Javier Pérez Campos, redactor de Cuarto Milenio.

Hay “casas infectadas” que parecen sufrir una ponzoña en sus cimientos que afectan a quienes las habitan

En su libro, «Los intrusos», repasa los lugares donde los fantasmas nos acechan y dice que el misterio es “democrático”, porque no tiene que ver con las creencias, ni con el deseo de las personas

Ha hecho de guía por el Madrid fantasmal. La Puerta de Alcalá, el Retiro, la Casa de las Siete Chimeneas o Sol guardan el misterio de las almas que vuelven, la de las historias que, desde su construcción hasta la actualidad, «nos hace sentir muy cerca del otro lado». En «Los intrusos» (Planeta) aborda el fenómenos de las «casas infectadas» donde ocurren fenómenos difíciles de explicar.

–¿Los fantasmas de las casas se han alterado con el confinamiento?

–Parece que sí. Hay personas que durante el confinamiento nos han contado que su casa ya no era su casa. Hay parte que tiene que ver con el «síndrome de la cabaña», pero otra nos hablaba de la sensación de que algo o alguien habitaba con ellos y no era agradable. He podido charlar con una familia que ha pasado el confinamiento en el Parador de Mérida, un lugar construído sobre un antiguo hospital y que hoy conserva toda su estructura. Después fue un centro de internamiento para enfermos mentales y tiene historias de aparecidos, niños que corretean por los pasillos... Pues a ellos, en estos meses, les han pasado cosas y esto me ha obligado a plantearme cómo debe ser confinarse en un lugar donde uno no quiere estar.

–¿Eligen a quién se aparecen?

–No. Yo creo que lo bonito del misterio es que es muy democrático y no tiene que ver con las creencias de las personas ni con su deseo. Hay familias escépticas que se han visto sorprendidas por esto y otras que creen, que estarían deseando ver un familiar y no lo consiguen. Ocurre cuando menos lo esperas y derriba todos los esquemas. Eso es lo que me interesa del misterio, el punto de vista psicológico.

La casa de la Calle Antonio Grilo número 3
La casa de la Calle Antonio Grilo número 3Planeta

“Ponzoña” en los cimientos

–¿Hay casas asesinas?

–Yo en el libro hablo de «casas infectadas», que parecen sufrir una ponzoña en sus cimientos que afectan a quienes las habitan. Ha habido sociólogos que lo han investigado y hablan de que algunas llaman a determinadas patologías como una planta carnívora que llama a su presa para hacerse con ella. En Madrid está la famosa de la calle Antonio Grilo, número 3, donde, a lo largo de los años, se han producido varios crímenes como el de un hombre que masacra a toda su familia y sale con el cadáver al balcón. En ese mismo edificio, también, una madre da a luz a su hijo, lo mata, y lo esconde en una cómoda. Y un camisero había sido asesinado y conservó el mechón de pelo de su agresor a quien nunca se descubrió. Es un lugar donde ocurren muchos sucesos. Esto nos hace plantearnos si las paredes en las que habitamos son capaces de influirnos o producirnos algún tipo de alteración que termine después generando estos sucesos trágicos.

–¿Influyen?

–Sin duda. Si uno está cómodo en el sitio en el que vive afrontará el día con más fuerza y más esperanza que si vive en un lugar oscuro donde no quiere estar. Cuento la historia de cómo un hotel cualquiera influyó en una mente prodigiosa como la de Stephen King. Esas paredes, la recepción vacía, los pasillos larguísimos terminan produciendo un chispazo mágico en el cerebro del autor como es «El Resplandor».

–¿Hay fantasmas que vuelven con mala leche o son señales?

–Creo que, la perspectiva positiva de este tipo de apariciones, sean lo que sean, tiene que ver con cómo el testigo lo interpreta. Si uno ve a un ser querido al que ha perdido le dará una interpretación positiva. Pero si alguien se encuentra con el fantasma de una monja como ocurrió en el museo Reina Sofía, donde muchos vigilantes pidieron la baja por depresión por miedo a lo que allí sucedía, la interpretación será negativa.

-¿Aparecen o tienes que invitarles a entrar?

-Yo he estudiado mucho el mundo de las tradiciones antiguas de Rumanía que, cuando el Strigoi volvía, lo hacía llamando a la puerta o a la ventana del dormitorio. Si uno abría y le invitaba a entrar, uno estaba perdido. Porque son como almas perdidas, seres halagüeños que infectaban la casa y se convertían en los nuevos moradores. Había familias que me decían que todo empezó con una llamada a la puerta y cuando abrieron, no había nadie. Y que, a partir de entonces, comenzaron los olores fétidos, las bajadas de temperatura, situaciones raras... Era como si hubieran dejado entrar algo que termina por echar a la familia de su casa.

–Dicen que la Casa de Correos, en Sol, tuvo que ser “exorcizada”. ¿Isabel Díaz Ayuso tiene algo que temer?

–Cronistas de la Villa y Corte como Ángel del Río contaban cómo, en la Plaza Mayor, era habitual escuchar lamentos que ahuyentaban a mucha gente durante la noche. Estos lugares son recurrentes y en todo el centro de Madrid. Con lo cual, no me extrañaría nada. Espero que este tipo de manifestaciones no sean las que están aconsejando a nuestros políticos.

