Arte, Cultura y Espectáculos
Un corte espontáneo
Hay recortes que no tienen nada de dramático. Que se lo digan a la gente de Impromadrid. La compañía regersa con «Corten», su ingenioso combate sin preparar
En fin, aquí llego yo y les cuento de qué va esto de «Corten»: ya saben, esta historia de un tipo que, bueno, cómo les explicaría... Veamos: ¿un político que tiene que explicar por qué se ha enriquecido? ¿Un futbolista en el momento clave antes de tirar un penalti? ¿Una cita a ciegas? Piensen lo que quieran y acertarán. O no. O todo lo contrario. Porque en realidad quien decidirá es el público. En eso consiste el espíritu de Impromadrid, una compañía que cada noche se sube al escenario libre de ideas preconcebidas y dispuesta a montarse una historia con los temas que el respetable proponga.
Convertida en un subgénero emergente en los últimos años, la «impro», como se la conoce en el mundillo, se ha hecho un hueco en la cartelera y son varias las compañías que la practican–en España fue pionera L'Om Imprebís, aunque tienen ya dignos sucesores– con espectáculos, «jams», combates de improvisación y otros formatos que buscan en pocos segundos cómo hacer de un tema elegido al azar, o al capricho del espectador, un «sketch» o escena teatral.
La fórmula ha ido perfeccionándose hasta llegar a montajes como «Corten», que se instala en Madrid por segundo año. Subtitulado «Las patrañas efímeras del movimiento corten», la propuesta de Impromadrid amolda la estética a la teoría: así, en la austera oscuridad del escenario vacío, el grafitero Suso33 va creando su «arte en marcha», lo mismo que hace con el vestuario Tatiana Sarabia, que juega en los trajes con la idea de las líneas de los recortables, mientras la música de la enorme banda de Nacho Mastretta –en sentido artístico, porque se trata de él solo, aunque es toda una «one-man-band»– viaja a colores jazzísticos recogiendo el guante que le lanza la compañía e improvisando a su vez con sus músicos. Y con todos ellos, los actores y directores, Ignacio López, Ignacio Solano y Jorge Rueda, se inventan mundos, cuentos, historias, siempre con humor. Así que, ya saben de qué va esto... Espero.
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