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Sábanas, toallas y manteles de hoteles para sentirse en cas

Ilunion TextilCare pone a punto ropa blanca y profesional de hoteles, hospitales e industrias

Planta de Ilunion Textil Care de Madrid IlunionTextilCare

Si algo tiene que estar en perfectas condiciones en un hotel, son las sábanas y las toallas. En un hospital, además, el vestuario del personal sanitario. Y en un restaurante, los manteles y las servilletas. A todos estos establecimientos, más sociosanitarios e industrias, dan servicio de lavado y planchado las 45 plantas de tratamiento textil, -lavandería a gran escala-, que Ilunion TextilCare tiene distribuidas por diferentes puntos de España.

Empresa del Grupo Social ONCE, desde que en 1992 inaugurara su primera lavandería industrial ha evolucionado hasta convertirse en la marca Ilunion TextilCare, manteniendo en primer término su objetivo principal: «crear empleo para personas con algún tipo de discapacidad e inclusión de población vulnerable», en palabras de David López Pachón, su director general.

Un objetivo que combinan con los de rentabilidad «que necesitamos para reinvertir hasta el último euro», gobernanza y una gestión ambiental que reduzca los impactos de su actividad a todos los niveles: huella de carbono, consumo de agua y eléctrico y generación y gestión de residuos.

En dos horas, como nuevo

La planta de Ilunion TextilCare de Madrid es una muestra de cómo es el proceso que lleva a los 18.000 kilos de ropa blanca sucia que entran un día cualquiera (más de 240.000 toneladas en total el año pasado) a salir a las 24 horas limpia y planchada camino de los 36 hoteles a los que da servicio.

El proceso «de clasificación, lavado, planchado, doblado y colocado en sus respectivos carros – detalla López Pachón, que nos guía en una visita a la planta- se hace en dos horas. Para la recogida y entrega, aplicamos la logística inversa: devolvemos la ropa limpia en el mismo viaje en el que recogemos la sucia para optimizar el transporte».

Todo el proceso se realiza con máquinas específicas que lavan, planchan y doblan las prendas, con la imprescindible participación de los operarios. Estos recogen los cestos de los camiones, clasifican toallas, sábanas y manteles, alimentan los túneles de lavado, equipos de planchado, (técnicamente, calandras) y doblado y las colocan en sus correspondientes carros.

En los dos últimos años han hecho una renovación de la maquinaria de lavado, equipado con sistemas de recuperación de agua de la que consume unos 5 litros de agua por kilo lavado, y planchado, con menor consumo de gas y energía, Todo ello ha reducido el impacto global de la planta al alcanzar reducciones «del 30% en consumo de combustible, 25% del de agua y 20% del eléctrico».

Para que nada se traspapele, cada sábana, cada toalla, etc. tiene un chip que identifica a qué establecimiento pertenece. Sistema de trazabilidad que si ya pasa su prueba diaria los días normales, no digamos los días en los que llegan a entrar y salir hasta 22 toneladas de ropa: «hay épocas al año de máxima demanda: los meses de marzo, abril, septiembre y octubre, por ferias, congresos, partidos de la Champions, conciertos o la semana del Orgullo.