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Historia

El instituto de Madrid que fue palacio y temible checa

Un magno espacio palaciego que vivió dramáticos acontecimientos durante la Guerra Civil

Palacio, checa e instituto a un paso de Colón BNE

Un palacio, en pleno barrio de Salamanca, que es historia de Madrid. Y recuerdo, pues como tantos otros edificios, desapareció víctima de la piqueta y de un desarrollismo mal entendido que acabó con una parte excepcional del patrimonio arquitectónico de la capital.

Este palacio de Villapadierna, es posible, a buen seguro, que esté en el recuerdo visual de muchos, ya que su fin llegó en los años sesenta del siglo XX. La construcción de este enorme edificio se inició en 1892. Fue levantado como residencia privada de los condes de Villapadierna, y lindaba con las calles de Goya, Lagasca y Claudio Coello. Un espacio cercano a lo que entonces era la Casa de la Moneda, que estaba en Colón, y que hoy se ha convertido en una de los espacios más demandados y cotizados de la capital.​

El edificio fue proyectado por el arquitecto leonés Juan Bautista Lázaro en un estilo ecléctico. Unas formas y un gusto constructivo que eran las más extendidas en ese Madrid de finales del siglo XIX.

Una estructura reconocida y reconocible pues la cubierta estaba resuelta mediante una azotea rematada con dos cúpulas de cuatro aristas revestidas de tejas de pizarra. Balaustradas, ladrillos y sillería daban al palacio un aspecto regio, en el que no desmerecía el adorno y muebles del interior.

Un palacio que estuvo, como tantos otros en el Madrid de los años 30, marcado por la Guerra Civil. Tanto el palacio como la familia Villapadierna. Quizá entre sus miembros más conocidos y que alcanzaron mayor relevancia social estaba José María Padierna de Villapadierna. Corredor laureado de coches de carreras, su nombre estuvo ligado a firmas como Bugatti, Alfa Romeo o Maserati en los principales circuitos de Europa. Una vida marcada por el deporte y la hípica, además de por sus relaciones con la jet set internacional, pero que no pudo escapar a un destino trágico.

En 1936, con el estallido de la Guerra Civil, milicianos de la UGT se incautaron del palacio de Goya y fusilaron a su hermana María del Carmen, a sus tíos y a su primo Ramiro, además de a otros miembros de la familia refugiada en el palacio.

Instituto Beatriz GalindoAgencia EFE

El edificio, durante la Guerra Civil, fue ocupado por organizaciones revolucionarias, siendo convertido en una checa, de infausto recuerdo, durante un tiempo.​ Así las cosas, acabada la contienda, en 1940 pasó a convertirse provisionalmente en el Instituto Femenino de Enseñanza Media «Beatriz Galindo», hasta que el Ministerio de Educación expropió definitivamente el palacio a la familia del Conde de Villapadierna en 1944. Una situación que muchos atribuyen a las malas relaciones de José María Padierna con altos responsables del nuevo régimen.

Así las cosas, el edificio se utilizó como centro educativo durante un cuarto de siglo, siendo mínimamente acondicionado y dotado progresivamente de construcciones anexas para absorber el creciente número de alumnas.

Pasado el tiempo y ya en pleno desarrollismo, el palacio fue derribado en 1966, dando paso un nuevo edificio de arquitectura más acorde -en opinión de los que en aquel entonces tomaban las decisiones-, al destino que se le quería dar como centro de enseñanza, y reconocido por todos, durante generaciones, por albergar el Instituto Beatriz Galindo hasta la fecha.

El derribo del palacio de Villapadierna privó así a Madrid de una de las pocas obras palaciegas del genial arquitecto leonés Juan Bautista Lázaro. De él nos queda, en otro orden de construcciones, la iglesia de La Milagrosa, en el distrito de Chamberí, y el recuerdo de un raro taller de vidrieras para sus construcciones que levantó en la calle Ayala.