Bibliotecas y Museos
Los colores de Hansel y Gretel
El museo de la Biblioteca Nacional exhibe una muestra de ediciones ilustradas del cuento de los hermanos Grimm y recrea el universo mágico de chocolate
Entre filas de árboles que se alternan con pantallas, se descubren hileras de vitrinas con libros abiertos, coloreados y en relieve, que reproduce la historia de Hansel y Gretel. Este bosque, tan particular, se encuentra en el museo de la Biblioteca Nacional de Madrid, transformado en el escenario de la fábula mágica de los hermanos Grimm. Alrededor de veinte versiones ilustradas de la popular historia de los niños abandonados y algunos vídeos informativos demuestran la pervivencia de este cuento, uno de los que han gozado o sufrido más versiones literarias, cinematográficas, teatrales e incluso operísticas.
«Es una exposición pensada para los niños, que también es atractiva para los padres por las piezas de ilustración que se muestran. La idea es hacer comprender la génesis del cuento, partiendo del principio de narrativa oral, de recopilaciones de los hermanos Grimm que provenían de leyendas tradicionales y que ellos recopilaron», dijo a LA RAZÓN Alberto Urdiales, comisario de la exposición e ilustrador. En la recreación del espacio, que trae la historia mágica al presente, no podía faltar la casita de la bruja, aquel apetecible hogar de jengibre ... que en esta ocasión ha sido reinventado con un estilo moderno, sin prescindir de los barrotes o las «golosinas» –impresas en cojines– que llenan el interior de una estructura que en nada recuerda a la «casita» que todo el mundo ha recreado y que invita a los más pequeños a experimentar, a través de libros, con olores y colores que componen el bosque y la casa de la bruja. «Es un espacio mágico y de ilusión con el que tanto mayores como niños pueden volver a soñar con esta historia mundialmente conocida», comentó la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburo.
La obra, patrimonio de la cultura occidental y pieza clave del legado mágico de los hermanos Grimm, habla de miedo y hambre en la infancia, de unos padres desconsiderados, del atractivo del peligro y el acecho de la maldad detrás de la imagen más dulce. Una temática disfrazada de aventuras en el bosque y golosinas que ha cautivado a generaciones de niños de todo el mundo a pesar de que también se ha ganado detractores. «Tanto los cuentos de los hermanos Grimm como los de Andersen, los clásicos, siempre han tenido mala imagen por su dramaturgia. Junto con la nueva literatura infantil, que habla de los problemas actuales, también deben existir obras en las que aparezcan personajes terribles, como la bruja que sólo piensa en engordar a un niño para comérselo o padres que, aunque sea chocante, abandonan a sus hijos. Los hermanos Grimm ya sufrieron muchas críticas por sus cuentos –publicados en un primer volumen en 1812 bajo el título “Cuentos de niños y del hogar”– porque consideraban que no eran para los pequeños. Hoy todavía se conserva la idea de que son terribles, pero lo cierto es que los niños se enganchan con ellos», comentó Urdiales. Estos autores, transmisores de una herencia patriarcal, están presentes en todo el mundo por su labor de recopilación de historias de la tradición oral centroeuropea y miles de escritores e ilustradores han dado vida a la huida y la venganza de Hansel y Gretel. Una representación de estos trazos –escogida de los fondos de la BNE y cedida por ilustradores– espera en exhibición antes de que la malvada bruja se los coma.
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