Reportaje

Cuando la profesionalidad no entiende de etiquetas

Envera Gastro, en el Centro Cultural Gloria Fuertes, es la primera cafetería gestionada por personas con discapacidad

En un rincón del distrito de Barajas, dentro del Centro Cultural Gloria Fuertes, ha abierto sus puertas una cafetería que está revolucionando el concepto de inclusión laboral. Se llama Envera Gastro, y es mucho más que un lugar para tomar un café o comer una hamburguesa. Es un espacio donde cinco personas con discapacidad demuestran cada día que la profesionalidad no entiende de etiquetas y que la hostelería puede ser un escenario ideal para la igualdad real. Impulsado por Envera –entidad que lleva más de 45 años luchando por los derechos y la integración de las personas con discapacidad–, este proyecto es el resultado de años de formación, esfuerzo y una visión clara: que todo el mundo, independientemente de sus capacidades, pueda tener acceso a un empleo digno, de calidad y sostenible. Al entrar en Envera Gastro, uno no se encuentra con discursos, sino con hechos.

Un mostrador lleno de bollería fresca, el aroma de café recién hecho y el murmullo de vecinos, estudiantes y trabajadores del centro cultural que ya han convertido este rincón en parte de su rutina. Todo esto es obra de un equipo pequeño, pero comprometido y formado hasta el último detalle. «Aquí no se trabaja desde la caridad, sino desde la profesionalidad», explica David Ferrero, Subdirector de Comunicación y RSC de Envera Gastro. «Cada uno de los trabajadores ha pasado por un proceso de formación, muchos de ellos a través de nuestro curso de cocina para personas con discapacidad intelectual. Algunos ya tenían experiencia previa en hostelería, otros no, pero aquí han podido poner en práctica sus conocimientos y seguir creciendo». Ese crecimiento se traduce en lo que los clientes ven: una atención cuidada, platos sabrosos y un ambiente acogedor. Pero también en lo que no se ve, como el apoyo constante de un equipo que acompaña a estos profesionales en su día a día, asegurando que se sientan seguros, valorados y capaces.

Primera cafetería gestionada por personas con discapacidad en el Centro Cultural Gloria fuertes @ Gonzalo Pére
Primera cafetería gestionada por personas con discapacidad en el Centro Cultural Gloria fuertes @ Gonzalo PéreGonzalo Pérez Fotógrafos

Daniel es uno de los rostros que da vida a Envera Gastro. Llega temprano para preparar los desayunos: pan para tostadas, bollería casera, todos los ingredientes para los bocadillos y sándwiches que puedan pedirles a lo largo de la mañana, y sobre todo, su especialidad, la tortilla de patatas, que ya es famosa entre los clientes. «Caramelizo la cebolla antes, y dejo que la patata pochada repose con el huevo. El calor hace que coja cremosidad. En el curso de cocina me enseñaron un truco y es identificar cuándo empieza a estar hecha por el olor. Cuando noto que está en el punto perfecto, le doy la vuelta. La de hoy me ha quedado un poco hecha, pero siempre intento que quede jugosa», cuenta con detalle a este periódico. Antes de estar en Envera Gastro, Daniel ya sabía cocinar, gracias al curso de cocina de Envera que le dio la preparación completa. «De lo que no tenía ni idea era de atender la barra y, gracias a este trabajo, he descubierto que me encanta. Aquí todos hacemos de todo, y los jefes son muy buenos, siempre están apoyándonos».

Primera cafetería gestionada por personas con discapacidad en el Centro Cultural Gloria fuertes @ Gonzalo Pére
Primera cafetería gestionada por personas con discapacidad en el Centro Cultural Gloria fuertes @ Gonzalo PéreGonzalo Pérez Fotógrafos

Una de sus compañeras es Luz, que también había trabajado antes en cafeterías, pero como bien nos asegura, muy diferentes a esta. «Aquí nos ayudamos entre todos, repartimos las tareas y lo que más me gusta es que cada día aprendo algo nuevo. No sabía hacer tortilla, y gracias a Dani, ya me sale bastante bien», dice entre risas. Luz destaca el ambiente que se ha creado con los vecinos del barrio: «Las primeras semanas hemos estado más tranquilos, el tiempo tampoco acompañaba, pero cada vez viene más gente. Estudiantes, vecinos, el personal de la biblioteca...». Y de lo que más piden, destaca: «Les gusta el sándwich mixto con huevo que preparamos, muchos vienen a tomarse su café de la tarde y otros a desayunar. Ya vamos teniendo clientes habituales, que se van muy contentos y nosotros más». Aunque hay dos turnos, lo que diferencia a este equipo de cualquier otro es que no trabajan por separado, sino todos a una. «Esto es como un puzle», dice Emilio, otro de los empleados. «Donde uno flojea, otro apoya. Así es como tiene que funcionar un equipo».

