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La mujer degollada en Villarejo estaba embarazada

La Guardia Civil acota el entorno de la casa en que se ha producido el suceso.
La Guardia Civil acota el entorno de la casa en que se ha producido el suceso.larazon

Un hombre ha matado hoy a su expareja y al novio de ésta en un domicilio de Villarejo de Salvanés (Madrid).

Iba a empezar una nueva vida al lado de su recién estrenada pareja y ya esperaban familia, según su entorno. Pero ese proyecto y todos los que uno puede imaginar se truncaron de madrugada, con la afilada hoja de un cuchillo. Hanae Balhanafi, de 24 años, llegó a España hace unos ocho años. A pesar de su juventud ya venía casada de su Larache natal (una localidad portuaria entre Tánger y Rabat, Marruecos) con Mbarak Lamjalakh, de unos 35 años, que se había instalado en la pequeña localidad de Villarejo de Salvanés y había logrado encontrar un empleo. Fue el hermano de Mbarak, Asis, quien pudo traer a la muchacha y parece que eso fue una especie de «deuda» de por vida con la que acabó amedrentándola. La vida de Hanae y Mbarak era «feliz» en su arranque de vida en común en España, según los familiares de ella. Tuvieron a dos pequeños: un niño de siete y una niña de cinco años, y de puertas para fuera, parecían una familia normal, según los vecinos de la localidad.

Pero Hanae ya llevaba unos años sufriendo en silencio los malos tratos físicos de su marido. Nadie sabe cuánto tiempo pasó desde que comenzó a agredirla hasta que ella tuvo la valentía, primero, de contar lo que pasaba a su familia y, después, denunciarlo en el puesto de la Guardia Civil de la localidad. El último extremo ocurrió hace muy poco tiempo. El titular de un Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Alcalá de Henares sobre el que recayó el caso decidió dictar una orden de alejamiento de 500 metros sobre la víctima. Esto ocurrió hace un mes: el 1 de abril; pero, desgraciadamente, no sirvió para nada. Dentro del mundo machista del que hacía gala Mbarak y su familia hubo dos cosas que no perdonaron a Hanae. Ésta fue una de ellas: acudir a denunciar ante las autoridades españolas algo tan «estrictamente perteneciente al ámbito familiar más privado» como son los golpes de un hombre a su mujer, según sus familiares, y otro, desde luego mucho más grave para los hombres musulmanes: comenzar una relación con otro hombre estando aún casada. No entienden que la mujer rehaga su vida una vez separada aunque el hombre sí pueda hacerlo. Y eso fue lo que le costó la vida a la joven Hanae y, de rebote, también a su pobre amante y nueva pareja, Moustafá, de 30 años.

La habían amenazado con matar a su hija si no regresaba a Marruecos y al final el peor presagio se cumplió, aunque la elegida no fue la pequeña.

Ocurrió durante la madrugada de ayer. Según declararon los menores en dependencias municipales, su padre acudió ayer a visitarles a la vivienda donde residían desde hace unos cuatro meses (probablemente el tiempo que la pareja llevaba separada sentimentalmente), por lo que habría incumplido la orden de alejamiento. Quizás mantenían una relación cordial y, por eso, permanecieron los tres en la vivienda.

O, quizás, Mbarak ya había abandonado la vivienda y volvió más tarde para cometer el crimen. En cualquier caso, pudo acceder a la vivienda. La ira contenida que a lo largo de este mes de «alejamiento forzoso» había sentido explotó de repente cuando encontró a la nueva pareja en la cama del dormitorio. Mbarak, armado con un cuchillo de grandes dimensiones, se lanzó a atacar a los dos. Intentaron defenderse pero el corte en el cuello que les parcticó a ambos les hizo desangrarse en pocos minutos. A ella, además la apuñaló por la espalda. Fueron sus hijos, al parecer, el niño de 7 años quien descubrió los cadáveres por la mañana y salió a la calle pidiendo auxilio, según fuentes cercanas a la investigación. Una vecina que acudió a socorrerle fue quien hizo la llamada de emergencia poco antes de las 9:00 horas. Cuando los sanitarios del Summa llegaron al domicilio familiar, en el número 12 de la calle Clara de Palacios, ya no pudieron hacer nada por la vida de la pareja. La escena era dantesca para cualquiera, pero de una crudeza imposible de describir para unos niños.

Los facultativos observaron que los dos cuerpos habían sido degollados y que también presentaban heridas por arma blanca en manos y brazos. Ella también tenía una herida incisa en la espalda, pero apenas manipularon los cuerpos y certificaron la defunción, según un portavoz de Emergencias-Comunidad de Madrid. Enseguida llegaron los agentes de la Guardia Civil de Homicidios y los de Criminalística para recoger muestras. Al mismo tiempo, comenzó el dispositivo de búsqueda del principal sospechoso, que al cierre de esta edición, a falta de confirmación por el portavoz de la Comandancia de Madrid, continuaba, supuestamente, en paradero desconocido. El juez de guardia autorizó el levantamiento de los cadáveres, que fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense para practicarles las correspondientes autopsias. La idea de la familia de Hanae es embalsamar el cuerpo y trasladarlo a su Marruecos natal para ser enterrada allí, donde vive el resto de su familia: dos hermanos (ella era la mediana) y sus padres, conmocionados por lo sucedido. Sin embargo, sus familiares explican que no pueden afrontar los 5.000 euros que cuesta el proceso.

Los primos de la fallecida, rotos por el dolor ayer a las puertas del Ayuntamiento de la localidad, aseguraron que Hanae había sido amenazada esta semana por Asís, el hermano del presunto autor. «Si no te vuelves a Marruecos, mataremos a tu hija», aseguran que les confesó la joven. Asís no concebía que Hanae, a la que trajo desde Marruecos hace ya muchos años, hubiera deshonrado así a su hermano y hubiera iniciado una relación sentimental aun estando casada; por eso debía regresar a Larache a modo de castigo. El que cometió el crimen, sin embargo, parece que fue Mbarak, el esposo de Hanae, quien trabajaba en el matadero.

Cuando se confirme que se trata de un caso de violencia de género, el alcalde de Villarejo, Marco Antonio Ayuso, decidirá decretar días de luto oficial en el pueblo.