Transporte

Gran Vía reabre hasta nueva orden

El polémico cierre al tráfico durante 29 días llega a su fin con un balance desigual: pérdidas para aparcamientos y hoteles y más ventas en bares y restaurantes.

A las 22:00 horas se retiraron los filtros en los accesos y las vallas que ampliaban la zona reservada al peatón
A las 22:00 horas se retiraron los filtros en los accesos y las vallas que ampliaban la zona reservada al peatónlarazon

El polémico cierre al tráfico durante 29 días llega a su fin con un balance desigual: pérdidas para aparcamientos y hoteles y más ventas en bares y restaurantes.

A las diez de la noche se levantaron de forma definitiva las restricciones al tráfico en el centro de la capital. El de ayer fue el último de los 29 días en los que la Gran Vía ha permanecido cerrada al tráfico privado desde principios de diciembre. La medida del Gobierno de Manuela Carmena de dar más espacio al peatón en esta arteria del distrito Centro –además de en las calles Atocha y Mayor– servirá, una vez el Ayuntamiento analice pormenorizadamente sus efectos sobre la movilidad, la calidad del aire y el comercio, como banco de pruebas de cara a su futura peatonalización. El Ejecutivo municipal de Ahora Madrid quiere integrar a la Gran Vía en la gran Área de Prioridad Residencial (APR) de Centro y convertirla en un eje peatonal antes de que acabe la legislatura, tal y como confirmó esta semana la propia alcaldesa.

Desde las asociaciones de comerciantes también están realizando sus propios balances, cuyos resultados darán a conocer en las próximas semanas. Ni desde la Asociación de Empresarios Gran Vía ni desde la Asociación de Hostelería la Viña se atreven a poner cifras a esta experiencia de cierre al tráfico privado hasta no tener encima de la mesa los cuestionarios remitidos a sus centenares de asociados. Sí apuntan, no obstante, una tendencia: la medida impulsada por el Ayuntamiento ha sido beneficiosa para la mayoría de los bares y restaurantes de la zona y perjudicial para aparcamientos y hoteles. En lo que tiene que ver con los comercios, la mayoría lamentan la improvisación.

Como era previsible, el sector más afectado durante estos 29 días ha sido el de los aparcamientos situados en el entorno de Gran Vía. El cierre al tráfico privado ha disuadido a muchos madrileños de visitar el centro de la ciudad para, como en años anteriores, hacer allí las compras navideñas. En el parking de la Plaza del Rey, por ejemplo, los empleados no dudan en señalar que éste ha sido el peor diciembre de las últimas décadas. «Para nosotros ha sido malo, muy malo», añaden. Hasta finales de enero será difícil poner ceros a la cuenta de pérdidas de este tipo de empresas, pero los síntomas detectados en estas últimas semanas son preocupantes. «Llevo 14 años y éste ha sido el peor mes de diciembre que he visto. El año pasado estábamos completos con 180 coches y en estas navidades lo normal ha sido tener 30 o 40 vehículos. Los días de mayor negocio hemos tenido, como mucho, 80 coches». Algunos de estos empleados ya temen que el balance negativo de estas fiestas termine afectando a sus sueldos: «El año pasado ya nos bajaron la nómina un 20%. Ahora, corremos peligro». El diagnóstico es parecido en el resto de aparcamientos consultados por este diario. En el ubicado en la calle del Barco tienen claro que la pérdida de volumen de negocio se situará entre el 30 y el 50%: «Lo hemos notado mucho los fines de semana y eso que hemos sobrevivido gracias a los convenios firmados con algunos hoteles de la zona».

Desde la Asociación de Empresarios Gran Vía, su portavoz, Florencio Delgado, mantiene la opinión que ya expuso cuando se anunció la medida: «Es precipitada, no han pensado las soluciones y ha generado errores que han complicado la vida a los ciudadanos». Delgado señala que es evidente que «algo hay que hacer» aunque considera que el cierre de la Gran Vía debe realizarse una vez se haya completado una red de aparcamientos disuasorios en la periferia: «Este tipo de soluciones deben pensarse y no realizarse en algunos momentos como la Navidad». Juan José Blardony, de la asociación hostelera La Viña, cuya implantación en el distrito es muy fuerte, con más de 800 establecimientos, señala que en un primer sondeo que realizaron tras el puente de la Constitución detectaron una fuerte «división de criterios y opiniones», por lo que fijarán su posición respecto a esta medida una vez hayan analizado el resultado de las encuestas remitidas a los hosteleros. Por parte de la asociación de comerciantes de Preciados y Carmen se remiten a las críticas que formularon a través del comunicado conjunto publicado por CEIM antes de Navidad, en el que se criticaba la precipitación y la falta de diálogo.

En el debate político, tanto Partido Popular como Ciudadanos han rechazado con duereza estos cortes. «Ha sido una medida unilateral, improvisada y chapucera. No hubo estudios previos ni se consultó con los afectados. Nadie ha ganado con el cierre de Gran Vía. Los usuarios de las 6 líneas de la EMT se han visto atrapadas en un atasco permanente», apuntaba ayer Iñigo Henríquez de Luna, portavoz adjunto del grupo popular. El Gobierno municipal señaló, por su parte, a través de la portavoz, Rita Maestre, que la valoración de la puesta en marcha de esta iniciativa es «muy buena» aunque «mejorable».