Fecha clave
La historia de los otros 4-M: Del atentado a Isabel II a “La verbena de la Paloma”
Un magnicidio errado, incendios, hitos en infraestructuras, algo de zarzuela y sí, otra victoria electoral; y sí, del mismo partido. Una fecha primaveral que acumula acontecimientos de todo cariz. Y para seguir
Pasará el tiempo y en la memoria quedará fijado –para todos–, un 4-M electoral en la Comunidad de Madrid de relevante repercusión. Para algunos, lo acaecido estos días, es un respaldo relevante para continuar y profundizar en las políticas puestas en marcha durante los dos pasados años. Para otros es un poner el contador electoral a cero ante la debacle sufrida. A la victoria incontestable de Isabel Díaz Ayuso le llegan, aún hoy, análisis y búsqueda de explicaciones, más o menos acertados, más o menos distorsionados por el cristal político con que se observa. Sea como fuere. Esa expresión tan manida pero cierta, de que «ha entrado en la historia» es una verdad sin asomo de duda
Este 4-M que marcará nuestro inmediato futuro, tuvo también otras tantas fechas que significaron un cambio radical para los que lo vivieron, padecieron o les cambió la vida (para mejor o peor).
De reinas de España a habitantes de un Vallecas aislado y que pugnaba por salir adelante en tiempos muy complicados. Un cuatro de mayo que sin duda se mantuvo en la retina, durante años, de una joven Isabel II, que en tal fecha de 1847, con 16 años, sufrió un atentado en plena calle de Alcalá. En el momento del atentado, la monarca regresaba de dar un paseo y viajaba en un carruaje descubierto. No llevaba escolta. Todo era propicio para una emboscada. Y así sucedió. Se escucharon dos detonaciones que alarmaron a los allí presentes, pero que no causaron ningún herido.
La propia reina afirmó que había sentido cómo las balas pasaban junto a ella, tras unos tiros que sucedieron cuando su carruaje pasaba al lado de una berlina que se encontraba aparcada en la calle y ocupada por Ángel de la Riva. Este hombre, posteriormente juzgado por este intento de asesinato, era un abogado y periodista de Santiago de Compostela, redactor del periódico «El Clamor Público» y descendiente de una familia, como entonces se decía, «con posibles». El 6 de mayo fue detenido. En la calle se encontraron algunos desperfectos en una fachada cercana, probablemente por impactos de bala, y la berlina alquilada regresó al garaje con restos de algún tipo de polvo en una de sus ventanillas, según declaró el dueño de la empresa al ser interrogado. De la Riva tenía billetes para viajar a Galicia en los próximos días. El detenido defendió que alquiló la berlina para dirigirse a una galería de tiro y se detuvo en el camino porque sufrió uno de los ataques epilépticos que le sucedían en ocasiones. Fue condenado a muerte tras el juicio. Una pena que no llegó a ejecutarse porque se conmutó con una pena de prisión y posteriormente se redujo a una pena de destierro. A pesar de esto, el detenido no tuvo que cumplir aquella pena impuesta, ya que fue indultado por la propia reina Isabel II. Sucedió en el año 1849, a través de un documento en el que se detallaba la voluntad de la joven monarca y el beneplácito de su madre y antigua regente, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.
Un 4 de mayo de muy distinto cariz fue el que vivió Madrid en las inmediaciones de la plaza de las Salesas. Entonces, en 1915, un incendio arrasó el convento de la Visitación de Nuestra Señora (también llamado Palacio de las Salesas de Madrid), un conjunto arquitectónico fundado en 1748 y formado por un convento, un palacio y una iglesia. En la actualidad, dicha iglesia acoge la parroquia de Santa Bárbara, y el resto conforma la sede del Tribunal Supremo. Al parecer, el fuego se inició en los archivos del Supremo, localizados en la buhardilla que daba a la fachada del reloj, probablemente debido a una viga quemada por las chispas de alguna chimenea o de los cables eléctricos, y enseguida se propagó por todo el edificio.
El inmueble quedó prácticamente destruido, aunque la iglesia no resultó afectada. Por suerte, la rápida intervención de los magistrados, funcionarios y guardias civiles que vivían allí, así como de los vecinos de la zona, permitió salvar la mayor parte de los documentos y las obras de arte que albergaba el palacio, depositadas allí por el Museo del Prado. En otro cuatro de mayo, de carácter más emprendedor y constructivo, se inauguró, en 1923, el tramo Atocha-Vallecas de la actual línea 1 de Metro. La nueva línea respondía a las demandas de los vecinos de Pacífico y Puente de Vallecas que deseaban poder contar con un medio de transporte que les permitiera trasladarse rápidamente al centro de la ciudad para poder trabajar. La línea contaba con 2,3 kilómetros de longitud y tres nuevas estaciones: Menéndez Pelayo, Pacífico y Puente de Vallecas, ubicadas a una distancia media de 700 metros entre sí.
Un cambio y una comodidad radical para unos vecinos de un barrio, Vallecas, en el que seguro que muchos vieron o asistieron al estreno, años más tarde, en otro 4 de mayo, pero de 1964, de la película «La verbena de la paloma», de José Luis Sáenz de Heredia, protagonizada por Concha Velasco y Vicente Parra. Todo un éxito de público y taquilla, como se diría por entonces, y que marcaría la carrera de ambos protagonistas y daría aire al género de la zarzuela, ya por entonces en cierta decadencia. Y cerramos con otra victoria electoral el repaso a un 4 de mayo para la historia: el triunfo de José María Aznar, allá por 1996, tras catorce años de gobierno socialista de Felipe González. Una victoria para muchos premonitoria de la que aún se celebra en la calle Génova, protagonizada por Díaz Ayuso.
En el aire todavía resuenan las palabras de Pablo Iglesias en el Congreso con aquello, dirigido al PP, de que «ustedes no volverán a gobernar». Era septiembre pasado. En este 4 de mayo –y esto también puede ser otra fecha para la historia–, lo que quedó claro es quién no va a gobernar. Quién ha quedado descabalgado de la historia.
✕
Accede a tu cuenta para comentar