imponente producción del Centro Dramático Nacional. A estos trabajos cabe sumar otros que ha desarrollado fuera de España tales como su personal versión de «Tartufo, un impostor», para la Comedia Nacional de Uruguay; «El pequeño poni», de Paco Bezerra; o «Tejiendo la paz», una función representada en Bogotá.
Menéndez posee una sólida carrera como directora escénica que se inició en 1996 y que fue arrinconando poco a poco su también destacada faceta de actriz, la cual tenía pensado, antes de que el Ayuntamiento decidiese contar con ella en este nuevo proyecto, «recuperar muy pronto». Entre sus trabajos de dirección –muy variados en cuanto a los textos que escoge, los géneros en los que se mueve y el tipo de producciones en que se encuadran- destacan «La villana», zarzuela de Amadeo Vives; «No feu bromes amb l´amor», de Alfred de Musset, para el Teatro Nacional de Cataluña; «La amante inglesa», de Marguerite Duras, en las Naves del Matadero; «Realidad», de Tom Stoppard, para el CDN; «Música clásica», zarzuela de Ruperto Chapi para el Teatro de la Zarzuela; «Las Cuñadas» de Michel Tremblay, en el Teatro Español; «Don Juan Tenorio», de Zorrilla; o «El curioso Impertinente», de Guillén de Castro, para la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Con el nombramiento de Natalia Menéndez, el Ayuntamiento de Madrid despeja las dudas en torno al futuro de una institución, la del Teatro Español, que había estado atravesada por la polémica desde que el anterior gobierno de Manuela Carmena decidiera destituir en 2016 a Juan Carlos Pérez de la Fuente para crear dos nuevos concursos y separar el Teatro Español de las Naves del Matadero. De este modo, Carme Portaceli pasó a dirigir el antiguo teatro, con una programación que podríamos llamar más convencional o clásica, y Mateo Feijoo se ocupó de la Naves, rebautizadas como Centro de Artes Vivas y dedicadas a propuestas más experimentales, vanguardistas o performativas, en las que el teatro de texto no tenía mucha cabida. Aquello provocó un considerable malestar dentro de una parte importante de la profesión, que opinaba que se estaba echando a perder un lugar ya emblemático de Madrid para la exhibición y producción de espectáculos de teatro de texto con una concepción escénica más contemporánea y más difícil de encajar en los teatros de arquitectura clásica.
La decisión de no renovar los respectivos contratos de Carme Portaceli y Mateo Feijoo viene asociada, según el Ayuntamiento, a la puesta en marcha de la reunificación de esos dos espacios, algo que la futura directora de ambos, Natalia Menéndez, ve con buenos ojos: «Ese es el proyecto que a mí me han ofrecido; la decisión ya estaba tomada. Y sí, la verdad, es que me parece una opción adecuada y muy interesante». Menéndez dirigirá un total de cinco salas: dos del Español y tres del Matadero, si incluimos aquí la nave en la que se encuentra actualmente el bar y a la que el nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento quiere dar mayor utilidad teatral.
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