Constitución
Frente al separatismo, democracia
Ignacio González reivindica la unidad de España en el acto de homenaje a la Constitución. Cifuentes criticó con dureza a los partidos «radicales de nuevo cuño»
En medio de la ofensiva independentista liderada por el presidente catalán, Artur Mas, la recepción con motivo del Día de la Constitución que ayer se celebró en la Real Casa de Correos de la capital se convirtió en una fiesta reivindicativa de la unidad de España. En su discurso, el presidente de la Comunidad, Ignacio González, apeló a la necesidad de un gran pacto entre todos los demócratas con el objetivo de garantizar que España continúe siendo un Estado social y democrático. Sólo así, según González, se podrá hacer frente a amenazas como, por ejemplo, el «ataque, cada vez más virulento, del separatismo contra la unidad de España».
Ignacio González defendió la posibilidad de reformar el actual texto constitucional siempre «respetando el procedimiento legalmente establecido y con un consenso social y político similar o superior al 78». Una eventual reforma que, prosiguió González, sólo debe estar orientada a lograr «mayor prosperidad, mayor libertad y mayor democracia» y no a satisfacer la «deriva» de los partidos nacionalistas: «Ahora se habla de arrumbar la democracia representativa, de acabar con la monarquía parlamentaria, de legitimar privilegios territoriales, de acabar con la soberanía nacional y, repitiendo el peor defecto de nuestra historia política, que las ideas de unos españoles se impongan y las de otros queden excluidas». Los cambios, apuntó, deben hacerse desde el consenso, ya que «no hay derecho a decidir lo que no se tiene derecho a decidir».
Derivas irresponsables
En este contexto, el líder del Ejecutivo madrileño reivindicó la trascendencia del título preliminar de la Constitución que los partidos independentistas quieren eliminar. Recordó que este artículo «deja meridianamente claro» que España es una democracia, una monarquía parlamentaria, que la soberanía reside en todo el pueblo español y que España es una «nación y patria común e indivisible de todos los españoles». Por ello criticó con dureza a quienes buscan precisamente cambiar radicalmente los artículos que recogen la «esencia de lo que somos».
«Vientos disgregadores»
En la reivindicación de la unidad de España también insistió en su intervención la delegada del Gobierno. Además de insistir en los riesgos que suponen «los partidos radicales de nuevo cuño», Cristina Cifuentes destacó que la Constitución «puso fin al modelo centralista imperante históricamente y, si algo cerró, sólo fue la división entre los españoles, las pretendidas desigualdades territoriales y la ausencia de democracia en las instituciones». Frente a quienes reclaman el derecho a decidir sobre el conjunto del Estado, la delegada del Gobierno subrayó que la soberanía nacional reside en el pueblo español y en la indisoluble unidad de la nación española. Y criticó con dureza «los vientos disgregadores, generados, en unos casos, por quienes consideran que la Constitución es sólo un medio para alcanzar un fin y, partiendo de este criterio, pretenden romper la unidad nacional, y hacerlo además de manera unilateral».
Nuevos tiempos
Los altercados registrados el pasado fin de semana junto al Manzanares, la presencia del nuevo consejero de Sanidad, la cercanía de los comicios autonómicos y locales y la ausencia de representantes de Izquierda Unida fueron los principales temas de conversación entre políticos y miembros de la cultura, el deporte y la economía regional. Respecto a la salud de la Constitución de 1978, tanto el portavoz del PP en la Asamblea, Iñigo Henríquez de Luna, como la alcaldesa, Ana Botella, apuntaron que antes de reformarla hay que saber para qué. En el otro extremo, el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, defendió la urgencia de adaptar el texto constitucional «a los nuevos tiempos».
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