Arquitectura
Torre Arias: Cuatro millones para detener el tiempo
Patrimonio inicia en noviembre las obras en las caballerizas y el matadero de la quinta del siglo XVII, cuyos jardines se abrieron a los ciudadanos hace un año.
Patrimonio inicia en noviembre las obras en las caballerizas y el matadero de la quinta del siglo XVII, cuyos jardines se abrieron a los ciudadanos hace un año.
En la capital aún quedan espacios en los que parece que se ha detenido el tiempo. En concreto en los terrenos a los que se accede por una entrada señorial en el 551 de la calle Alcalá y que discurren, casi, hasta la ruidosa A-2. A punto de cumplir un año abierta a la ciudadanía, los trabajos para recuperar el esplendor con el que fue construida a finales del siglo XVI no cesan en la Quinta de Torre Arias. Actualmente, arquitectos del Ayuntamiento de Madrid están en esta finca de 17 hectáreas realizando la apertura de catas y calas en todas las edificaciones principales para determinar la configuración, evolución histórica y estado de todos los elementos que componen este tesoro del Patrimonio madrileño que cuenta, entre un enorme jardín con huertas y viñedos, con un palacete con fachadas de ladrillo al estilo neomudejar que –junto con el resto de la Quinta– legó su última propietaria, Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno (octava condesa de Torre Arias), a los madrileños tras su fallecimiento en 2013. En concreto, según recoge el Plan Especial para esta finca que aprobó el Ejecutivo de Manuela Carmena el pasado julio, estas labores concluirán con la catalogación específica de los edificios asignándolos el nivel de protección correspondiente según el Plan General de la capital.
Dentro de cada una de las construcciones el trabajo es ingente. El Ayuntamiento lleva gastados casi cuatro millones de euros en el arranque de la rehabilitación del palacio, caballerizas, vaquería o casa de los guardeses y eso que, según explica Jimena Robles, la arquitecta municipal que está al frente de este proyecto, «aún no se ha hecho nada». Con ese «nada» Robles se refiere a que por el momento los trabajos se han dirigido a consolidar las estructuras, algunas de las cuales se heredaron prácticamente en ruinas, pero que las obras no se están enfocando aún a acondicionar los edificios para ninguna actividad concreta. «Eso llegará mucho más adelante y será decisión de los políticos. Aquí lo importante es no parar el proyecto y seguir mejorando lo que hay», afirma.
Robles explica con pasión cada uno de los avances que se están llevando a cabo en Torre Arias. Recorre con cuidado cada una de las estancias de las caballerizas y la vaquería, donde los técnicos están abriendo calas para analizar las bóvedas de la bodega, que está en la parte inferior de la edificación y van a ser restauradas en la actuación que arrancará este mes de noviembre. En las paredes del antiguo establo todavía pueden verse los lugares en los que estaban colocadas las placas con los nombres de las vacas. «Todo está guardado para su conservación», asegura la arquitecta preguntada por estos elementos.
En el pajar, en el que han cambiado toda la cubierta superior y se han reparado o cambiado todas sus vigas para asegurarlo, aún quedan sobre unas vías restos del carro que antaño servía para transportar el grano con una típica red de gallinero. También siguen allí algunos enrejados y otros elementos de la estructura que se están manteniendo. «Procuramos colocar todo en su sitio, conservamos las tejas, los ladrillos antiguos, todo lo que se puede recuperar», añade Robles que explica que, en el caso de Torre Arias, el valor de los edificios de servicios es superior incluso al de su palacete, que fue ampliado de forma irregular en distintas fases y épocas.
En los próximos días se iniciarán obras de mejora en las casas del matadero y las caballerizas, dos construcciones de las que se van a eliminar patologías propias de la edificación con un presupuesto que correrá a cargo de las Inversiones Financieramente Sostenibles, añadieron las fuentes municipales. Para las casas del matadero que se ubican justo detrás del palacete –en la parte más al norte de la finca–, y que están completamente en ruina, tanto que entrar es un peligro para los propios trabajadores de las obras, se ha previsto un presupuesto de 450.600 euros que se emplearán en «consolidar cimentaciones y muros, y en reconstruir la estructura de cubierta de vigas de madera. También se va a retejar el edificio», explicaron desde Patrimonio. El objetivo de la rehabilitación será dejar al aire la parte superior de la estructura, como se construyó originalmente. De paso, van a levantar la tapia del frontón de la quinta cuyo muro coincide con el del matadero.
