Madrid

Bloqueados en el Whatsapp

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, consulta el móvil en 5th Avenue de Nueva York
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, consulta el móvil en 5th Avenue de Nueva YorkSam Simmonds. PoolEuropa Press

Mientras atraviesan sus horas más bajas los partidos que trajeron, o eso dicen, la «nueva política» a esta tierra de bárbaros antidemócratas –Ciudadanos desaparecido de la Asamblea de Vallecas y Podemos amenazado por el viejo-nuevo invento de Yolanda Díaz de cambiarle el nombre a las cosas, trampantojo que ha demostrado su fracaso en el pasado reciente, pregúntenle si no a Manuela Carmena–, parece que hemos entrado en una nueva fase. Reconozco que ésta yo no la vi venir. La fase, realmente inquietante, en la que el debate político y mediático se sostiene –se sumerge, más bien, o se entierra, directamente– en torno a los contactos que nuestros dirigentes políticos tienen bloqueados en el whatsapp. Que en parte es lógico.

Porque el debate público hay que animarlo con algo en un país y en una región sin apenas problemas. No es como si, por poner un ejemplo, estuviésemos aún en mitad de una pandemia. O como si nos azotara una crisis económica. Aquí no ocurre eso. Las cifras del paro nos sitúan ya a las puertas del pleno empleo y el precio de la luz está por los suelos. En este contexto es normal que nos entretengamos con debates adolescentes. Como ahora la política se rige por tendencias, me temo que seguiremos hablando durante más días de la «guerra del whatsapp» y de los contactos a los que supuestamente ha bloqueado la presidenta Ayuso en su móvil.

Aunque también es posible, ojalá, que hablemos de los problemas de la gente. El paro, la luz, los atascos, las terrazas. Evitaríamos así que la discusión política se parezca cada día más a una tertulia futbolística. Y hablando de fútbol y de política: ¿se imaginan a Simeone dejando en el banco a Luis Suárez? ¿O a Ancelotti prescindiendo de Benzema? Yo tampoco me lo planteo. Y es un alivio que eso no pase en nuestra política. ¿O sí?