Cocina con corazón y cabeza

Envera Gastro no solo apuesta por la inclusión, sino también por la sostenibilidad. «Es un proyecto sostenible porque está basado en la innovación y responde a una necesidad real del mercado», afirma David. «Aunque seamos una organización sin ánimo de lucro, trabajamos con los mismos estándares de calidad que cualquier empresa del sector. Todo lo que se ingresa se destina a los sueldos de las cinco personas que trabajan aquí. La Junta Municipal de Barajas ha cedido el espacio y, como todo lo que hacemos, el proyecto tiene impacto social, no ánimo de lucro».

Primera cafetería gestionada por personas con discapacidad en el Centro Cultural Gloria fuertes @ Gonzalo Pére
Primera cafetería gestionada por personas con discapacidad en el Centro Cultural Gloria fuertes @ Gonzalo PéreGonzalo Pérez Fotógrafos

Además de café, bocadillos y tortillas, el menú se amplía con opciones saludables y sabrosas. Emilio lo explica mientras organiza la cocina: «Ahora mismo estoy preparando unas hamburguesas con patatas para una mesa de seis que nos llega ahora. Es bonito ver cómo la gente llama para reservar, para desayunar o comer, para no quedarse sin mesa. Se puede decir que ya formamos parte del barrio». Él mismo reconoce que este proyecto le ha cambiado. «Hace años trabajé en un restaurante, en la barra, pero ahora me estoy reciclando. Aquí he descubierto que también me gusta la cocina, aunque reconozco que es mi talón de Aquiles. Me estoy esforzando mucho y gracias a la ayuda de mis compañeros estoy aprendiendo a pasos agigantados. Yo les ayudo en lo que sé, y ellos me ayudan a mejorar. Así crecemos todos».

Montaña de prejuicios

Este modelo no solo ha cambiado la vida de sus trabajadores, sino que también ha demostrado que con voluntad institucional y compromiso social se pueden romper barreras. «El Ayuntamiento, la Junta Municipal y el Centro Cultural se han convertido en aliados imprescindibles. Son un ejemplo de que la inclusión social y laboral es posible y de que se puede derribar una montaña de prejuicios», explica David. Este proyecto, que nace de una necesidad real –la de encontrar salidas laborales para personas con discapacidad intelectual–, es solo el principio. Envera ya sueña con replicarlo en otros centros culturales, en otros distritos y , ¿por qué no?, en más ciudades. «Ojalá esta cafetería sea la primera de muchas», dice David. «Porque esto no va de dar oportunidades desde la compasión, sino de generar valor, calidad y buen servicio. Y eso ya lo están reconociendo nuestros clientes».

Primera cafetería gestionada por personas con discapacidad en el Centro Cultural Gloria fuertes @ Gonzalo Pére
Primera cafetería gestionada por personas con discapacidad en el Centro Cultural Gloria fuertes @ Gonzalo PéreGonzalo Pérez Fotógrafos

En tiempos donde la palabra «inclusión» muchas veces se queda en el papel, Envera Gastro la sirve cada día en forma de desayunos, tortillas, sonrisas y profesionalidad. No es una cafetería al uso. Es una experiencia que cambia vidas: las de quienes trabajan allí y las de quienes cruzan sus puertas y descubren que el talento no tiene etiquetas. «No me gusta la palabra ‘‘demostrar’’ o ‘‘hacernos valer’’, porque las personas con discapacidad solo tenemos que demostrarnos a nosotros mismos que valemos», reflexiona Emilio. «La sociedad aún tiene muchos prejuicios, pero este proyecto es una gran oportunidad para nosotros, de demostrarnos que podemos hacer varias cosas a la vez, interactuar con la gente y tener responsabilidades. Hacer trabajos más complejos y crecer en ellos, no quedarnos atascados en trabajos más simplones».

Si tienen dudas, basta con pedir una ración de tortilla. No solo probará uno de los platos más sabrosos del barrio, sino que saboreará un proyecto que ha llegado para quedarse. Un proyecto que nos recuerda, bocado a bocado, que la inclusión no se dice: se cocina.