Región de Murcia

Casi 2.000 niños en la Región de Murcia padecen Trastorno por Déficit de Atención

Los expertos insisten en la necesidad de una detección precoz del TDAH para evitar problemas de conducta

Los casos de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) ascienden a unos 1.931 niños menores de 16 años que están diagnosticados y reciben un tratamiento individualizado en la Región de Murcia.

Se trata de un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por un patrón persistente de seis meses o más de inatención, inquietud e impulsividad en un grado inapropiado para su edad de desarrollo e interfiere en el normal funcionamiento de los pacientes en, al menos, dos ambientes (casa y colegio), según explica la psiquiatra jefa de Servicio de Salud Mental Infanto-Juvenil de la Región, Carmen Palma.

Antes de cuatro o cinco años es bastante difícil distinguir los comportamientos de los niños porque son muy variables. Se identifica más frecuentemente en la etapa escolar de Primaria, cuando la inatención es más destacada y deteriora su rendimiento escolar.

En este sentido, la especialista lanza un mensaje de tranquilidad a los padres, ya que suele haber confusión en los niños menores de cinco años que, a menudo, están inquietos y puede ser una conducta normal en su edad de desarrollo, sobre todo cuando empiezan a andar, y no por ello significa que padezcan TDAH.

Los tres factores que indican que se está ante un niño con TDAH son la inatención, la impulsividad y que son muy inquietos; todo ello, advierte Palma, en un grado que se caracteriza por ser inapropiado a su edad de desarrollo. «Tiene que ser un patrón muy persistente de estas conductas, de seis meses o más», precisa.

Por ejemplo, les cuesta esperar turno, se le olvida apuntar los deberes o hacer las actividades cotidianas acordes a su edad, no prestan atención o les cuesta organizar, planificar y ejecutar actividades y tareas en el colegio y en la casa, se distraen con facilidad ante estímulos externos y parecen no escuchar».

Insiste en que hay que distinguir entre lo que es un trastorno del neurodesarrollo, que se da todos los días, durante un intervalo de tiempo mayor de seis meses, de lo que es un problema emocional que tenga el niño en un determinado momento y aparezca ese comportamiento o conducta. A modo de ejemplo, explica, cuando un niño comienza a andar y corretea, pero no es un problema de hiperactividad. Además, tiene que darse tanto en el contexto familiar, como en el ámbito escolar.

Palma destaca que, con frecuencia, los padres que acuden a consulta suelen sentirse culpables porque sus hijos padecen este trastorno, pero no es algo que dependa de ellos.

Incide en la necesidad de una detección precoz de este trastorno, porque si no se toman medidas «se complica la situación con problemas en la conducta».