Patrimonio
La Plaza Mayor se agrieta
Investigadores del Instituto de Geociencias alertan de las microfisuras que afectan al granito de las columnas de este emblemático punto de la capital. El pórtico norte, que sostiene la Casa de la Panadería, es el más dañado
Investigadores del Instituto de Geociencias alertan de las microfisuras que afectan al granito de las columnas de este emblemático punto de la capital. El pórtico norte, que sostiene la Casa de la Panadería, es el más dañado
Los años no pasan en balde, ni siquiera para el espacio urbano y sus tesoros arquitectónicos. Y para muestra, la Plaza Mayor, cuya construcción fue encargada por el rey Felipe II en 1617, después de que Madrid fuera elegida nueva capital de España. Si a estos cuatro siglos de historia les sumamos el que, anualmente, este Bien de Interés Cultural recibe la visita de diez millones de personas llegadas de cualquier punto del país y del mundo, parece lógico que, de cara a su cuarto centenario, todos los esfuerzos se concentren en su puesta a punto para 2017. Pero ¿cuál es el estado real de una de las más emblemáticas señas de la identidad castiza de Madrid?, ¿goza de «buena salud» la Plaza Mayor?
Por muchos paseos que uno dé bajo sus pórticos, el estado del granito de la columnata de la Plaza Mayor pasa desapercibido, pero, según un equipo de investigadores del Instituto de Geociencias (IGEO) centro mixto de la Universidad Complutense de Madrid y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, las técnicas microscópicas y de ultrasonidos demuestran el deterioro del material. Y si se fijan, efectivamente, muchas de las columnas de la plaza presentan desconchones que, hasta ahora, no habían suscitado mayor interés. El debate lo ha abierto el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), una agencia especializada en información sobre ciencia, tecnología e innovación que se ha hecho eco de este estudio español publicado en la revista internacional «Enviromental Earth Sciences». Y es que el trabajo demuestra que casi el 35% del total de la superficie granítica de la columnata de la Plaza Mayor de Madrid presenta escamados y decapados.
Se trata de un deterioro inevitable, originado por el proceso de formación de esta roca tan simbólica en la historia arquitectónica de la capital.
Para llegar a estas conclusiones, los científicos cartografiaron el deterioro de las cuatro caras de las columnas en los cuatro soportales, lo que les permitió a su vez relacionar la orientación y el uso de cada uno de los pórticos con los daños en el granito. Teniendo en cuenta que la Plaza Mayor se dispone según los puntos cardinales, parece lógico que cada soportal haya envejecido según las condiciones climáticas a las que ha tenido que hacer frente, con lo que el IGEO ha comprobado que las columnas más maltratadas por el tiempo son las del lado norte de la plaza. Según uno de los autores del estudio, David Martín Freire-Lista, al fuerte contraste térmico experimentado en el pórtico norte se suma el mayor uso que se le ha dado en sus 400 años de vida: «Este soportal ha sido el más utilizado a lo largo de la historia, como parada de autobuses, tranvías o mercado». En concreto, los porcentajes de área deteriorada en cada uno de los márgenes de la plaza son: 56,3% en el norte, 43,7% en el sur, 20,4% en el oeste y 18,1% en el este. Gracias a los análisis realizados podemos saber que la cara interior de las columnas –la que mira a la estatua ecuestre de Felipe II– es la que se mantiene más joven.
Dado el carácter de los daños, ocasionados por microfisuras, los datos no son una alerta, pero sí un aviso. Desde el IGEO se insta a la prevención de riesgos en futuras intervenciones, tales como podría ser una simple limpieza. Porque, acercándose la celebración de sus cuatro siglos de existencia, de lo que de verdad tendríamos que poder presumir es de tener una Plaza Mayor radiante por fuera, pero también por dentro.
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