En las caballerizas, pegadas al palacete, se realizará el recalce de la cimentación, la consolidación de los forjados de la planta baja que están sobre las bóvedas de la bodega, la reparación de éstas y el refuerzo de forjados de viguetas de madera de planta primera. Estos trabajos tendrán un coste estimado de 975.000 euros. Ambos proyectos están en tramitación actualmente, por lo que las cifras finales podrán variar sensiblemente, y tendrán una duración estimada de un año.
Al mismo tiempo se está llevando a cabo una revisión inicial de las edificaciones que cuenta con un presupuesto de 228.113 euros y va a acompañada de una exhaustiva investigación arqueológica y documentación de todas las excavaciones realizadas. «De esta manera se podrán definir las actuaciones futuras de consolidación a realizar y las posibilidades de uso con la mayor concreción posible», explican desde Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid.
Estas no son, ni mucho menos, las primeras reformas que se llevan a cabo en la finca. La apertura a los ciudadanos de la Quinta de Torre Arias a finales de noviembre del año pasado supuso la entrada en la misma de material de construcción para mejorar el estado de las edificaciones de gran valor artístico que atesora.
El Ayuntamiento ya ha presupuestado más de 3,8 millones de euros para parar el paso del tiempo que estaba destrozando el palacio, la lechería, dos invernaderos o la casa de los guardeses, entre otros de los edificios que forman parte de los bienes inmobiliarios de la finca. Así, Patrimonio acaba de concluir el arreglo de una parte del palacio, que era lo más urgente por estar en peor estado.
Con un presupuesto de 749.773 euros han asegurado la estructura de madera y los murales de forjados de apoyo del tejado que estaban dañados, se ha realizado un nuevo tablero de cubierta y retejado. También se han restaurado las almenas de remate de fachada y los pararrayos históricos de una zona que estaba en claro riesgo de desprendimiento. La restauración está tratando de ser tan fiel que Robles explica que llegaron a intentar comprar lotes de tejas viejas para que el resultado final sea lo más fidedigno posible con la imagen original de la construcción.
En las caballerizas la recuperación se inició reparando forjados, la estructura de madera que forma la cubierta y mejorando los acabados de tejados y fachadas, unas obras en las que el área de Economía y Hacienda, de la que depende Patrimonio, ha invertido 923.000 euros. En la mejora de la vivienda de los guardeses se han gastado 299.000 euros y los trabajos han sido los mismos. También han pasado ya los operarios por la caseta del guarda. En este caso las obras han contado con un presupuesto de 148.422 euros y han consistido en rehacer la estructura de cubierta y la cubierta –que estaban en ruinas– y en restaurar fachadas y carpinterías exteriores. En el caso de esta última edificación aún tienen pendiente demoler un baño que construyeron anexo a esta casita en tiempos recientes.
50 elementos singulares
En el Plan Especial para la Quinta de Torre Arias, que se redactó en colaboración con la plataforma ciudadana, protege 13 edificios históricos de la finca y 50 elementos singulares. Además del propio palacio, las caballerizas, la casa de guardas, las porquerizas y los invernaderos, también recibirán protección estructural la casa de los jardineros y el matadero. También se prevé una protección específica para otros elementos que están en peor estado pero que aún así tienen valor arquitectónico como la conocida como «casa de las patatas». Norias, pozos, fuentes o albercas que también forman parte de la historia de la Quinta, y ya han sido catalogados, han sido propuestos como elementos con el máximo nivel de protección. Los jardines –cuya adecuación para la apertura al público de la ciudadanía cuentan con un presupuesto aparte– también son especiales: dos arroyos atraviesan la finca en la que hay 51 especies de árboles, entre los que figura una encina de más de 300 años. Este mismo mes el área de Medio Ambiente ha licitado la segunda fase para reconstruir el muro que encierra la quinta por un presupuesto de 149.000 euros. La obra tendrá un plazo de nueve meses y comenzará en enero.
«Todo está peor de lo que parecía», subraya la arquitecta apasionada por el trabajo que aún tienen por delante. Reconoce que tendrán que pasar muchos años y una inversión enorme antes de que Torre Arias se parezca un poco a sus primas las quintas de Los Molinos y El Capricho. Mientras el presupuesto llega a cuentagotas, allí, a apenas ocho kilómetros de la Puerta del Sol, ellos trabajan sin pausa para detener el paso del tiempo.
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