El mapa que muestra los restos de la Guerra Civil que aún quedan en España
El mapa que muestra los restos de la Guerra Civil que aún quedan en EspañaEmilio NaranjoEFE

-Cuenta la leyenda que Elena es la figura vaporosa de la Casa de la Siete Chimeneas que se persigna mirando al Palacio Real...

-El Palacio Real era uno de esos sitios que no era especialmente amable y que, durante su construcción, creían ver demonios y ensoñaciones extrañas que complicaron las obras. Es uno de esos sitios malditos de Madrid que hoy nos choca, porque es una construcción hermosísima, luminosa que cuesta identificar con ese pasado oscuro de la capital.

También había un fantasma por San Gines. ¿Iba a por el chocolate con churros?

–Yo si fuera un aparecido, también vendría por este tipo de cosas. Viví muy cerca de allí y, una mañana de domingo vi que un grupo de gente se puso debajo de mi casa y escuché que, en esa calle, decían que habían asesinado a muchas brujas. Me pareció una escena de película el darme cuenta que vivía en una zona maldita.

–¿Hay espejos peligrosos?

–Siempre se ha hablado de que los espejos son vías de comunicación y de contacto con el otro lado. Es importante ver cómo, en tumbas de la antigua roma es un elemento que se esculpía. Recuerdo el caso de un albergue donde hay personas que dicen haber visto cómo pasa algo a través de un espejo, y lo ven reflejado.

-Dice que es más difícil poder investigar sitios institucionales y militares. ¿Hay muchos fantasmas ahí?

-Hay mucho y lo que ocurre es que, en España, nos cuesta hablar de misterio en determinadas cosas. Hemos conseguido a veces permiso para investigar en recintos militares, cosa que nos parece una auténtica maravilla y muestra que estamos en un punto importante y hemos naturalizado ciertas cosas. Pero sigue habiendo sitios donde nos cuesta investigar. Una vez, recuerdo que intentamos investigar en unas dependencias de Marbella y nos dijeron en el Ayuntamiento que bastante tenían con los fantasmas de dentro como para tener los espectrales y que aquella publicidad no les convenía.

-Como Harry Potter ¿hay personas que tienen algún poder fuera de lo común?

-Hablo mucho del cine y el misterio. Tenemos la sensación que cuando nos cuentan algo fuera de lo común es que esa persona ha visto muchas películas, pero para rodar Poltergeist se habían documentado en casos de familias que habían tenido que abandonar su hogar, donde aparecían huesos, lugares erigidos sobre cementerios indios. ElSexto sentido bebe de una historia real que le sucede a su director con una niña fantasma. La realidad es la que modela las mentes. Las historias más potentes están en la realidad.

-Si se encontrara con un fantasma. ¿Qué le gustaría que le contara?

-Que me contara qué hay al otro lado, dónde vamos, quién está ahí, dónde pasan el tiempo y como lo pasan, en el caso de que exista el tiempo allí. Me gustaría saber si anhelamos algo cuando estamos ahí, si vamos a estar o si hay algún tipo de selección.

–Habla de la importancia de perdurar. ¿Los fantasmas que vuelven es porque no quisieron marcharse nunca?

–Esa parte del libro la escribí en el hospital, pocas horas antes del nacimiento de mis dos hijos y tengo en la mente el significado de lo que es perdurar, del legado que yo dejaré y cómo recordarán. Perdurar hasta el infinito es el gran anhelo del ser humano y quizá el gran enigma de los intrusos.

Fachada del Palacio de Linares, en Madrid
Fachada del Palacio de Linares, en MadridTurismo de MadridArchivo

El Madrid de los misterios

Palacio de Linares

«Es emblema del pasado aristocrático, tiene maravillas»

Cuenta la leyenda que los marqueses de Linares y su hija Raimundita tuvieron una tormentosa existencia. Por eso, sus fantasmas vagan por el palacio familiar entre quejas y llantos. Para Pérez Campos, el Palacio de Linares es una parada por las maravillas que se debieron destruir, y que debía existir a lo largo del Paseo de la Castellana. «Sería uno de los emblemas del pasado aristocrático». Destaca que hay guías que, incluso, sin hacer el recorrido de los fantasmas, «te cuentan las historias que hay en él».

El Parque de El Retiro

«Son misterios más luminosos, como el del duende paseante»

El Parque de El Retiro, «está lleno de historias, pero amables». Es un «misterio más luminoso». El pulmón de la ciudad, guarda la leyenda de un duende, que enloqueció a los jardineros de Palacio porque paseaba por allí en el s.XVIII y al que se le erigió una escultura. Muchas parejas auguraron que habían sentido su presencia. Y es que, quien logra verlo, será bendecido con la suerte de mantener una relación dulce y estable. Otra es la estatua del Ángel Caído, del que «decían que podría haber una de las bocas del infierno».

Cementerio de la Almudena

«Hay tumbas que son una obra de arte e historias curiosas»

Pérez Campos reconoce que puede ser un punto «controvertido», pero tiene su «toque de misterio». Lo recomienda por salirse de lo normal. «Hay tumbas que son una auténtica obra de arte e historias curiosas». Una de ellas es la sepultura a la que dos cachorros acudían a visitar a su dueño. Los perros fueron esculpidos como homenaje. También, destaca, la de un niño que fue enterrado en la zona más antigua del Campo Santo donde hoy puede verse una fotografía postmorten. «Era una manera de inmortalizar el alma».