Trágica historia

Violencia y asesinatos en el pasado de la Real Compañía Asturiana de Minas en Madrid

Uno de los grandes ejemplos en la capital de la arquitectura ecléctica, de clara influencia francesa, alberga un pasado feroz

Imagen antigua de la sede de la Real Compañía Asturiana de Minas en Madrid
Imagen antigua de la sede de la Real Compañía Asturiana de Minas en MadridEfe

Estamos ante uno de los grandes ejemplos del Madrid burgués de finales del siglo XIX. La Real Compañía Asturiana de Minas fue de los primeros edificios de importancia que se levantaron en la plaza de España. Son 3.800 m² de estilo ecléctico monumental o alfonsino, nacido durante el reinado de Alfonso XII. Todo muy al gusto francés, que tanto gustó a la aristocracia y burguesía de aquel Madrid de la Restauración, convertido este edificio en una de las mejores muestras de la arquitectura finisecular decimonónica.

Sede de la Real Compañía Asturiana de Minas en Madrid
Sede de la Real Compañía Asturiana de Minas en MadridEfe

La parte principal dispone de 2500 m² en tres pisos de aproximadamente 770 m². Unas dimensiones considerables para la época. En la fachada se combinan la piedra y el ladrillo y está rematado por una cubierta en mansarda con buhardillas de cinc (pizarra), típicas de la arquitectura francesa. Está ornamentada con ménsulas de angelotes, personajes mitológicos y motivos vegetales. Una profusión de decoración que lo hacía único en aquel Madrid. Los balcones tienen también unas balaustradas muy decoradas para mostrar la riqueza del propietario. Conserva unas magníficas vidrieras clasicistas en escalera y portal firmadas por Maumejean en 1899.

Los tres torreones, más alto el central, están cubiertos por cúpulas de casco. Fiel a su destino industrial, tiene un almacén de 1300 m², compuesto por la planta baja del edificio y la nave trasera. Se asienta sobre una estructura de piedra de cantería, con formación de arcos de medio punto, de hierro y cristal. Lujo y fuerza en una construcción que, además de sede de la compañía, quería mostrar a todos la fortaleza de la empresa que lo animaba. Un mensaje claro y directo a los inversores y posibles accionistas.

Una obra que fue de Manuel Martínez Ángel, un arquitecto español al que, más allá de este edificio, se le conoce otra obra de relevancia, el Instituto Rubio (también conocido como Clínica de la Moncloa o, por su nombre más completo, Instituto de Terapéutica Operatoria). Una institución médica creada por el doctor Federico Rubio y Galí para la enseñanza de las técnicas operatorias, y ubicada desde el año 1896 en la zona de la Ciudad Universitaria de Madrid. De aquel Instituto Rubio nada queda, pues estaba situado en zona de la Ciudad Universitaria, campo de batalla de la Guerra Civil. Hoy en día, en ese lugar se levanta la Clínica de la Concepción.

Imagen de conjunto de la sede de la Real Compañía
Imagen de conjunto de la sede de la Real CompañíaEfe

Con todo, más allá de la importancia arquitectónica de la construcción, ésta tiene, como decíamos, un destino trágico protagonizado por el arquitecto que la levantó. Un lunes 16 de octubre de 1933, Manuel Martínez Ángel salió de su casa a las 11 de la mañana. En la acera, a las puertas del edificio de la Real Compañía Asturiana de Minas, Manuel Lillo Callejón, un joven alumno suyo, sacó una pistola y disparó contra él, provocándole la muerte. El motivo del asesinato fue haberle suspendido en unas oposiciones de arquitecto municipal al Ayuntamiento de Madrid. Tras haber acabado con la vida del arquitecto, giró el arma contra él, la metió en la boca y se disparó otro tiro, falleciendo en el acto.

Con todo, no fue esta la única historia trágica y fatal del inmueble. En la sede de Real Compañía de Asturianas Minas, también fue asesinado el anterior director de la misma, en julio de 1916. Respondía al nombre de José García Lomas. Fue asesinado, con dos tiros, por un obrero de la casa, llamado Fernando Ceballos, que también se suicido después del asesinato. Los motivos de la agresión fuero haber sido despedido. Un pasado violento que muchos desconocen, al volver a pasear por una remodelada plaza de España, en el que el edificio de la Real Compañía Asturiana de Minas ha quedado como recuerdo del genio constructivo de Manuel Martínez Ángel.