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Nueve años de cárcel para el «falso chamán» de la burundanga

José Israel G.R. tiene 48 años
José Israel G.R. tiene 48 añoslarazon

Drogaba a sus víctimas para abusar sexualmente de ellas

José Israel G.R., más conocido como «el falso chamán», fue ayer condenado a 9 años de prisión y a pagar una multa de 100.000 euros más las costas del juicio por haber abusado de dos mujeres después de suministrarles una sustancia que anulaba su voluntad y las hacía no ser conscientes de sus actos.

El modus operandi siempre era el mismo, José Israel, colombiano de 48 años, encandilaba a sus víctimas haciéndose pasar por chamán y aprovechándose de que sufría acondroplasia, más conocido como enanismo, y de que su imagen no era precisamente amenazadora, se ganaba la confianza de las mujeres y después las suministraba una droga, igual o similar a la burundanga con el objetivo de que éstas perdieran el sentido de la realidad y así poder abusar sexualmente de ellas con facilidad.

La Policía Nacional llegó a registrar 38 denuncias de mujeres que relataban haber sido víctimas de las artimañas del «falso chamán». Pero tan sólo dos de estas denunciantes decidieron llevar a juicio al acusado. Cuando fue detenido, en mayo de 2012, todas las mujeres, le señalaron en la rueda de reconocimiento sin titubear..

La primera de las mujeres que decidió continuar con su acusación no recordaba haber sido violada, pero si los abusos sexuales, por los que contrajo clamidia. Solicitó siete años de prisión y diez de libertad vigilada. La jueza condenó al acusado a dos años de cárcel y cinco de libertad vigilada. La segunda víctima sí recordaba haber sido violada y solicitó nueve años de prisión, de los que se le han concedido siete. Ambas pidieron 50.000 euros por daños morales, que la jueza les ha concedido.

José Israel declaró que se acercaba a las mujeres con intención de asesorarlas en sus problemas y que en alguna ocasión mantenía relaciones sexuales con ellas, siempre consentidas. La fiscal dio por cierta esta versión y pidió su libre absolución al considerar que las acusaciones no estaban acreditadas. Sin embargo, las acusaciones sí creyeron la versión de las denunciantes, a pesar de que no se encontrase restos de burundanga en su organismo, al considerar que no existen contradicciones en los testimonios de las víctimas y de que las 38 denunciantes contaban lo mismo, y además varios psicólogos acreditaron que presentaban una sintomatología compatible con un trastorno postraumático con motivo de haber sufrido tocamientos.