Policía
La búsqueda de una menor desaparecida, en vilo por hacer de chófer de Hernández
Uno de los agentes que la alcaldesa de Getafe usa de conductor tuvo que posponer la atención a los padres de una joven huida en junio de 2015
Uno de los agentes que la alcaldesa de Getafe usa de conductor tuvo que posponer la atención a los padres de una joven huida en junio de 2015
Al margen del incumplimiento por parte de la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, del código ético del PSOE de la localidad y de su programa electoral en cuanto a no utilizar coches oficiales ni escoltas de la Policía Local, el uso «puntual» –como ayer reconoció la regidora– de los coches del cuerpo de agentes municipales ha provocado, al menos en una ocasión, la desatención de sus labores de seguridad en una cuestión tan importante como la desaparición de una menor.
Ocurrió el pasado 15 de junio, apenas dos días después de que tomase posesión Hernández como primera edil getafense, cuando saltó la alerta de la desaparición de una joven que llevaba varios días sin aparecer por su casa. Sus padres, que habían recurrido ya a la Policía Nacional, acudieron, derivados por la asociación Atlas de Getafe, a la Policía Local para denunciar que la última vez que habían visto a la menor fue en compañía de jóvenes de origen marroquí, de quienes sospechaban que traficaban con estupefacientes a cambio de favores sexuales.
Los agentes facilitaron a los padres el teléfono directo de la Unidad encargada de investigar la desaparición de la niña para lo que precisaran entre las seis de la mañana y las once. Sin embargo, varios policías encargados de esta investigación se encontraron al llegar a la Unidad en la que realizan su servicio una nota de un compañero en la que les explicaba que habían llamado los padres de la chica pero no les había podido atender, ya que se encontraba en ese momento «conduciendo con la alcaldesa».
En concreto, la llamada se produjo a las 17:45 y, al no poder coger el teléfono el policía que ejercía de conductor de Hernández, saltó directamente a la Central, cuestión que trataban de evitar los agentes encargados de la investigación puesto que querían «recobrar la confianza de estos señores en la Institución de la Policía facilitando los teléfonos directos de esta Unidad». Además, la llamada en cuestión era clave para la desaparición, puesto que se trataba de información sobre la posible ubicación de la chica en ese momento.
Desde la Central se explicó a los progenitores que se derivaría esta información a la Unidad y se mandaría un recurso cuanto antes. Desconfiados, el padre de la chica, acompañado de un familiar, acudió al lugar donde le habían dicho que estaba su hija y durante cuatro o cinco horas esperó a que apareciese. Según denunciaron varios agentes, el hombre aseguró que «durante todo ese espacio de tiempo, ninguna unidad ni informada ni de paisano apareció por el lugar». Finalmente, uno de los hombres de origen marroquí que estaban con la menor se percató de la presencia de sus parientes y la obligó a regresar con ellos.
Pese que la desaparición tuvo un feliz resultado, los policías municipales responsables de la investigación se mostraron indignados porque el mal uso de los efectivos policiales, al ser requeridos para el transporte de la alcaldesa getafense, pudo haber sido catastrófico. Por ello no dudaron en incluir en el parte del suceso su protesta. «Los suscribientes no alcanzan a entender que una Sección que tiene encomendadas labores de tan trascendente y delicada importancia y que tanta relevancia mediática obtiene habitualmente, pueda quedar con relativa frecuencia, desprovista de efectivos por una u otra causa», denunciaron.
Frustrados por el servicio
Los agentes señalaron que «se encuentran como policías, padres y ciudadanos» que también son «frustrados» por el servicio que se había prestado a la familia en un momento de dolor y sufrimiento, y advirtieron de que la «manifiesta inoperancia» de la ocurrido, «podría haber derivado en un perjuicio irremediable para la menor y su familia». Una queja que, sin embargo, no ha tenido efecto en el uso que Sara Hernández hace de los policías municipales para transportes.
De hecho, ayer mismo la alcaldesa de Getafe confirmó que sí utiliza los vehículos de la Policía Local «de manera muy puntual para reuniones con la Comunidad y sus concejalías», tanto ella como su equipo de Gobierno. Pese a que en un primer momento la regidora calificó la información publicada por LA RAZÓN de «absurda y de falsear la realidad», finalmente confesó que sí hace uso de coches de la Policía Local, aunque matizó que no cobra dietas de locomoción, ni para comida. Incumple así el compromiso que adquirió en abril de 2015 al firmar el código ético del PSOE de Getafe –en un acto en el que participó el portavoz socialista en el Congreso de los Diputados, Antonio Hernando–, en el que renunciaba al uso del coche oficial y a los escoltas porque, según afirmó la propia Hernández, «porque la Policía Local tiene que estar al servicio de los vecinos y no del alcalde». Una promesa que también incluyó en el programa electoral con el que concurrió en los pasados comicios municipales y que, ignoró apenas dos días después de tomar posesión como alcaldesa.
Sin ir más lejos, el pasado marzo, la regidora utilizó uno de los Opel Astra adscritos a la Policía Municipal de Getafe para acudir junto con el concejal de Urbanismo Jorge Juan Rodríguez, a la reunión del Consorcio TecnoGetafe que tuvo lugar en la Consejería de Medio Ambiente, en la calle Sevilla de la capital.
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