Movilidad
Los vecinos de Centro que no quieren vivir en un plató 24 horas
Denuncian que el exceso de rodajes en sus calles provoca problemas de movilidad y de convivencia
El pasado jueves 12 de mayo, algunos vecinos de Distrito Centro se congregaron en el cruce entre las calles Zurita y San Eugenio con el fin de visibilizar su objetivo: recuperar sus barrios y, en especial, sus aparcamientos. Debido a la alta afluencia de gente, este distrito es una de las zonas más golosas de la Comunidad de Madrid para el ocio, la restauración y para abrir todo tipo de negocios... Para los rodajes cinematográficos, desde hace unos meses, también. «De los creadores de Parque temático Centro, ahora nos llega... plató cinematográfico dentro», reza el cartel de la convocatoria del jueves.
La cantidad de producciones que se han concentrado a lo largo de los últimos meses, además de ser un signo de la recuperación económica postpandemia, se traduce en un problema de movilidad y accesibilidad para los vecinos de toda la vida, en una emblemática zona en la que cada vez hay más turismo y menos residentes permanentes. «Estamos aquí para llamar la atención de las instituciones y de la opinión pública sobre el problema que tenemos con el incremento de los rodajes cinematográficos del distrito centro. El vecindario no está en contra, pero se está proyectando estos rodajes sin ningún plan o cordinación para que vecinos y vecinas podamos ordenar nuestras vidas», relata a LA RAZÓN Adrián, de la asociación Sol y Barrio de las Letras, uno de los colectivos convocantes de la concentración.
Según explica, el problema va más allá de los aparcamientos: es también un obstáculo a la movilidad con los continuos cortes de las calles que se suman al «agobio del trajín diario». «Llegamos a tener dos cortes por semanas, hay que ir a otros sitios a aparcar y por ejemplo a las perosnas mayores les hace dar bastante rodeos», señala Adrián.
Según compartieron otros vecinos, con dos o tres días de antelación, se colocan las vallas como advertencia de lo que va a ocurrir. Respecto a la respuesta dada desde el Ayuntamiento, Adrián explica que el miércoles 11 de mayo acudieron al pleno para conseguir algún tipo de respuesta por parte del concejal del Distrito Centro, José Fernández Sánchez, responsable también del Distrito Salamanca, y no solo no las obtuvieron, sino que fueron acusados de estar «en contra tanto de la cultura» como de la «reactivación económica». Desde la asociación, insisten en poner en valor lo que aporta a la ciudad este tipo de producciones, pero reclaman unas calles más despejadas, que no se encadenen rodajes y tener alternativas para aparcar.
Alternativas y regulación
En esa línea, proponen que el Ayuntamiento les dote de vales para utilizar los aparcamientos públicos de la zona, puesto que llegan a «perder entre 10 y 15 aparcamientos diarios» a consecuencia de los rodajes. Creen que el modelo idóneo sería uno en el que hubiese un «equilibrio notorio entre este tipo de actividades económicas y el descanso de los vecinos». En la actualidad, algunos describen el día a día como «una gymkana» y añaden a los rodajes las terrazas sin licencias y los patinetes aparcados en las aceras.
«Aquí vive mucha gente mayor y no se tiene en cuenta su accesbilidad», apunta Marian también de la asociación. La presión para aparcar en el centro es enorme y esto lo empeora y hace que la única alternativa sea pagar plazas privadas».
Despejar el centro de Madrid
Respecto a ese mismo problema, José Luis, otro de los vecinos, destaca que esta circunstancia deriva también en un problema económico para los vecinos. «Se llevan en masa los coches de los vecinos en cuestión de horas. Por ejemplo, a mí me ha pasado alguna vez, porque no lo muevo a diario y no me entero de cuándo los van a quitar. Esto se traduce en multas de unos 200 euros, además de tener que ir a recoger los coches», describe. Por todo ello, cree que el centro de Madrid no puede soportar toda la presión con la que carga actualmente y aboga por potenciar otras zonas de la ciudad bajo la premisa de que «todo no cabe en el centro». «Si traes todos los negocios a un barrio tan minúsculo, lo destruyes. Muere la vida, las familias se trasladan, algo que tampoco le gusta a los turistas». Por ello, propone que se dinamicen otros barrios, como Salamanca, Chamberí o Arganzuela. «Entendemmos que la vida cambia, pero las administraciones deben velar para que se haga sin empeorar las vidas de los vecinos de toda la vida, al igual que ocurre con las cocinas fantasmas: se colocan en edificios residenciales, con motos en la puerta, ruidos, olores... las administraciones deberian cuidar para que esto no sea así, la vida debe ponerse primero», concluye.
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